Capitulo 4: Definitivo
A la mañana
siguiente Yue se había marchado antes de que ella despertara. Cuando Evangeline
abrió los ojos se encontró sola en la habitación y jamás se enteró que había
dormido junto a él. Aun así sintió el aroma de Yue en la almohada, no le
desagradó del todo, pero no era a ese demonio a quien quería.
Se levantó y de
inmediato desapareció de allí dejando una nota de despedida para Yue dándole
las gracias por su hospitalidad. Apareció frente a la puerta de casa de Antare.
Apenas ella había tocado a la puerta cuando esta se abrió dejando ver al dueño
de casa, quien la miró visiblemente aliviado de verla a salvo.
- Error – dijo al
verla.
Evangeline miró a
Antare sintiendo peso en su estómago, estaba nerviosa como jamás se había
sentido, eso la hacía enojar consigo misma.
- Antare, yo…
- Pasa – dijo él
dándole la espalda e internándose en la casa. Su rostro era serio e inexpresivo
de nuevo, como siempre, pero estaba aliviado de que ella hubiese regresado.
Solo esperaba que ella no le hiciese una escena.
Evangeline se
mordió el labio antes de entrar. Luego lo siguió sin saber con exactitud lo que
quería decir. Ella realmente esperaba ser recibida con un abrazo, y palabras
tranquilizadoras, en donde el expresara lo feliz que estaba de verla de
regreso. Sabía que eso era demasiado pedir considerando que nunca había sido
muy expresivo.
Mientras tanto Yue,
en su hogar, miraba la cama en la que Evangeline había dormido, tocó la
almohada donde ella había posado su cabeza y sonrió de esa manera tan
característica en él. Sabía que la quería de vuelta allí de nuevo y dormir
junto a ella, pero en esta ocasión que ella lo supiera. La quería ahí siempre.
Luego de unos
minutos de incómodo silencio, Antare tomó la palabra.
- Supongo que
quieres regresar – dijo el – yo no tengo ningún problema en que lo hagas Error,
solo debes mantener la compostura.
- ¿Y qué significa
mantener la compostura? – preguntó Evangeline acercándose a él.
- Ya sabes,
mantener la distancia – él se alejó – no volver a repetir lo sucedido.
Mientras estas
palabras salían de la boca de Antare, el pensaba que era la mejor decisión, era
la única manera que tenía de protegerla.
- Pero… - ella se
acercó más y lo abrazó – yo no me arrepiento de eso.
Al ser abrazado
Antare notó el aroma de Yue en ella, y la apartó bruscamente.
- De todas maneras
no has perdido el tiempo Error, veo que encontraste alguien que te consolara –
él se oía frío y cortante.
- ¿A qué te
refieres?
- Yue
- ¿Yue? El solo me
recibió en su casa, nada más – Evangeline se oía un poco desesperada.
- Sabía que esto
pasaría… en cuanto tus instintos de súcubo despertaran no habría control para
ti.
- Pero…
- Que decepción
Error.
- Yo no he hecho
nada Antare… y de verdad te amo – su voz sonaba angustiada.
- ¡¡No existe el
amor para los demonios error!! ¡¡Eso ya te lo dije y no vuelvas a repetirlo!!
¡Además yo no te amo! – él le dio la espalda.
- Entiendo – dijo
ella luego de varios segundos de silencio en los que trato de controlarse, para
luego dar la vuelta e irse de allí.
Antare solo escuchó
la puerta cerrarse, se dio la vuelta y ya no había nadie.
- Evangeline – dijo
casi susurrando.
Ella camino
alejándose de la casa. Sus poderes inestables solo le permitieron llegar al
mundo humano, donde se recostó en un bosque, dejando que el sol acariciara su
rostro.
- Hermoso –
susurró. Para ella que jamás había salido del inframundo lo que veía ahora le
parecía único.
Pero alguien la
observaba, alguien a quien no le gustaba lo que veía.
- ¿Por qué tan
molesto Miguel? – dijo el arcángel Gabriel apareciendo junto a su hermano.
Ambos estaban en su palacio en el cielo.
- No me gustan que
las cosas no resulten como las planeo – dijo el arcángel Miguel.
- ¿Vigilas a tu
hija? Para qué… es una pérdida de tiempo, no es tan fuerte como debería.
- ¡No maté a su
madre y me encargué de que fuera encontrada por Antare solo para que se
enamorara de él! – dijo molesto - ¡¡El debía entrenarla y convertirla en
alguien fuerte!!
- Pero es linda, si
no fuera tu hija la incluiría en mi harem – Gabriel sonrió con malicia, luego
agregó – Y si la querías fuerte ¿Por qué no la trajiste aquí y la entrenaste tú?
- Porque no habría
sabido cómo enseñarle a usar sus poderes demoniacos, pero lo resolveré.
Yue había visto
salir a Eva de casa de Antare y desaparecer. Como notó baja su energía la
siguió y solo la observó desde lejos. Su rostro acariciado por los rayos del
sol se veía hermoso y el decidió seguir contemplando. Pero entonces vio
aparecer a un arcángel junto a ella, se preocupó y se dejó ver, pero Miguel fue
más rápido. Lo último que Yue vio fue la cara de pánico con que Evangeline
miraba a Miguel, y la cara de satisfacción que este le devolvía.
- ¡Evangeline! –
gritó Yue enviándole una bola de energía a Miguel, pero ya era tarde, ellos
habían desaparecido.
- El se la llevó –
dijo Antare apareciendo junto a Yue.
- ¿Qué pasó? ¿Quién
era él? ¿Por qué se la llevó? – preguntó Yue al verlo.
- Fue secuestrada,
era su padre y no sé por qué se la llevó.
- ¿Su padre? Si era
su padre ¿por qué estaba tan asustada al verlo?
- Quizás porque vio
como él mató a su madre.
La preocupación de
Yue aumentó
- ¿Como la
salvamos?
- No sé.
- ¡¡Pero como no
sabes!!
- No puedo llegar
donde ella está, y tu tampoco. Está bloqueado.
- ¿El cielo?
- Si.
Mientras tanto
Evangeline haba sido llevada por Miguel al Séptimo cielo, la dejó en una
habitación bloqueada. Luego del susto inicial al verlo y reconocerlo como el
asesino de su madre ella había recobrado la sangre fría.
- ¿Y a que se debe
el honor? – dijo desafiándolo con la mirada.
- Tenia deseos de
una reunión familiar pequeña – dijo Miguel sonriendo.
Ella debía
reconocer que su padre era hermoso, pero a la vez letal.
- Es tarde para
reuniones familiares.
- Nunca es tarde –
el sonrió un poco mas – Este es el momento ideal para los acercamientos. Tienes
mucho potencial desperdiciado, tus emociones te hacen débil, en estos momentos
no eres una amenaza ni siquiera para los humanos y lo sabes – él hablaba con
calma, pausado – Si te unes a mí, a nosotros, a nuestra cruzada te daré el
padre y la familia que siempre has querido.
- Solo debo cazar y
matar demonios ¿verdad? – dijo ella con burla – los únicos que me han dado algo
en estos años son demonios ¿y quieres que los persiga?
- Podrías comenzar
con Antare, después de todo el no siente nada por ti realmente ¿o sí?
- ¡¡No lograrás
manipularme. Puedes decir lo que quieras, no me uniré al ser que mató a mi
madre!!
Miguel le acarició
el rostro.
- Entonces te
quedarás aquí, en esta habitación hasta que cambies de opinión o me aburra y te
mate, lo que pase primero.
Luego de decir esto
Miguel desapareció dejándola sola en la habitación. Ella se sentó en un rincón
y sacó sus alas para cubrirse con ellas.
- ¿Acaso este día
podía ir peor? – murmuró.
Dos días después,
Evangeline seguía encerrada en la habitación mientras Yue y Antare buscaban una
forma de llegar a ella, sin éxito.
Durante la mañana
un joven arcángel entró en la habitación, la miraba con ojos brillantes.
- No lo puedo
creer, realmente la hija de Miguel esta aquí – el arcángel se acercó a ella y
dándose importancia le dijo – Soy tu tío Shamuel, puedes decirme tío, así que
deberás obedecerme, ya verás, te invitare a comer frituras y leer mangas, lo
pasaremos realmente bien. Las cosas que hacen en ocasiones los humanos son
realmente buenas. Eres tan linda ¿alguna vez te han dicho que te pareces a
Hanajima de Fruits Basket?
Evangeline la miró
confundida, escuchando todo aquello de mangas y frituras sin tener idea a lo
que se refería, pero luego sus ojos brillaron rojos y sonrió con malicia.
- Claro tío Shamuel
– le dijo sonriendo – Pero deberíamos salir de aquí ¿no crees? Este cuarto es
muy oscuro para leer.
- ¡Tienes razón,
vamos al mío! – dijo entusiasmado Shamuel, al fin había encontrado a alguien
con quien compartir su afición, pero recordó algo – Aunque Miguel dijo que no
podías salir de aquí.
- Yo no le diré, si
tu no le dices – Evangeline puso cara de inocencia.
- ¡Es verdad,
vamos! – Shamuel la tomó de la mano y caminó con ella por los pasillos del
palacio hablando sin parar – Ya verás cómo nos divertiremos, será genial tener
una sobrina a la cual enseñarle mi colección de mangas, figuritas y cosplay. Ya
veras, te pondré un lindo vestido de maid, te quedará hermoso, será como tener
una muñeca tamaño real a la cual ponerle los trajes y haremos cosplay juntos…
Evangeline había
dejado de escuchar las palabras de Shamuel, estaba concentrada tratando de
reunir energía para salir de allí, pero no sabía cómo.
Finalmente al
llegar a la habitación Shamuel le había puesto el traje de maid, y le hablaba
sin parar de sus personajes favoritos.
- Tío Shamuel ¿hay
un bloqueo en el palacio? Estoy tratando de hacer aparecer unas cosas para ti,
pero no puedo. ¿Por qué ocurre eso?
- ¿Bloqueo? No, es
que solo los arcángeles y ángeles tienen libre acceso a este lugar, pero si tú
eres hija de Miguel deberías poder… Mira, toma, te re…. Yo te… - le costaba
pronunciar las palabras mientras medio extendía un manga hacia ella– te rega…. –
finalmente se dio por vencido – te presto este manga como conmemoración de
nuestro encuentro.
- Gracias – dijo
Evangeline tomándolo, para luego sonreír con inocencia, mientras pensaba que no
podía usar sus poderes de ángel porque jamás le habían enseñado a hacerlo -
¿Pero no sería más divertido si vamos por unos nuevos y así empezar también yo
mi colección?
Shamuel la miró
emocionado, pensando que había encontrado su alma gemela.
-Tienes razón,
vamos abriré un portal y nos vamos a ¡¡¡buscar mangas!!!! – la tomó de la mano
y salió de la habitación con ella por un pasillo, Shamuel extendió la mano y se
abrió un portal, pero entonces aparecieron Zadkiel y Rafael en un extremo del
pasillo.
- ¿A dónde vas
Shamuel? – preguntó Rafael, al verlo llevar de la mano a Evangeline – Miguel
dijo que ella no podía salir de aquí.
- Solo vamos por
unos mangas ¿vienen?
Al ver a los otros
dos arcángeles, Evangeline se soltó de la mano de Shamuel y corrió hacia el
portal extendiendo sus alas, al notarlo Zadkiel le lanzó una bola de energía
que le dio justo en un ala y el hombro, haciéndola caer. Rafael no se quedó
atrás y la atacó también concentrándose en cerrar el portal. El ataque le llegó
a Evangeline en una pierna, pero logró atravesar el portal y transportarse
hacia el inframundo, donde cayó sobre el suelo como costal.
Se giró en el suelo
quedando de espaldas, miró el cielo. Su corazón latía rapidísimo y estaba medio
eufórica.
- Eso estuvo
increíble, - murmuró – si no me doliera tanto lo haría de nuevo, fue muy
divertido – rio para sí.
Al mirar a su lado
Evangeline pudo ver a Yue y Antare de pie junto a ella que la observaban desde
arriba.
- Estás herida –
dijo Yue arrodillándose a su lado, y viendo las extrañas ropas que traía.
- Error. – Antare
quiso ayudarla a ponerse de pie y trató de curar su ala rota, pero la súcubo lo
alejó de un manotazo y se levantó como pudo.
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