sábado, 20 de abril de 2013

Sentimiento Oculto parte 2


A la mañana siguiente un invitado inesperado llego a la mansión, se trataba de Leonard Freud, el mismo shinigami que había intentado llevarse a Jill, ahora volvía pidiendo refugio, Jill había compartido el almuerzo con el preguntándole cosas acerca del mundo shinigami, Saine lucia molesto y a Yue parecía no agradarle en absoluto que ese shinigami estuviera ahí de nuevo.

Saine se la paso hostigando a Jill reclamándole el hecho de que ella fuera encimosa, pero Jill se sentía incomoda ella solo tenía curiosidad, le había preguntado a Yue lo que ella quería saber, pero el mayordomo no podía responder absolutamente todo acerca de los shinigamis. Se molesto con Saine por decirle tales cosas, pero a la vez quería consultarlo con Yue, se sentiría muy mal con ella misma si el llegase a pensar lo mismo de ella.

Se sintió mejor cuando Yue le dijo que lo había hecho solo por curiosidad, aun así Saine siguió hostigándola, pero repentinamente se debilito, había perdido demasiada fuerza sin notarlo al ir a rescatar a Jill, Yue trato de hacer algo por el compartiendo algo de su sangre, como resultado, Saine obtuvo un cuerpo solido, dejando de ser solo una presencia astral.

Por medio de Leonard Saine se entero que una antigua enemiga iba tras de Jill, Leonard había escapado del mundo shinigami después de recibir un castigo, y solo lo había hecho para poder advertirle del peligro que corría. Jill curo las heridas de Leonard, mientras que Saine decidió entrenar arduamente a Jill para que aprendiera a usar sus poderes como debía.

Jill intentaba hacerlo lo mejor que podía pero simplemente terminaba herida y no prestaba mucha atención, Yue la llamo a desayunar a lo que ella boto todo de inmediato para entrar a casa. Saine también estaba hambriento pero el mayordomo no le dio nada de comer, y le dijo a Jill que tampoco lo hiciera, pero la pequeña shinigami se compadeció y le dio un trozo de su pastel. Yue la descubrió y salió al jardín con un semblante muy serio.

Jill salió detrás de el abrazándolo por la espalda, temblaba al hacerlo, tenía miedo de que Yue se hubiera molestado con ella.

-          pequeña dama... haría el favor de soltarme... así no podre ir a la ciudad por mas ingredientes para la comida o la cena- le dijo mirando su reloj, tomo las manos de Jill haciendo que lo soltara

Jill sintió esta acción como una fría puñalada, se aferro de nuevo a él dándole a entender que no lo soltaría

-          llévame- le suplico- llévame contigo entonces
-          pequeña dama... tengo que ir yo solo, además al parecer no puedo dejar solo a Saine-san en la mansión, porque podría causar un gran cataclismo en este lugar, así que lo siento pero ni puedo llevarla... ordénemelo y solamente así la llevaré

Jill sintió mucha presión en su pecho, nunca jamás le había dado una orden a Yue, siempre le había pedido las cosas con amabilidad, aunque él fuera su mayordomo ella no lo veía así, pero... si lo dejaba marcharse no podría intentar arreglar las cosas para que dejara de estar molesto

-          yu..Yue.. es una orden... llévame a la cuidad contigo- dijo firme pero con dificultad- en cuanto a Saine... no te preocupes por él, estará tranquilo en cuanto beba el té
-          yes my lady- respondió Yue haciendo una reverencia ante Jill, haciéndola sentir aun peor, ella jamás había querido tratarlo como a un sirviente

Yue cargo a Jill y se adentro al bosque que rodeaba a la mansión, salto por las copas de los arboles usando su poder demoniaco, Jill se aferro a él acurrucada en sus brazos.

-          Jamás he estado en la cuidad- dijo tranquilamente, el mayordomo pareció ignorarla un momento
-          Mire hacia allá- le indico de pronto, la cuidad de alcanzaba a ver de lejos- eso es Londres, llegaremos muy pronto my lady

Cuando llegaron a las afueras de la cuidad Jill observo curiosa, lucia emocionada repentinamente, Yue sonrió de medio lado al verla alegre por algo tan simple como estar en la cuidad. Yue camino por las calles seguido de Jill la cual miraba todo atentamente.

-          Pequeña dama no se aleje de mi lado- dijo Yue quitándose los guantes y tomando a Jill de la mano, guiándola a través de la gente, Jill se sonrojo pero..de alguna manera le alegraba ser guiada así por Yue

Algo distrajo la atención de Jill, habían pasado frente a una tienda de juguetes, Jill se soltó un momento y se acerco al escaparate mirando atenta, Yue se acerco a ella y la cargo con un solo brazo, mucha gente los miro pero ella no puso atención en ello, se sentía cómoda ya que Yue la cargaba así cuando era más pequeña, ambos entraron a la tienda de juguetes, Yue bajo a Jill para que curioseara por ahí, ella al haber crecido tan rápido no había tenido muchos juguetes, y estaba maravillada al ver tantos como tenían  sus hermanas. Yue noto como Jill abrazaba dos peluches, un borrego y pequeño zorro, sonrió pensando en ella como una niña pequeña.

-          Desea esos peluches mi pequeña dama?
-          De verdad puedo tenerlos?- pregunto ella con ojos brillosos, Yue asintió y pago al dependiente por ese par de muñecos

Ambos salieron de ahí, Jill abrazo ambos peluches al tiempo que Yue la volvía a cargar con un brazo, el semblante del mayordomo lucia como antes, eso tranquilizaba a Jill, además aquel par de peluches, eran un regalo, y los primeros juguetes de ella que no eran sonajas de bebé.

Después de las compras Yue le mostro la cuidad a Jill desde la cima del big ben,  le mostro el rio y el palacio, y respondía a las preguntas de la curiosa shinigami, tanta emoción la agoto muy pronto por lo que Yue extendió sus alas y regresaron a casa, Jill se acurruco en el, Yue ya no parecía molesto aunque ... ella estaba en problemas debido a su desobediencia así que tendría que ponerse al corriente con sus lecciones.

Durante varias noches, Jill había tenido terribles sueños acerca de una mujer extraña con cabello color de oxido, la cual trataba de matarla, Jill despertaba asustada aquellos sueños parecían reales, había intentado ir a la habitación de Alexander, pero este parecía no pasarla bien tampoco mientras dormía, tenía miedo de volver a su habitación sola, así que opto por ir a la del mayordomo. Yue parecía agotado, Jill se metió a su cama con sigilo acurrucándose a su lado, se sentía segura estando ahí.

-          Pequeña dama se encuentra bien- le pregunto Yue al ver que esta conducta se repetía a diario
-          Aun tengo pesadillas con esa mujer
-          Pequeña dama ya le dije que yo la protegería a usted y a la familia
-          Aun así... si... si ella te hace algo.... yo no podría soportarlo
-          Es mi deber como mayordomo my lady
-          Yue, de verdad tienes un contrato con la familia?- le pregunto Jill aferrándose a el
-          Ya se lo había dicho a Bocchan y se lo responderé a usted, no tengo realmente un contrato con la familia ni con nadie pequeña dama

Durante las mañanas siguientes, despertar era un drama entero para Jill, Saine se empeñaba en dormir a su lado, pero una mañana algo fue diferente, Saine tomo los brazos de Jill y los sujeto con fuerza para inmovilizarla y así poder beber su sangre, Jill soltó un fuerte grito, el cual fue escuchado por Yue y Alexander, los cuales fueron de inmediato, Yue saco a Saine de ahí mientras que Alexander se quedo con su pequeña hermana.

Jill temblaba por lo que había sucedido, había sido repentino e incomodo, Alexander curo su herida, y trato de calmarla, Jill logro sentir la energía de Yue que rodeaba a su hermano, sabia de algún modo que Yue había bebido la sangre de su hermano, no pudo evitar encelarse un poco.

-          Acaso te gusta Yue?- le pregunto Alexander en un tono juguetón

Jill se sonrojo y asintió ligeramente, después lo negó y volvió a asentir, estaba confundida, o peor que eso. No estaba segura, el la veía como su pequeña ama solamente, o eso daba  entender, jamás la había juzgado por sus acciones, sin embargo era atento y amable con ella pero... lo hacía solo por ser un mayordomo? Además Jill tenía la duda de saber con quién tenía el contrato Yue, nadie de su familia parecía tener una marca así.

Alexander tranquilizo a su hermana , y le dijo que desayunaran, que habría tiempo para descubrir lo que de verdad sentía ya que aun era muy pequeña para eso.

Jill s sintió aun mas confundida, consideraba injusto que ella tuviera que sufrir de esa manera solo por no saber que quería, se encontró con Leonard e cual se encargo de distraerla durante el día, al menos hasta que una mujer extraña ataco la mansión, Saine al sentirla había regresado a hacerle frente, parecía que la conocía bastante bien.

Leonard parecía asustado ante la presencia de aquella mujer, Saine le pidió a ella que huyera, que ambos escaparan mientras el entretenía a aquella amenazante extraña, Jill dudo un poco, fue cuando Yue llego con ellos, tomo a Jill y salió de la mansión con ella y Leonard, tratando de mantenerla segura.

Aquella mujer parecía tener una obsesión con Saine, pero este se negaba a marcharse con ella, se negó rotundamente causando su ira, la cual intento desatar en contra de Jill y Leonard, Saine y Yue los protegieron, por lo que aquella mujer no tuvo más remedio que huir, jurando que regresaría cuando menos lo esperaran. Yue llevo a Jill y Leonard a la mansión, Saine entro con ellos, y no se despego de Jill en toda esa noche.

Por su parte Jill no estaba menos tranquila, despertó con horribles pesadillas durante las noche, aquella mujer había amenazado con matarla, y regresaría, Jill tenía miedo de cualquier sombra que se formara en su habitación, aunque se cubriera la cara aquellas pesadillas no paraban, eran tan reales para ella, 

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