viernes, 24 de mayo de 2013

Sentimiento oculto Parte 6


Al día siguiente la fiebre no había cedido del todo, Leonard fue a la cuidad para buscarle medicina a Jill y ella había salido a cabalgar y a nadar un momento en el lago, esperando que el agua hiciera que su temperatura bajara, pero nuevamente el loco de Frederick ataco ahora a Jill, encadenándola aunque charle logro detenerlo y llevárselo, la debilidad y el peso de las cadenas arrastraban a Jill hacia el fondo del lago intento nadar a la orilla, pero justo cuando estaba cerca perdió la conciencia. Afortunadamente Leonard la encontró y la saco del agua llevándola de regreso a casa, al parecer el lugar era un caos a causa de Frederick, Leonard llevo a Jill a su habitación y la obligo a tragar la medicina dándole un beso francés.

Jill inflo las mejillas al tragar aquella horrible medicina, Leonard se disculpo con ella al haber sido tan rudo, Saine irrumpió en aquella habitación, aunque estuviera molestándolos, se notaba dolor en su mirada, Leonard se alejo de ellos saliendo de la habitación.

Jill se quedo sola con Saine, había un silencio incomodo entre ambos, repentinamente Saine la abrazo con demasiada fuerza y le arranco el collar del cuello, incluso sus colmillos en ella y bebió frenéticamente, no podía detenerse y Jill no podía alejarlo, Jill pidió ayuda de alguien, fue Leonard el que acudió alejando a Saine de ella.

Jill estaba asustada y temblando, además estaba molesta con Saine, salto por la ventana y se adentro en el bosque sin detenerse siquiera a tomar aire de nuevo, Leonard la siguió llevándola de regreso a casa, aun estaba enferma, la fiebre no había hecho sino aumentar, Leonard la llevo a su habitación, Jill tenia raspones en todo el cuerpo, al parecer al ser atraído por la sangre de Jill, Leonard comenzó a lamer sus heridas.

Jill no lo detuvo ahí, ambos avanzaron un poco más, hasta que fue el mismo Leonard el que se detuvo, Jill se sintió apenada y molesta con ella misma, como era posible que dejara a Leonard avanzar tanto, que era lo que le permita a ella dejar que el avanzara de esa manera, por que no lo detenía? Acaso era que quería ocultar lo que ella sentía en el fondo? Olvidarse de todo lo que la lastimaba y la mataba lentamente por dentro por su culpa, quería olvidar eso estando con Leonard?

Jill se odiaba a sí misma, estaba con Leonard por el miedo que ella había tenido al rechazo de Yue, amaba realmente a Leonard? O era solo aquel instinto de protegerlo lo que la había impulsado? Sentía algo por Leonard, si, lo sentía, pero.... aun sentía algo por Yue, algo muy... muy fuerte que a veces la hacía sentir dolor por dentro, ese algo que en lugar de desaparecer parecía que crecía, y ella no podía controlarlo.

Saine había permanecido inmovilizado, algo extraño que Frederick había empleado en Roxte lo estaba afectando a él, estaba frustrado y se sentía fatal por casi haber matado a Jill, Yue había deshecho el sello que lo mantenía inmóvil, y se había marchado, parecía alterado por algo, poco después charle lo llamo mentalmente pidiéndole ayuda, la encontró siendo aplastada por el cuerpo inconsciente de Yue, los ojos de Saine emitieron leve resplandor verde, sentía ira en su interior, así que el mayordomo había decidido volver con la noche? Había recuperado sus recuerdos? O era que solo le encantaba hacer sufrir el corazón de las damas?

Saine apoyo un poco a charle, preguntándose como reaccionaria la pequeña Jill si Yue llegase a ser la pareja de charle? En parte la shinigami tenía la culpa por ser tan tonta, inmadura y enamoradiza, pero... después de todo aun era pequeña, sus cambios se habían dado con tanta rapidez que no sabía qué era lo que sentía realmente.

Durante el desayuno del día siguiente, Saine se dedico a molestar a Jill, insinuando que ella pronto tendría un hijo con Leonard si seguía comportándose así, Jill se molesto con él, ya que sabía que su comportamiento no era el adecuado, además se odiaba a si misma si analizaba la razón por la cual se portaba así.

Salió por la ventana, y monto su caballo adentrándose al bosque, Leonard la siguió tratando de detenerla, logrando alcanzarla cuando el bosque comenzó a tornarse más obscuro y espeso, Jill había visto algo en unos arbustos, cuando Leonard se acerco vio que sostenía a un pequeño lobezno blanco, estaba herido y débil, ambos regresaron a la mansión.

Jill curo las heridas de Leonard y las de Kalisto, el cual era el nombre del pequeño lobo, Jill estaba encantada con él  y el lobito parecía haberse encariñado con ella, incluso tomándola como si fuera su mamá.

Al día siguiente, cuando Jill y Monse discutían acerca de que darle de comer al cachorro, el búho de su hermana llego algo alterado, Kura ululaba y aleteaba incesantemente, esperando a que ellas lo siguieran, a ambas les extraño aquella situación y salieron con el búho, el cual las guio a unos arbustos, sobre los cuales estaba derribado Yue, el cual estaba muy mal herido.

-          Yue san?!- exclamaron ambas al verlo, pero el mayordomo no reaccionaba y respiraba dificultosamente, sus gestos denotaban dolor

Jill uso su fuerza sobrenatural para llevar al mayordomo a su habitación, la joven shinigami estaba entrando en pánico al ver así al mayordomo, jamás lo había visto tan herido.

-          Yue... Yue no te mueras- le suplico temblando el traje del mayordomo estaba completamente lleno de sangre, Jill se levanto y fue de inmediato por agua y toallas para limpiar las heridas de Yue – Yue san.. por favor no pienses mal de mí- dijo Jill al regresar a su lado
-          *pequeña dama, jamás pensaría mal de usted*- respondió el mayordomo mentalmente y con dificultad
-          Por favor- suplico Jill tomando la camisa del mayordomo y abriéndola de un fuerte tirón dejando a la vista el toso de Yue completamente cubierto de heridas.- no te mueras- murmuro limpiando la sangre de este , estaba temblando y muy asustada

Saine apareció al lado de Jill al sentir su energía, y la de Yue tan inestables, Jill lo miro llorosa, suplicándole que no dejara morir al mayordomo, Saine suspiro, mando a Monse a conseguir sangre de tres animales al bosque, mientras el intentaría entrar en el subconsciente de Yue, había algo que lo dañaba desde dentro, y el tenia que sumergirse en su subconsciente si quería que el demonio no muriera.

Saine le pidió a Jill que saliera, no estaba seguro de cómo resultaría todo así que no quería que la shinigami estuviera ahí, le confió a charle un pergamino y entro en el subconsciente del demonio.

Jill salió al pasillo, podía escuchar las quejas de Yue en su mente, los gritos desgarradores de dolor que soltaba por el daño que le estaban causando, se sentía molesta por no poder hacer nada, y por no poder darle una lección a aquellos que herían a Yue, su mayordomo, su amigo, el demonio que ella aun amaba.

Leonard apareció a su lado estrechándola contra el Jill veía y sentía todo lo que le pasaba a Yue y a Saine, no entendía por qué, cuando Saine fue expulsado del cuerpo de Yue esta sintió el fuerte golpe que el shinigami se había dado, Jill veía los recuerdos de Yue, sus ojos se llenaron de lagrimas.

-          Que hago leo-kun?- le pregunto Jill desesperada, percibía el vacio que el demonio sentía en ese momento, Jill sintió un terrible dolor en su pecho, y miedo... miedo a que Yue perdiera todos los sentimientos que tenia, ella simplemente no quería eso

Jill no supo realmente lo que paso esa noche, había ido a su habitación con Leonard, pero... no quería recordar más, había tratado nuevamente de ocultar su miedo con él, se odiaba por eso.

A la mañana siguiente, su hermano regreso con Ángela mal herida, Monse comenzó a atenderla, cuando Jill menciono lo que había pasado y como habían encontrado a Yue medio muerto, Alexander salió de aquella habitación y fue a buscar a Yue, Jill lo siguió esperando que estuviera bien.

Saine había llegado antes a la habitación del mayordomo, cuando ambos hermanos entraron vieron a una extraña mujer de pie ahí sin más.

-          Siento importunarlos en el día de hoy y aparecer de esta manera, pero tenía muchos deseos de ver a Yue- dijo sonriendo radiantemente, Jill solo la miro fijamente
-          Quien es ella?- pregunto Jill
-          Ella es la señorita Evangeline Rave- respondió Saine sin perderla de vista, Jill levanto una ceja, vio a Yue incorporarse un poco, no pudo evitar sentir alivio
-          Yue!- exclamo abrazándolo con sumo cuidado- que bueno que ya estés mejor- dijo aliviada, si era o no correcto hacer eso frente a una “invitada” no le importaba
-          *ya me encuentro un poco mejor Lady Jill-sama*-  respondió el mayordomo de manera mental correspondiendo a su abrazo-  *gracias por preocuparse por mí..*.- le sonrió, cosa que pareció molestar a aquella mujer
-          Disculpe my lady, pero ¿de dónde salió usted?- pregunto Alexander tratando de mantener la calma
-          Oh, lo siento, yo solo aparecí, espero que no le moleste, my lord, ya me retiro, regresar en otro momento, percibo que tienen problemas- dijo desapareciendo

Jill la miraba de reojo, sin dejar de abrazar a Yue n ningún momento.

-          Yue no puedes hablar?- le pregunto angustiada, aunque se sentía mejor de que aquella extraña se hubiera desvanecido
-          Excelente, como si ya no hubieran suficientes problemas... Yue ¿que te ocurrió? Esa mujer te hizo algo?- le pregunto Alexander- Jill se aparto de Yue y tomo a su lobezno en sus brazos
-          Mira Yue? Verdad que es lindo?
-          *vaya, pero que buen lobezno tiene entre sus manos Lady Jill-sama....*- le respondió después de dejarse caer en la cama de nuevo - *Hola Alexander-sama, no, ella no me hizo ningún daño....solo, vino a verme...*
-          ¿Que necesitas para sanar? Descanso, alimento, sangre, algún medicamento? Si lo sé es una tontería que un demonio necesite un medicamento, pero... no sé qué hacer- dijo Alexander desesperado, Yue se acerco a su cuello pero.. en lugar de beber sangre, se desvió besando los labios del joven.

Jill los miro a ambos con sorpresa, sus mejillas se sonrojaron al verlos tan juntos, Alexander por fin separo a Yue de sus labios, Jill no dijo nada aunque... sentía ligeras punzadas de envidia, Jill a veces envidiaba la manera en que Yue le hacía más caso a su hermano, aunque su hermano no se comportaba como un niño, y ella aun lo hacía.

Cuando salió de su trance se vio a si misma sola en la habitación del mayordomo, no sabía que había pasado, vio las sabanas llenas de sangre, decidió cambiarlas por unas limpias, cuando lo hizo.. Sostuvo un momento la sabana ensangrentada aspirando su aroma, un par de lágrimas rodaron por sus mejillas, absorbiéndose en la sabana.

-          Jamás sentirás nada por mi mas que respeto por ser tu ama?- murmuro- o cariño hacia una niña pequeña? Solo eso puedo esperar?... que sientes realmente? Que siento yo?

Jill se limpio las lagrimas con la sabana ensangrentada y salió de ahí seguida por el lobezno, Jill se encontró con Leonard, el cual le mostro un cuadro, a Jill le sorprendía el talento que Leonard tenia, el cuadro era de un enorme lobo rojo con una chica en su lomo.

-          Crees que Kalisto crezca así de grandote?
-          Si llegara a crecer así, no crees que sería una molestia? Donde dormiría?
-          En mi habitación- sonrió Jill, sintió la presencia de aquella mujer de nuevo, un gran pesar comenzó a recorrerla- “por que simplemente no se larga y ya... que no entiende que los invitados no deseados no son bienvenidos”- gruño mentalmente- leo kun.. me acompañarías a la cocina, me gustaría buscarle algo de comer a Kalisto

Jill se paso toda la noche esperando a que la presencia de aquella mujer desapareciera, pero simplemente no lo hacía, cuando por fin se desvaneció esperaba que ya no regresara, salió de su habitación a hurtadillas, sin que nadie la notara, entro a la habitación de Yue, quería saber cómo estaban sus heridas, el mayordomo dormía, lucia débil aun ya que había tenido que enfrentar otra batalla.

Jill se acerco acariciando la mejilla de Yue, sentía el aroma y la leve energía de aquella mujer en la habitación, Jill cerró el puño , una lagrima resbalo por su mejilla cuando observaba a Yue, la cual cayó en la mejilla del mayordomo.

domingo, 19 de mayo de 2013

Sentimiento Oculto Parte 5


Jill despertó al día siguiente, Alexander había descubierto que había dormido con Leonard, al menos confió en ella cuando le juro que no había pasado nada malo, trato de compensar el coraje de su hermano preparando el desayuno pero... sin quererlo realmente lo único que logro fue hacer explotar la cocina, a que su hermana había averiado la estufa el día anterior.

Alexander bajo al oír la explosión y vio a su hermana cubierta de ceniza y con raspones y quemaduras, Jill se quejo lloriqueando, jamás había intentado acercarse a la estufa sin Yue cerca, ahora estaba toda raspada y el mayordomo seguía sin estar ahí, Alexander la abrazo preocupado y la mando a bañar para poder limpiar después sus heridas. Jill hizo caso y regreso a su habitación, noto que los frascos de las esencias estaban casi vacios, suspiro, realmente jamás los había visto vacios ya que Yue se encargaba de cambiarlos, además de que el mayordomo también la ayudaba a bañarse, sin embargo, ahora estaba sola para hacer eso. Se sumergió en el agua de la bañera obligándose a dejar de pensar.

Salió envuelta en su bata de baño y observo a Leonard dormir, al parecer estaba agotado, Jill comprendía que tal vez fuera el proceso de crecer, era muy doloroso y te dejaba debilitado, tomo un vestido y se cambio, y fue a la habitación de su hermano, pidiéndole que fueran de compras a la ciudad.

Después del desayuno se disponían a salir, a Alexander parecía distraído, y Saine actuaba muy tranquilo, Jill se sentía incomoda, pero no dijo nada, cuando iban saliendo de la mansión vieron regresar a Yue, Jill estaba dispuesta a saltarle encima para recibirlo pero, hubo dos cosas que la detuvieron, en primera, el mayordomo estaba cargando a una joven doncella que estaba inconsciente, y en segunda, recordó todas sus pesadillas de la noche anterior, a Yue dándole la espalda mientras escuchaba sus palabras repitiéndose como si fuera un eco “Pequeña dama solo está confundida, yo no tengo eso que llaman sentimientos, my lady, no veo el caso de hacer algo al respecto”

El mayordomo subió a la segunda planta para recostar a la joven invitada, Jill lo siguió con l mirada y salió con su hermano sin decir nada realmente, observaba atenta el camino ya que esta ve atravesarían en bosque a bordo de un cabriole. Jill parecía emocionada por momentos se olvidaba completamente de la confusión que sentía.

Saine por su parte se quedo en la mansión, usando de excusa que ayudaría a Yue con la invitada, pero él también se sentía dolido aun, no le apetecía ir con Jill y Alexander a la ciudad, sabía que Yue se había dado cuenta de la situación en cuanto había regresado, Yue le pidió a Saine hablar de algo importante, ambos se dirigieron a la sala de música, en la cual Yue comenzó a tocar el piano, parecía en trance aunque a veces parecía sacar todos sus sentimientos a flote con las teclas del piano.

-          primero... esta pieza, es de parte de mi... ya que ambos, hemos perdido ante un carita de perro faldero...- dijo Yue con ironía, sonriendo tristemente

Saine se sentó al lado del piano, pasando sus dedos por el aire como si el también tocara, al tiempo que un par de lagrimas resbalaron por su mejillas

-          que sucede Saine-san???.- le pregunto Yue con un tono de tristeza en la voz
-          sigo sin creer que he perdido contra un mocoso como Leonard...
-          jum, pues veamos... le trata con más respeto, se preocupa por ella... de plano es uke... mmmm.... al parecer, se nota que es la primera vez que se enamora de alguien... y por supuesto... no tiene rasgos familiares, ni pertenece directamente con la familia...- dijo Yue tratando de enumerar las faltas de Saine, mientras muraba a un punto vacio de la sala de música

Saine lo miro fijamente, si bien era cierto que el tenia lazos directos de sangre con la familia, eso no evitaba que se sintiera derrotado, además ver las expresiones dolidas del mayordomo lo molestaba también, Jill estaba sufriendo terriblemente por el aunque intentaba ocultarlo, aquella decisión precipitada de escoger a Leonard había sido por la presión de Alice, aunque Jill si amara al joven y torpe shinigami, ella aun amaba con locura a Yue, sin embargo el mayordomo parecía no querer darse cuenta de ello, a fin de cuentas fue él el que le dijo a Alexander que no había caso de hacer algo al respecto por Jill ya que ella seria comprometida y solo estaba confundida.

Leonard irrumpió en la sala de música antes de que Saine intentara golpear a Yue, Saine lo miro neutral, pero al parecer a Yue no le había agradado su presencia en  absoluto

-          Leonard-san... si nos hace el favor de salir de la sala, y dejarnos hablar a solas, se lo agradecería...- le dijo de una manera seca fulminándolo con la mirada
-          veo que te levantas tarde.. – dijo Saine sin mirarlo a la cara- Jill fue a la ciudad con su hermano.. por si la buscabas.. hay una porción de comida en la cocina.. espero que no te moleste que yo haya cocinado

Leonard salió de ahí un poco perturbado, al parecer las acciones del mayordomo y de Saine lo asustaron un poco. Alice apareció en ese momento reclamándole que habían asustado a Leonard.

-          no era mi intención asustarlo... posiblemente aun no cree que Jill lo escogió a él- murmuro Saine
-          al parecer,,, si, pero, después me tendré que disculpar con aquel crio...ya que, después de todo lo sucedido.. ya pertenece a la familia... no por completo.. pero, ya pertenece- dijo Yue  aun de una manera un tanto molesta, si siquiera voltear a ver a Alice
-          Taku...influyo demasiado en el..es poco probable que acepte a Jill rápidamente....es la primera vez que se enamora...pero está esperando el momento en que despierte...- respondió Alice tranquilamente
-          solo espero que con sus dudas no le haga daño a ella- gruño Saine, estas palabras parecieron molestar aun mas a Yue, además parecía no agradarle la presencia de Alice
-          vaya, sigue siendo una hembra, bastante molesta e irritante...- dijo sin medir sus palabras, no le importaba que pensaran de el
-          Dime estúpido primate...que se siente tirar al calabozo el destino de la noche?- le dijo Alice visiblemente molesta
-          a decir verdad... nada... hace mucho, que deje de sentir algo por los demás, pero, al parecer... no como yo creía... después de todo... en que me afecta... ??...- gruño Yue - Saine-san... no se preocupe por lo que tengamos que discutir esta cosa y yo, ya que, yo no hablare en lo absoluto con eso...- agrego señalando a Alice

Saine se interpuso entre Alice y Yue, el mayordomo suspiro tratando de guardar compostura y no perder los estribos, beso los labios de Saine al no tener una manera más segura de desahogarse, Saine lo miro con sorpresa, a lo que Yue solo le comunico el mensaje que debía entregarle de parte de Elise, la anterior esposa de Saine.

-          Saine-san... ella no quería que sufrieras más, ya que a causa de su muerte, fue tanto doloroso para ella, como lo fue para ti...así que... no te culpes por nada... ni te sientas de esa manera....espero que logres entender lo que te digo... – dijo Yue volviéndolo a besar, mientras aparecía el contrato que tenía con Elise y que lo une por sangre al resto de la familia, Saine vio la imagen de Elise
-          te amo, Saine-san... y por favor nunca lo olvides...espero que entiendas que lo que sucedió, no fue malo... así que... no te sientas triste, y tranquilízate... de nueva cuenta... te digo que te amo... y que siempre serás en amor de mi vida...- le dijo aquella imagen tan nítida de ella, Saine tenía un siglo de no contemplarla
-          Elise- susurro Saine -. El amor de mi vida... qué clase de tontería estuve a punto de cometer... querer suplantarte amor mío.... qué clase de maldito estúpido soy
-          Si, a decir verdad... fue un tonto... así como yo... jum... pero qué ironía...- dijo Yue, quedándose pensativo
-          un tonto igual que tu Yue?- pregunto Saine, ignorando que pensaba el mayordomo realmente, tal solo esperaba que no fuera nada relacionado a la tontería de Jill de querer ocultar lo que sentía
-          yo, al igual que tu, cometí un error, al querer solucionar las cosas por medio de mis sentimientos ... y de hechizos... pero todo fallo

Saine se sintió tentado a preguntar mas, quería saber más acerca de aquel error y quería preguntarle qué era lo que realmente sentía ante la decisión de Jill? de verdad la aceptaba con tanta facilidad solo por ser su pequeña dama? O era que sentía aunque sea un poquito de molestia por la manera en que había tratado a Leonard hacia un momento

Yue no respondió nada, Saine pregunto acerca de aquella chica que había llevado a la mansión, a lo que Yue solo se incorporo y salió de la sala de música para ir a ver como seguía, Saine fue tras él.

Durante ese tiempo Jill estuvo en la ciudad de compras con su hermano, parecía alegre al distraerse al ver las cosas que había en los distintos escaparates, e incluso le habían comprado ropa a Leonard ya que recientemente el también había crecido. Jill sonrió de medio lado debía estar contenta con su decisión más aun no estaba segura si había sido la correcta, a pesar de haberlo decidido ella, había sido bajo mucha presión, y aun estaba inquieta por algo.

Trato de no darle importancia para no preocupar a su hermano, el cual le compro un conejo Peter rabbit a su hermana, las expresiones de Jill eran muy infantiles, pero estaba encantada con su nuevo regalo, noto un peluche de un pequeño mapache en la tienda, le pareció curioso y muy similar a Leonard por alguna razón, regreso a la tienda a comprarlo y pedir que lo envolvieran para regalo.

Regresaron a la mansión, Jill se quedo dormida durante el camino recargada en el hombro de su hermano, Alexander la vio con ternura y apresuro el caballo para regresar pronto a la mansión.

Cuando llegaron, Alexander quería saber acerca de la nueva invitada que tenían, subió de inmediato dejando a Monse y a Jill charlando hasta muy entrada la noche. Jill esperaba cenar con sus dos hermanos pero Alexander jamás regreso, no fue hasta que Yue lego para indicarles que era hora de dormir que Jill se percato de lo tarde que era. Jill subió a su habitación sin decir nada más que buenas noches, se encerró recargándose en la puerta, aun recordaba a aquella chica que había visto en brazos de Yue, sintió algo en su interior mas no pudo saber que era exactamente, se acurruco en su cama abrazando su nuevo peluche, obligándose a no pensar en absoluto.

Por la mañana Jill despertó algo tarde, encontrando a sus hermanos y a Yue en el pasillo, al parecer hablaban de la nueva invitada, y que deberían de hablar con ella, saber un poco más y darle la bienvenida a la mansión. Jill noto a su hermano mareado y pálido, más que de costumbre.

-          Alex oniichan? Estas bien?- le pregunto, observo que Yue se disculpaba con el diciendo que había sido su culpa- por que es culpa de Yue san?
-          mm... será mejor que le esplique Alexander-sama... ya que, es un asunto no tan frecuente...
-          que sucede hermano?- pregunto Jill confundida
-          Bueno, Jill - dijo Alexander mientras entraban a la biblioteca - Así como tu alimentas a Saine, yo alimento a Yue, y últimamente ha estado bebiendo... digamos... más de lo que puedo resistir. Pero no te preocupes esta todo bajo control

Jill se quedo en una especie de shock al oír eso, aunque podría decirse que de un modo sabia que Alexander había estado alimentando a Yue con su sangre, se sintió un poco desplazada, ya que si Yue lo hubiera querido ella no se hubiera negado a alimentarlo con su sangre también.

-          enserio alimentas a Yue con tu sangre!!- exclamo Jill ante la confesión- sabes... hace unos días te hubiera tenido envidia hermano- dijo fingiendo una sonrisa
-          y ya no la tienes?- pregunto Monse jalando la mejilla de Jill, esta solamente agacho la mirada sin decir mucho
-          No veo porque me tendrías envidia. No duele lo que hace, pero me deja bastante débil. Terminaré anémico si sigue así- dijo Alexander tranquilo

Jill sonrió de medio lado llevando sus manos a su cuello, Leonard había mordido su cuello la noche anterior, e incluso había dejado marca, a diferencia de Yue que cicatrizaba las heridas al lamerlas, afortunadamente el collar de Jill ocultaba aquella mordida.

-          No me hubiera importado- murmuro Jill casi inaudiblemente
-          Bien  tenemos que hablar nuestra huésped. Según Yue la encontró ayer inconsciente cuando venia hacia acá, y al parecer su familia fue asesinada, así que hay que tratarla con tacto ¿Entendieron?
-          asesinada?- murmuro Jill sorprendida- prometo portarme bien con ella hermano

Esperaron a que Yue pudiera comunicarle a su invitada que los jóvenes amos querían hablar con ella, pero en ese momento llego un carruaje, bajaron a ver de quien se trataba, se llevaron una desagradable sorpresa al ver se trataba del prometido de Monse.

El tipo además de desagradable, era desesperantemente loco, además de que no dejaba de insinuarse a Saine y a Alexander, traía consigo un montón de cosas extrañas, un látigo que le regalo a Alexander y una cuerda que le dio a Saine, además de un collar con cadena que le puso a Jill.

La shinigami se molesto con él, estaba asustada por ese collar y por el extraño sujeto que tenían enfrente, Monse estaba molesta al igual que Alexander ya que no tenían tiempo de juegos, con ayuda de Saine lograron encerrar al loco en una de las habitaciones de servicio.

Aquel extraño sujeto no hizo más que causar alboroto, con el que Saine tuvo que lidiar, ya que Yue seguía ocupado tratando de hacer que la dama confiara un poco más en ellos, y accediera a hablar con Alexander y sus hermanas.

Al día siguiente al fin pudieron hablar con ella al atardecer, la joven lucia debilitada por no haber dormido en dos días, no había dejado de llorar en ese tiempo por la pérdida de su familia, la invitada se presento como Ángela Strauss, Alexander le ofreció su hospitalidad y apoyo en lo que necesitara. Pero al parecer la dama no pensaba quedarme más tiempo, Alexander trato de retenerla sin éxito hasta que Saine intervino, suplicándole que por favor se quedara esa noche, o ella correría peligro, tal fue la insistencia que Ángela accedió a quedarse.

Jill había bajado después de tomar un baño, al parecer intentarían hacer una fiesta de día de brujas, pero ella se sentía algo extraña, su cuerpo se sentía muy pesado, y sus ojos dolían y se nublaban. Sin quererlo se estrello de frente con Yue. Las mejillas de Jill estaban rojas no solamente de pena, Monse se les unió pero Jill no lograba saber de que hablaban, las voces se oían lejanas de pronto todo se volvió obscuro y cayó al piso.

Saine sintió la inestabilidad de la energía de Jill, se preocupo pero no dejo a la invitada sola en ningún momento, le pidió de manera mental a Yue que se hiciera cargo, cosa que el mayordomo atendió de inmediato cargando a Jill. Saine permaneció tranquilo aparentemente, esperando que el cuerpo de Jill no fuera tan débil como el de Elise.

-          al parecer enfermo de repente y temo que sea por sus inoportunas ocurrencias de alimentar a ese cachorro- suspiro Monse con algo de fastidio, pero de verdad estaba muy preocupada
-          mmm.. tal vez, además de alimentar a Leonard-san... puede que los síntomas representen que está esperando un hijo... no lo cree así???... Monse-sama...???-  dijo Yue, haciendo ese comentario fuera de lugar para tratar de calmar a Monse , Jill abrió los ojos levemente
-          acaso sabes algo de lo que debería enterarme?
-           QUE YO QUE!!!!!- exclamo Jill poniéndose más roja aun-  Yue que te hace decir eso de mi?- le pregunto de manera suplicante con los ojos llorosos- *que  sabes que puedes llegar a pensar eso de mi*- le pregunto mentalmente- * acaso Leonard te dijo algo?*
-          Pues... si hace lo mismo que Monse-sama... no me sorprendería que yo próximamente este cuidando o sus hijos Jill-sama o los hijos de Monse-sama...- dijo Yue recostando a Jill, y yendo al cuarto de baño por un trapo húmedo para colocárselo en la frente a Jill

Jill se sintió extraña, últimamente se había dejado llevar mucho con Leonard pero jamás habían llegado tan lejos como tener relaciones, ella aun era una doncella,  pero sí lo era o no eso no era lo que le preocupaba, lo que de verdad le incomodaba era que el mayordomo lo supiera y dudara  así de ella.

-          mmm... entonces... todavía faltará tiempo para que conviertan a Alexander-sama en tío???... o ya casi???...- pregunto Yue regresando, haciendo que Monse se apenara mas- *mmm... digamos que... solo sé lo que ocurre en la casa... y a veces... me hago el que no sabe nada...*- le respondió Yue mentalmente a Jill colocándole el trapo en la frente- *y además, Leonard-san, no es tan descortés, como para contarme eso, pero, al parecer, usted ya me lo confirmo al 100%*

Jill se sintió como cachorro regañado, de verdad esperaba que Yue la reprimiera en cualquier momento, ella deseaba que lo hiciera, sentía a Yue distante y sabía que era su culpa, y las cosas que hacía no eran precisamente las correctas para una damita de sociedad como ella.

-          *Entonces.. sabes lo que sucedió anoche en su habitación?*- le pregunto de igual manera que antes sus ojos estaban llorosos
-          *ara... entonces, lo que me acaba de confirmar es cierto, además de la pequeña aventura que tuvo ayer con el joven Leonard-san... mmm... tenga más cuidado con eso Lady Jill-sama...*- le respondió  tranquilamente sin inmutarse, vio a Monse dormida al lado de Jill - *vaya, por lo menos, en esta ocasión, no será el joven Leonard-san quien dormirá junto a usted Jill-sama *
-          lo siento... fue.. un impulso que no puede detener en ese momento.... y... al parecer tampoco leo-kun pudo detenerse... Yue... crees que soy mala?- l pregunto Jill tomando el borde del saco del mayordomo, haciendo que el trapo húmedo cayera de su frente- lo soy? Soy mala?- le pregunto de manera suplicante, sus ojos estaban llorosos

Yue miro con ternura a Jill, la cual lo seguía mirando de manera suplicante sin soltarle, a pesar de estar débil, se aferraba con fuerza del mayordomo

-          Jill-sama....usted aun es una niña, a pesar de haber crecido físicamente, en años no ha cumplido los años que aparenta, es decir, le falta experiencia, y vivir aun más su niñez.... a causa de que es una shinigami, su cuerpo se desarrolla más rápidamente, al igual que el de Leonard-san... pero eso no quiere decir que ya sea mayores de edad y que deban de portar con tantas responsabilidades....- comenzó a decirle de manera comprensiva-  tenga en mente... que es todavía una niña... y no se deje llevar por su apariencia.... fue lo mismo que le ocurrió a Alexander-sama... y el también carga con las responsabilidades de ser el jefe del hogar mientras no está Lord Hannibal-sama- agrego, Jill lo miro fijamente con sus penetrantes ojos verdes, observando atentamente los ojos carmesí del mayordomo, aferrándose con más fuerza- así que... no es mala... solo, es una joven shinigami, que está pasando por cambios mus rápidos... no se angustie por eso.... le dijo colocándole el trapo húmedo en la frente después de recostarla de nuevo

Jill sonrió dejando que Yue la recostara de nuevo, miro al mayordomo con una sonrisa ligera en sus labios.

-          que haríamos mis hermanos y yo sin ti Yue- le digo sonriendo- en ausencia de nuestros padres, prácticamente tu nos criaste....- murmuro- sobre todo a mi- pensó- gracias... Yue san
-          My Lady, no tiene porque agradecer... vivo para servir a la familia...y así trato de que todo marche como tal, pero siendo simplemente el mayordomo, no puedo darles ordenes a my ladies o a mis amos.... ya que yo solamente les sirvo...- dijo tomando el trapo de la frente de Jill y yendo a humedecerlo de nuevo al cuarto de baño

Jill estaba a punto de decirle a Yue que él no era solo un mayordomo, que ella no lo veía de tal manera, que él jamás había sido solo un mayordomo para ella que... era algo mas... pero justo antes de que abriera la boca para decir algo Leonard entro a la habitación preguntándole como se encontraba.

-          Jill!...por favor...recupérate...si?- le suplico Leonard temblando, parecía asustado por algo, Jill sintió ternura con él, siempre había sido así, Leonard despertaba en ella un instinto de querer protegerlo, ya que le causaba ternura
-          no te preocupes leo-kun... es solo un poco de fiebre que se niega a bajar- le respondió sonriendo con dificultad

Yue se dispuso a salir para dejarles espacio, Jill lo miro de reojo

-          si sucede algo... avíseme de inmediato...entendido??...- le dijo a Leonard, Jill intento incorporarse, era extraño que él se marchara, Jill estaba acostumbrada que cuando tenía fiebre Yue o su hermano cuidaban de ella, pero no trato de detenerlo, intento levantarse para ponerse algo más fresco para descansar Yue se acerco al armario de Jill y saco su camisón de dormir- Jill-sama, le quitare el vestido, para ponerle su camisón de dormir...para que descanse mejor...

Leonard no dejo de sujetar la mano de Jill, Yue los interrumpió para poder cambiar a Jill de ropa, Jill estuvo a punto de caer por la debilidad causada por la fiebre, Yue sostuvo a Jill y se cubrió los ojos para poder cambiarla de ropa, la dejo recostada

-          bien, espero que descanse... y duerma bien...- le dijo antes de salir de la habitacion

jueves, 16 de mayo de 2013

Atlantis version Di Rousseau


Bien… pues esta historia comienza hace mucho tiempo, en medio del extenso océano, había un poderoso imperio el cual, estaba siendo amenazado por una enorme ola que destruiría todo a su paso.

Las alarmas de la ciudad sonaron sin cesar, anunciando a los ciudadanos que fueran a sus refugios, la gente gritaba y corría, cuando una brillante luz apareció en el cielo, era como una gran estrella que flotaba sobre la cuidad, la cual emitía destellos de color rojo en dirección al suelo, como buscando algo… o.. A alguien.

En el centro de la cuidad, justo frente al palacio, la familia real se disponía a refugiarse, pero en su huida, la pequeña princesa una linda niña de cabello largo y negro y unos hechizantes ojos azules, tiro su muñeca, y regreso por ella soltándose de la mano de su madre.

La reina al notarlo corrió tras ella y la abrazo, diciéndole que no volviera a hacer eso y que no tenían tiempo, aquella enorme ola estaba tan cerca que terminaría por matarlos a todos.

Pero, algo extraño paso, uno de aquellos destellos rojos de aquella estrella se poso sobre la reina, y la luz se volvió azul brillante, al tiempo que los ojos de la reina se tornaban azules, y el cristal de su cuello flotaba apuntando a la estrella, poco a poco todos los destellos que recorrían la cuidad se cerraron en uno solo y la reina charle fue elevándose poco a poco en dirección a la estrella entrando en ella.

El rey observo aquello con sorpresa, abrazo contra su pecho a la pequeña que llamaba a su madre incesantemente.

-          Asaine cierra los ojos no mires!- le indico Saine,

La estrella comenzó a girar dándole vida a unas enormes y colosales estatuas las cuales crearon una burbuja que protegió a una parte de la cuidad, pero dejando a la mayoría fuera, justo cuando la ola gigante golpeo el resto de la cuidad y sus habitantes fueron destruidos, pero aquella pequeña porción que fue protegía fue tragada por el mar sin dejar ningún rastro de lo magnifico que había sido el imperio de Atlantis.



Muchos pero muchísimos años después, Atlantis había pasado a ser solamente un mito, una leyenda y había sido casi completamente olvidada. Excepto por un jovencito que trabajaba en un museo. Su nombre era Ronald Knox.

Ronald se había criado con su abuelo, el cual fue u gran arqueólogo e investigador de culturas antiguas, su abuelo le había contado sobre Atlantis y que algún día lo encontrarían juntos, lamentablemente su abuelo cayó enfermo y murió años atrás, pero él estaba decidido a encontrarlo, se la pasaba horas investigando hasta que dio con una pista clave para encontrar Atlantis, un libro antiguo llamado el diario del pastor.

Tenía todo preparado, y ensayaba su ponencia la cual expondría ante los señores del consejo del museo, importantes hombres de negocios, si los convencía, financiarían su expedición para buscar el libro y Atlantis. Lo que él no sabía era que aquellos hombres lo tomaban por loco y solo buscaban maneras de evitarlo. Prueba de esto fue que sin previo aviso cambiaron la hora de su presentación, aunque no se lo avisaron hasta mucho después y al no presentarse habían rechazado su propuesta.

Ronald suspiro y tomo sus cosas decidido a hablar cara a cara con William T. Spears y el resto de los señores del consejo. Los cuales al verlo huyeron de el escondiéndose detrás de puertas, mientras que William salía de museo a pasos apresurados y abordaba su coche.

Ronald le dio alcance tratando de explicarle por que debería de financiar su propuesta.

-          Este museo solo financia expediciones basadas en hechos reales, no en leyendas ni folklore – le dijo seriamente- además te necesito aquí, contamos contigo
-          Enserio?- pregunto Ronald ilusionado
-          Ahora que viene el invierno no podemos descuidar la caldera- respondió burlesco indicándole al cochero que se marcharan
-          Pero, hay un diario… esta en Irlanda- insistió Ronald siguiendo el auto- estoy seguro esta vez!

William cerro la cortinilla de su coche para no verlo, pero un golpe lo tomo por sorpresa, Ronald había saltado al cofre del auto.

-          Señor Spears no quería llegar a esto pero esta es una carta de renuncia.. si no accede a financiar mi propuesta…- fue derribado del auto- RENUNCIARE!!!- grito, el auto hecho en reversa deteniéndose frente  a él- hablo enserio señor, si no accede a financiar mi propuesta…
-          Que harás? Tiraras tu carrera al drenaje igual que tu abuelo?- lo reto William levantando una ceja- tienes potencial Ronald, no lo desperdicies en fantasías.

El coche se alejo por la calle salpicando a Ronald con un charco, este se levanto desanimado y decidió regresar a casa, había comenzado a llover y las luces del departamento se habían ido por completo.

-          Ya llegue- saludo- Pulga? gatito?- pregunto tratando de ver en la obscuridad, justo cuando un relámpago iluminaba una silueta de pie frente a el
-          Ronald Knox?- pregunto la sensual voz de una mujer girándose hacia el
-          Quien es usted? Como entro aquí?- pregunto Ronald sorprendido
-          Baje por la chimenea jo jo jo- respondió de la misma manera seductora pero seria- me llamo Evangeline Rave… la persona para quien trabajo tiene una interesante propuesta … le interesa?
-          U…una propuesta?- tartamudeo Ronald viendo como la estola de piel caía por los hombros de aquella mujer de cabello largo y hermosa figura – para quien trabaja?

La mujer sonrió y salió del apartamento seguida por el chico, subieron al auto de la dama y se encaminaron a una mansión alejada de la cuidad, aquella mansión daba escalofríos, Evangeline lo guio por el recibidor hasta un pequeño ascensor, dándole indicaciones claras

-          Deberás llamarlo señor di Rousseau o señor, no te sentaras si no te lo ordena, usa frases cortas y no repitas oíste?- le dijo arreglando el cabello del rubio, el ascensor llego a su destino- relájate, no muerde, a veces- sonrió regresando en el ascensor

Aquella estancia estaba llena de libros y solo había una enorme pecera que le brindaba una extraña luz azulina a la estancia además del calor de una chimenea, ante la cual un chico joven practicaba yoga. Se acerco lentamente, fijando su mirada en un cuadro de un hombre maduro al lado de su abuelo

-          Abuelo?- se pregunto confundido
-          Así es el mejor explorador del mundo- dijo el joven seriamente, el cual solo vestía una ligera bata para practicar yoga- Alexander Di Rousseau
-          Entonces conoció a mi abuelo?
-          Al viejo Erick lo conocí cuando era muy pequeño; era un buen amigo de mi padre, se conocieron hacia mucho y fueron amigos hasta el día de la muerte de tu abuelo. Mi padre decía que estaba más loco que una cabra,  incluso lo acompañamos a muchas de sus expediciones, hablaba mucho de ti
-          Qué raro, el jamás los menciono a ustedes
-          Y se lo agradecemos, tanto mi padre como yo odiamos que hablen de nuestra vida, mi vida es privada
-          Joven di Rousseau podría decirme que hago aquí?
-          Acércate a la mesa, tu abuelo vino y lo dejo hace años, dijo que si algo le pasaba a él debía dártelo cuando estuvieras listo, sea lo que sea

Ronald hizo caso y tomo un pequeño paquete de la mesa, quitándole el envoltorio de papel, se quedo mudo al ver que lo que sostenía era el diario del pastor.

-          Joven Alexander se da cuenta de lo que es esto? Este diario es crucial para encontrar Atlantis el continente perdido
-          Atlantis- se rio Alexander- no naci ayer chico- dijo caminando a un biombo para poder cambiarse de ropa
-          No es verdad, coordenadas, señas  todo está aquí
-          Son solo garabatos- respondió Alexander desinteresado
-          Eso es porque está escrito en un dialecto que ya no existe
-          Entonces no sirve
-          No solo es difícil, he pasado mi vida estudiando esta lengua y créame para mí no son garabatos
-          Seguramente es falso- respondió Alexander saliendo vestido con un traje  elegante
-          El no lo habría dejado si fuera falso, daría todo lo que tengo o juraría por mi vida que este es el autentico diario del pastor
-          Aha y que harás con él?- pregunto Alexander tomando asiento levantando una ceja incrédulo
-          No sé, buscar fondos… el museo!
-          Nadie te creerá
-          Los convenceré, hare que me crean
-          Como lo hiciste hoy?
-          SI!- respondió Ronald- espere, no, quien le dijo…? Ah olvídelos a ellos no importa, encontrare Atlantis yo solo aunque sea en un bote de remos!- exclamo Ronald decidido

Alexander sonrió de medio lado satisfecho, juntando los dedos frente a su rostro el cual se veía enigmático por el brillo azul de la pecera.

-          Felicidades Ronald eso es justo lo que quería escuchar, pero olvida el bote chico, viajaremos con clase- dijo presionando un botón haciendo aparecer una maqueta de una especie de nave submarina todo está listo, todo el numerito.
-          Por qué?
-          Durante años tu abuelo mareo a mi padre con historias sobre ese libro, jamás le creyó una palabra, hasta que un día hicieron una apuesta, que si encontraba ese dichoso libro no solo pagaría la expedición sino que lo besaria en la boca- suspiro Alexander- imagina la vergüenza de mi padre cuando tu abuelo encontró el libro- se rio mostrándole una foto.- se que tu abuelo nos dejo Ronald que descanse en paz, pero Hannibal di Rousseau y yo somos hombres de palabra- dijo Alexander acercándose al cuadro sobre la chimenea- oyó eso señor Knox! Mi padre puede descansar en paz con la conciencia limpia

Alexander pareció decaer un momento, y suspiro agachando la mirada, Ronald lo miro preocupado

-          Tu abuelo fue un gran hombre, tal vez tu no sepas cuán grande fue, esos payasos del museo lo aplastaron y se burlaron de el, la decepción lo mato… si logro mostrarles aunque sea una prueba, será suficiente- suspiro y levanto el rostro- pero que estamos esperando hay cosas que hacer
-          Pero, joven Alexander si se propone hacer una expedición necesita de un tripulación
-          Ya la tengo!
-          Se necesitan ingenieros y geólogos!
-          Los tenemos- dijo mostrándole unas fichas sobre la mesa- Nathaniel di Rousseau, geología, este chico adora su tierra- sonrió- Roxte Villefort , lo sacamos de una prisión turca; Jill di Rousseau, que no te engañe su edad, sabe más de motores de lo que puedes imaginar, lo mejor de lo mejor, es la tripulación que encontró el diario.- dijo mostrándole una foto
-          Donde están?
-          En Islandia
-          Lo sabia!!- exclamo triunfal
-          Solo necesito, un experto en garabatos, es tu decisión, continuar con la expedición de tu abuelo, o volver a la caldera
-          Esto es enserio?- pregunto Ronald a punto de desmayarse
-          Ya estas entendiendo
-          Mi... mi empleo, voy a tener que renunciar
-          De hecho, renunciaste esta tarde
-          Enserio?
-          Si no dejo cabo suelto
-          Mi departamento, tendré que avisar
-          Arreglado
-          Mis cosas?
-          Empacadas
-          Mis libros?
-          En cajas
-          Mi gato?- un maullido saco de su trace a Ronald, Alexander lo miraba tranquilo,
-          Mi padre tenía un dicho, “se nos recuerda por los regalos que le dejamos a nuestros hijos”, este diario es el regalo de tu abuelo, que dices?- le pregunto teniéndole una gabardina
-          Acepto joven Alexander! No lo lamentara- tomo la gabardina poniéndosela al rever- es tan emocionante que que que  no puedo contenerme- tartamudeo

En poco tiempo todo estuvo listo, y Ronald estaba en el barco que los trasportaba a través del océano hasta el punto donde el submarino seria echado al agua para ir en busca de Atlantis. Solo que, el viaje había mareado al pobre rubio que se la paso vomitando por la borda.

La vos de una mujer joven los convoco a todos por los altavoces del barco, la cual les indicaba que estaban a punto de partir y que debían reportarse en el piso más bajo del barco, por lo que Ronald tomo sus cosas y se dirigió al lugar, aunque no sabía donde era realmente así que decidió preguntar.

-          Disculpe?- le pregunto a una persona de larga cabellera negra atada en una trenza
-          Si compañero Knox- lo saludo la sensual voz de Evangeline girándose a el
-          Ahh!- exclamo Ronald- eres tú!
-          Evangeline tenemos algo de qué hablar!- le reclamo un chico que estaba en una carreta, su cabello negro con mechones blancos resultaba curioso, además de sus ojos de un tono entre purpúreos y azules
-          Un segundo- le dijo Evangeline a Ronald- que quieres decirme Yukki!
-          Llenaste la carreta hasta el tope con alimento para conejo! Mira todo esto, canela orégano cilantro- dijo sacando pequeños botecitos de especias- no sé ni qué demonios es el cilantro; que es esto?
-          Se llama lechuga
-          Lechuga?!
-          Es un vegetal Yukki, los hombres necesitan los 4 grupos básicos
-          Te diré cuales son los 4 grupos Carne, carne, carne y alcohol!

Nuevamente el llamado a la tripulación por los altavoces los distrajo de la discusión, Evangeline le arrojo la lechuga a Yukki.

-          Demasiada charla , tenemos que partir! Andando!- ordeno marchándose,

 Ronald la siguió y subió a una plataforma ascensor que lo llevo a la planta baja, cuando llego al fondo se sorprendió de ver lo que tenía enfrente, un enorme submarino el cual estaba siendo cargando con diversos vehículos y con personas abordándolo, era idéntico que aquella maqueta que Alexander le había mostrado solo que cientos, no, miles de veces más grande.

Alexander se aproximo a él, esta vez vestido con el traje de un capitán de barco, lo saludo llamándolo, Ronald se percato de que venía acompañado por alguien más, un sujeto vestido con ropas militares de largo cabello negro y mirada gélida aunque con una sonrisa extraña y aterradora en su rostro.

-          Ronald quiero presentarte al comandante Miguel el estuvo a cargo de la primera expedición
-          Un gusto Ronald Knox- lo saludo viendo el diario en manos del chico- asi que ya tienes el diario no? Es lindo pero… prefiero otro tipo de lectura
-          Vaya Alexander usted si que sabe echar la casa por la ventana- dijo Ronald viendo todo el lugar
-          Tu abuelo siempre dijo que no se le puede poner precio a la búsqueda del conocimiento
-          Pero créame lo que encontraremos no será nada comparado con esto
-          Será enriquecedor para todo el mundo- sonrió Miguel- es hora de irnos, Alexander- se despidió de el abordando el submarino
-          Adiós señor Alexander no lo defraudare- se despidió Ronald.

La tripulación comenzó a preparar todo cerrando las escotillas y revisando los mandos, Miguel estaba de pie al centro de todo revisando el correcto funcionamiento de todo, mientras que la teniente Evangeline daba las órdenes de zarpar en ese momento. El submarino fue soltado y comenzó a sumergirse, Ronald observaba fascinado desde el enorme ventanal en forma de esfera de gruesos vidrios.

El viaje duro unas horas,  por lo que Ronald decidió descansar en un camarote, aunque cuando se recostó en una cama alguien se asomo a verlo y además encendió una luz diciéndole que movía la tierra.

-          Disculpa?- pregunto Ronald confundido
-          Removiste la tierra!!- le reclamo un chiquillo bajando de la cama de arriba- tierra de todo el mundo recolectada en años!- le dijo quitando la manta dejando al descubierto montones de tierra con banderines de diferentes países- que has hecho Inglaterra no debe unirse a Francia!
-          Y que hace en mi cama?!
-          Haces muchas preguntas quien eres habla habla!!- insistió el chico tomándolo del brazo buscando algo en las uñas de Ronald, extrajo una pequeña roca o algo así y lo observo con sus extrañas gafas

Gracias a esto el chico le dijo a Ronald todo lo que había y hasta lo que había comido, diciéndole además que era cartógrafo y lingüista. Lo empujo fuera de la habitación diciendo que no podía quedarse, pero en la entrada choco con un hombre al levantar la mirada se percato que era un sujeto alto de cabello blanco y mirada carmesí. Al parecer venia de asearse ya que solo traía una toalla colgada al cuello y no traía camisa

-          Te sentaste en la tierra no?- le pregunto burlón- Nate! Dijimos que no pelearías con otros niños- le reclamo al chico el cual intento atacarlo- Atrás! Tengo un jabón y pienso usarlo- Nate retrocedió trepando a su cama de nuevo- Atrás salvaje, vuelve a tu cueva!- dijo el hombre quitándose la toalla del cuello- me llamo Yue, médico de abordo
-          Ronald Knox
-          Ronald Knox?!- memorizo Yue – eres mi cita de las tres- dijo poniéndose la bata y sacando una segueta de su maletín
-          Hay mama! Exclamo Ronald pálido
-          Lindo no? Las instrucciones dicen que esta belleza puede cortar un fémur el 28 segundos… yo podría hacerlo en 12, ahora abre la boca y di ha- le dijo sacando un abate lenguas
-          No creo que…. Ah!- dijo ya que Yue le había puesto el abate lenguas en la boca, y comenzó a revisarlo de todo a todo preguntándole cosas acerca de el aunque Ronald no podía responder por que traía la boca ocupada.

Afortunada mente para Ronald fue llamado por los altavoces que se presentara en el puente, se despidió de Yue y salió de ahí.

Cuando llego al puente había parte de la tripulación ahí, El comandante Miguel, la Teniente Evangeline, un pelirrojo aterrador que traía un fosforo en la boca el cual Alexander lo había presentado como Roxte según las fichas de la tripulación, y una chica peliazul vestida con un overol que le quedaba algo grande y una blusa blanca de mangas largas y una gorra del mismo color del overol, por debajo de la cual asomaba su cabello azulino que según las fichas la indicaba como Jill jefa de mecánicos hermana menor de Alexander y hermana mayor de Nate.

Ronald había sido citado ahí ya que les explicaría como llegar a la entrada de Atlantis, para lo cual se apoyo de un proyector, en el cual les mostro unas imágenes explicándoles de una criatura llamada leviatán, que se suponía era el guardián de la entrada de Atlantis.

Mientras Ronald explicaba esto la chica de comunicaciones, Monse di Rousseau la cual hacia una llamada con una amiga comenzó a captar algo en el hidrófono, apago su cigarrillo y se comunico con Miguel.

-          Comandante debe de escuchar esto- le dijo, Comandante, comandante!, Comandante!
-          Dígame Monse que sucede?- le pregunto Miguel suspirando
-          El hidrófono está captando algo que debería escuchar
-          Ponga los altavoces

Monse obedeció y apretó el botón indicado, los altavoces dejaron escuchar el eco de un rugido y como si algo enorme y metálico se moviera cerca de ellos. Pero poco a poco el sonido pareció alejarse.

-          Sea lo que sea ya se alejo- susurro Evangeline

Miguel suspiro y dio la orden de seguir adelante, cambiando un poco de rumbo pero, algo muy grande golpeo el submarino agitándolo todo por dentro, cuando se percataron de que era lo que los atacaba parecía una enorme langosta la cual los atacaba con furia.

Miguel ordeno contraatacar soltando pequeños submarinos armados para poder hacer que aquella bestia soltara al submarino mayor. Pero al bestia uno a uno comenzó a destrozar a los submarinos, además el daño que habían recibido comenzó a hacer que el agua se filtrara. Jill cerró las puertas tratando de evitar que esta avanzara rápidamente.

-          Llama al puente- le ordeno a uno de sus ayudantes
-          Comandante ingeniería en la 4- murmuro Monse tranquila
-          Conéctala!- ordeno Miguel
-          Miguel! Sufrimos daños aquí abajo, y el agua se filtra!, no me gustaría estar aquí si la caldera explota
-          Cuanto tiempo tenemos?
-          20 minutos si la compuerta resiste- pero un sonido hueco la hizo ponerse alerta. Bueno que sean 5
-          Ya oyeron a la chica!, abandonen  la nave!- ordeno Miguel
-          Monse la alarma!- le ordeno Evangeline, pero la chica hacia una llamada- Monse!
-          Luego te llamo- respondió Monse apagando un nuevo cigarrillo- no no te llamo yo!

Las alarmas sonaron por toda la nave, acompañados de la voz de Monse la cual indicaba a todo el personal abandonar la nave, los cuales abordaron pequeñas naves donde cabían cerca de 40 personas o 50, los mini submarinos habían sido casi completamente destruidos y ya no tenían armas, aunque el Leviatán parecía aun querer luchar, y destruyo por completo el submarino principal, los demás pudieron escapar justo a tiempo. Adentrándose en una grieta que los llevo por un túnel hacia una burbuja de aire en el cual estaba la entrada a un pasaje que los llevaría a Atlantis.

Cuando desabordaron Yue encendió una vela y la coloco sobre un platito en el agua, mientras Miguel dirigía unas palabras para los que habían muerto, habían perdido a más de  ¾ de la tripulación con la que habían iniciado el viaje. Ahora la única esperanza era Ronald, el cual debía leer bien ese diario para poder guiarlos a Atlantis sanos y salvos, Evangeline dio órdenes para ponerse en marcha y todos partieron de ahí.

Fue un viaje pesado para todos , Ronald traba de interpretar lo mejor posible el diario, a la hora de la cena , cuando todos se reunían el se la pasaba repasando y estudiando, se alejaba de la tripulación, así como la tripulación se alejaba de el.

-          Hemos sido un poco duros con el- dijo Yue mirándolo de reojo- hay que darle una oportunidad
-          Tienes razón- respondió Jill- oye Ronald por qué no te sientas con nosotros?
-          Enserio? No les importa
-          No, siéntate aquí- dijo Jill ofreciéndole una roca
-          De verdad es un honor que me incluyan en su grupo- sonrió sentándose, pero Nate le puso un cojín gaseoso cuando se sentó y hecho a reír
-          Nate!!- le reclamaron todos
-          Perdóneme, no lo resistí!- dijo Nate entre risas

En ese momento Yukki llego a servirles la cena, la cual consistía de carne quemada casi siempre o con mucha grasa.

-          Oye Ronald nunca sueltas ese libro?- le pregunto Jill
-          Di, debes haberlo leído unas 12 veces- agrego Yue
-          Es que no comprendo algunas cosas, - respondió Ronald pasando las paginas, en esta parte el pastor describe algo llamado el corazón de Atlantis, pero después no dice nada, como si faltara una pagina
-          Niño relájate… no nos pagan tiempo extra- respondió Roxte
-          Lo se lo sé, pero oigan ese es el objetivo no? Acción, aventura… a no ser que lo hagan por… plata
-          Plata- respondió Jill
-          Plata- agrego Yue
-          Plata- murmuro Nate
-          Yo voy a decir…. Plata- dijo Roxte
-          Eso pensé- murmuro Ronald quejándose de un dolor en el cuello
-          Te pasa algo en el cuello?- le pregunto Yue
-          Si me golpee cuando- no pudo terminar cuando Yue lo tomo de la cabeza y le trono el cuello a ambos lados- auch!
-          Mejor?
-          Si estoy mejor- dijo sobándose- como hiciste eso
-          Lo aprendí de una tribu con la que estuve
-          No te creo
-          Me crie con ellos, mi padre era medico cuando llego a ese territorio, ahí conoció a mi madre, me enlistaron en la escuela de medicina, un día estudiaba anatomía y al otro curaba soldados heridos de guerra- respondió, en ese momento Yukki llego ofreciendo mas comida a lo que todos se negaron

Levantaron el campamento, pero aprecia que Ronald tenía problemas para levantar su tienda a lo que Roxte le ayudo.

-          Gracias no acampaba desde que… mi abuelo me llevo- sonrió Ronald con nostalgia
-          Jamás hable con tu abuelo, como era él?- le pregunto Jill levantando su tienda
-          Era u  gran señor, mis padres murieron cuando era pequeño y él me crio- dijo Ronald riéndose
-          Qué pasa?
-          Nada solo.. recordé algo, cuando era niño fuimos a acampar a un rio, y entonces vi algo brillante en el agua, una punta de flecha, mi abuelo se emociono como si hubiera encontrado una civilización perdida- dijo mirando a Jill- oye Jill, no te ofendas pero como una chica de tu edad se convirtió en jefe de mecánicos de una expedición
-          Estoy aquí desde que papa murió, pero lo curioso es que el solo quería tener varones que pudieran hacer lo que a él más le agradaba, que cuidaran de su familia, su fortuna, y siguieran sus pasatiempos como lo eran las comunicaciones, la geología y la mecánica, pero.. solo nos tuvo a mis hermanos mayores y a mi
-          Así que tus hermanos…?
-          Alexander cuida de nosotros y de la fortuna y los negocios, incluso está a punto de casarse, mientras que mi hermana mayor es la encargada de comunicaciones, la conoces, Monse di Rousseau… y mi hermanito- Jill suspiro sonriendo- bueno solo te diré que lo conoces – respondió Jill recostándose

Monse paso delante de ellos con una mascarilla y el cabello amarrado en tubos de belleza y con un cigarro en los labios

-          Y su pijama Monse?- le pregunto Ronald
-          Yo duermo desnuda- respondió caminando

Ronald la miro con sorpresa mientras que Yue le arrojaba un antifaz

-          Creo que te va a faltar esto, es sonámbula- le dijo riendo
-          Pues mi historia es volar todo en pedazos- respondió Roxte acomodando el antifaz
-          Por favor Roxte… se franco con el- dijo Yue seriamente jalando el antifaz y soltándolo de golpe
-          Mi familia tenía una florería, ahí vendíamos rosas, claveles, girasoles y cosas de esas, en fin un día estábamos haciendo unos 3000 ramilletes para un baile, de esos que las chicas usan y todo el mundo llega donde esta? Cuando esta? Combina con mi vestido? Una pesadilla, y luego en la casa de lado había una fuga de gas o algo así y BOOOOM no mas lavandería china- dijo Roxte- Salí volando por la ventana de enfrente, para mí fue como una señal del cielo mi vocación estaba en el boom.

Ronald vio a Nate cavar un hoyo en la tierra y meterse en el

-          Y Nate cuál es su historia?
-          Hazme caso no quieres saberlo- respondió Yue- Jill no le digas, no debiste decírmelo nunca y ahora te lo digo, no escuches nada!- Yue apago la lámpara de aceite para poder dormir.

En la madrugada, Ronald despertó por causa de necesidades fisiológicas que no lo dejaban dormir, pero un descuido de su lámpara de mano molesto a unos pequeños insectos, cual no fue la sorpresa de Ronald que al golpearlos esos estallaba en llamas, y poco a poco fueron quemando el campamento.

-          Fuego!! Fuego!!!- grito corriendo despertando a todos
-          Knox vuelve a tu cama!!!!- le reclamo Miguel molesto, percatándose de lo que sucedía
-          Hay que apagar se incendio!!- ordeno Evangeline
-          No hay tiempo hay que entrar a esas cuevas muévanse ya!- ordeno Miguel señalando unas cuevas al otro lado de un puente de roca.

Se pusieron en marcha , pero los insectos los seguían, varios camiones explotaron causando el derrumbe del puente, la gravedad los llevo a todos al fondo del abismo.

-          Ya que alguien diga algo- dijo Miguel encendiendo un fosforo- solo los vivos- Todos se quejaron por el dolor- Jill un recuento de los daños- dijo encendiendo una lámpara de mano
-          No son  tantos como parecen, dos unidades hechas pedazos, pero parece que la excavadora aun funciona, caímos en algo suave por suerte- respondió Jill
-          Parece ceniza- dijo Nate mirando el piso estamos en la base de un volcán- dijo, Evangeline disparo una bengala hacia arriba
-          No tiene fin-murmuro viendo la bengala solo hacerse pedazos sin llegar a algo solido
-          El magma se solidifico en la cima del cráter volcánico bloqueando por completo la salida
-          Alto!- dijo Yue . quieres decir que este volcán puede volar en cualquier momento?
-          Para eso necesitaría una fuerza explosiva de gran magnitud- respondió Nate, todos miraron a Roxte el cual atornillaba un grupo de cartuchos de dinamita
-          Debería hacer esto luego he?
-          Seguiremos de aquí- dijo Miguel- que opina compañero Knox?- no hubo respuesta- Knox!

Ronald había caído lejos de ahí, y se había golpeado con una roca, cuándo abrió los ojos, vio que estaba rodeado de extraños con grandes mascaras y que les brillaban los ojos, intento huir pero tenía una fea herida en el brazo.
Uno de ellos se acerco a él, y se levanto la máscara, dejando ver el rostro de una hermosa chica de cabello negro y bellos ojos azules, usaba vestimentas como primitivas o de alguna tribu, se acerco a él colocando la punta de su collar, un cristal brillante, en la herida, después colocando su mano en ella, la herida de Ronald desapareció de inmediato, la chica le sonrió y volvió a ponerse la enorme mascara.

Un ruido los alerto, los extraños huyeron mientras Ronald los seguía al final de la cueva, se quedo paralizado al ver lo que tenía enfrente, justo cuando los demás compañeros de expedición llegaban con él, nadie podía dar crédito a lo que veían.

Delante de ellos había una enorme plataforma circular de la cual caía una enorme cascada de agua hacia un rio de lava, el vapor que esto causaba hacia ver las enigmática aquella ciudad que se veía a lo lejos coronada por un enorme santuario de altas torres.

-          Es muy hermoso!- exclamo Jill
-          Tengo que admitirlo Ronny, lo lograste- le dijo Yue, pero se vieron rodeados por unos sujetos extraños con mascaras- retiro lo dicho

La líder de ellos comenzó a decirles algo en antiguas palabras, que nadie entendía, nadie excepto Ronald que comenzó a hablar con ella. La chica se quito la máscara, era la misma que había ayudado a Ronald antes, ambos discutieron un rato hasta que acabaron por entenderse, al parecer conocían muchas lenguas.

-          Tal vez uno de ellos hable español- dijo Miguel- somos exploradores del mundo exterior… venimos en paz
-          Bienvenidos a la cuidad de Atlantis- los saludo la chica – vengan deben hablar con mi padre- le dijo a Ronald tomándolo de la mano y guiándolos a la cuidad.

Cuando llegaron al palacio los guardias abrieron paso a la que parecía, era la princesa de aquel reino, en su idioma la princesa los presento pero parecía que al rey no le agradaba nada el asunto de tener a extraños ahí.

Ronald lo miraba de reojo, el rey y su hija eran tan idénticos, ambos tenían el cabello largo y negro y los mismos ojos azules.

Pero Miguel pareció no entender que no era bienvenido por el rey.

-          Majestad, en nombre de mi tripulación quiero darle gracias por esta bienvenida
-          No sé porque piensan que son bienvenidos
-          Majestad hemos venido desde muy lejos buscando…
-          Yo sé lo que buscan, y no lo encontraran aquí- respondió el rey
-          Pero somos exploradores hombres e ciencia
-          Y aun así vienen armados?
-          Las armas son solo para eliminar obstáculos que puedan surgir
-          Hay obstáculos que no pueden ser eliminados con la fuerza bruta … regresen con su pueblo deben dejar Atlantis ahora
-          Le pido entonces que nos conceda una noche, nos daría tiempo de descansar y reabastecernos
-          Está bien solo una noche- respondió el rey

Todos se retiraron mientras la princesa los veía marcharse.

-          Te has suavizado Asaine, hace 1000 años los habrías asesinado sin compasión- le dijo el rey recostándose para descansar
-          Hace 1000 años las calles tenían luz, y nuestro pueblo no tenía que buscar comida en una cuidad hecha pedazos
-          El pueblo está contento
-          No conocen algo mejor, fuimos un gran pueblo y ahora vivimos en ruinas
-          Aquí estamos bien
-          Aquí nuestra vida agoniza
-          Aquí nuestra vida se conserva, Asa, cuando subas al trono lo entenderás.

El grupo de Ronald también estaba desconcertado de que tuvieran que irse, por lo cual le dijeron a Ronald que hablara con la princesa que al parecer era la única que los apreciaba en la cuidad realmente.

Ronald planeaba como hablar con ella , la vio salir de la cámara del rey , y se escondió a esperarla, pero cuando menos lo pensó, la princesa ya no estaba frente a él. Ronald salió de su escondite revisando el lugar, y la princesa cayo detrás de el cubriéndole la boca

-          Tengo preguntas que hacerte y no te marcharas hasta que respondas- le dijo al oído- acompáñame- le dijo llevándoselo de ahí

Ambos se alejaron a un sitio alejado y solitario, donde podían hablar tranquilos

-          Tengo tanto que preguntarte sobre tu mundo- le dijo la princesa- en qué lugar naciste? Cuando retrocedieron las aguas? Como…?
-          Un momento yo… también tengo preguntas que hacerte, que tal si preguntas tu, luego yo y así… tu me entiendes
-          Adelante, cuál es tu primera duda?- le pregunto ella
-          Amm… no lo sé… cuando llegaste aquí? Bueno no tu precisamente, tu cultura, como es que esto… termino aquí?
-          Se dice que los dioses envidiaban Atlantis, enviaron un gran cataclismo y nos pusieron aquí- suspiro caminando- solo recuerdo que el cielo se obscureció y la gente gritaba y corría, luego una brillante luz como una estrella flotando sobre la cuidad, mi padre dice que mi madre entro en ella, jamás volví a verla.
-          Lo siento mucho, se lo que se siente ya que tampoco yo tuve padres… un momento!, lo viviste y por eso recuerdas? Eso es imposible ya que deberías de tener 85 u 88 siglos de edad
-          Si- sonrió ella
-          Oye… no se notan- dijo Ronald mirándola de arriba abajo- quieres preguntar tu?
-          Como llegaron a Atlantis exactamente?
-          La verdad no fue fácil, sin este libro no hubiéramos podido- dijo Ronald mostrándole el diario, ella lo tomo y lo hojeo
-          Segunda pregunta, el pastor describe algo llamado el corazón de Atlantis…
-          De verdad… entiendes esto?
-          Si soy lingüista es lo que hago mi trabajo
-          Aquí esto lo entiendes?!
-          Si entiendo su escritura igual que tu- dijo pero se percato que ella no lo entendía en absoluto- no lo entiendes cierto?
-          Claro que no, esos conocimientos se hundieron en la época del mevelmoc- dijo encogiéndose en hombros
-          Oh.. la inundación
-          Muéstrame- dijo dándole el diario

Ronald leyó la pagina que tenía enfrente, mientras que la princesa caminaba a su lado traduciéndolo, lo miro entusiasmada y lo llevo a otro lugar diciéndole que le mostraría algo, Ronald se sorprendió al ver que se trataba de una especie de vehículo, solo que según ella no quería funcionar. Pero gracias a la ayuda de Ronald ambos echaron a andar esa nave con ayuda del cristal de ella. Solo que… se estrello por un accidente.

Después de eso, ambos caminaron por la ciudad en la cual ella le mostraba parte de su cultura, ambos se habían presentado ya, y durante la cena Ronald le hablaba a ella de aquella expedición.

Ronald jamás había esperado encontrar personas en aquella ciudad, solo ruinas y vasijas de cerámica. Pero la princesa le dijo que su pueblo decaía cada día que pasaba, y que creía que el podría ayudarlos si tan solo veía un mural lleno de escritura y pintura. Ronald acepto y ella lo guio después de un largo trayecto nadando por debajo del agua, llegaron a un área donde se podía respirar, pero el mural estaba sumergido por lo que tenían que bajar de nuevo, con un par de sumergidas Ronald se dio cuenta de que lo que buscaba y la estrella que Asaine había visto eran lo mismo y eran la fuente de vida de toda la cuidad. Pero no sabían dónde estaba ya que al parecer al diario le faltaba una página muy importante.

Ambos regresaron, pero cuando salieron a la superficie Ronald se llevo la desagradable sorpresa de que sus compañeros no eran más que mercenarios, cada uno de ellos, y Miguel tenía en su poder la hoja faltante del diario. Ronald se negaba a trabajar para ellos pero, cuando vio que la vida de la princesa corría peligro acepto traducir la página.

El grupo de bandidos llego ante el rey, Evangeline tenía atrapada a la princesa y la amenazaba con un arma.

-          Díganles que suelten sus armas- le dijo al rey mirando a los guardias, el rey Saine no tuvo más que obedecer- registren todo!- ordeno
-          No me hagas enojar niño!- le reclamo Miguel a Ronald- tiene que haber otra cosa
-          Pues no la hay, solo dice, el corazón de Atlantis esta en los ojos de su rey
-          Pienso que nuestro amigo el rey puede ayudarnos en nuestra búsqueda- dijo acercándose a Saine- dígame majestad… donde está el cristal que busco?
-          Solo se destruirán- les advirtió
-          Tal vez no fui muy claro!- dijo Miguel dándole un fuerte golpe a Saine en el estomago con algo bastante duro

Saine cayó al piso por el fuerte golpe, por el paso de los años el se había debilitado de sobremanera, y ese golpe había sido demasiado para él.

-          miguel esto no era parte del plan- le dijo Yue inclinándose al lado de Saine
-          te sugiero que dejes ese gran corazón que no es digno de un mercenario- le dijo Miguel sentándose en el trono del rey- ahora voy a contar hasta 10 y espero que nuestro amigo el rey nos diga lo que queremos- dijo apuntándolo con una pistola- 1…2… 9… di…

Miguel dejo de hablar, percatándose de que en el estanque frente a él las rocas estaban acomodadas de la misma manera que la insignia de la portada del diario, exceptuando por el círculo central

-          el corazón de Atlantis esta en los ojos de su rey- murmuro – lo tengo ahí esta- dijo aventándole el diario a Ronald
-          Miguel por última vez no tiene idea de que haría con tanto poder
-          Habrá que averiguarlo pero tengo en mente varias cosas que pagar y hare lo que sea por averiguarlo- dijo Evangeline acercándose a ellos, bajo la superficie estaba oculta una plataforma circular donde cabían 4 perfectamente.

La plataforma bajo hasta una cueva oculta bajo la cuidad, delante de ellos flotaban unas rocas talladas con rostros las cuales ocultaban  una especie de esfera de energía, Asaine observo sorprendida ya que ellos eran los reyes del pasado, se dejo caer al suelo orando un poco. Miguel observo esta acción con desprecio y le dijo a Ronald que la parara en ese momento mientras pateaba una roca a un estaba que debajo de aquella esfera. De inmediato unos rayos rojos aparecieron y comenzaron a buscar algo, deteniéndose sobre la princesa, el cristal de su cuello, como siglos atrás había pasado con su madre, se elevo en dirección de aquel cristal, camino lentamente como atraída hacia él.

-          Ahora que sigue?- le pregunto a Ronald
-          Es un cristal gigante que flota a 15 metros sobre nosotros sobre una fosa de agua sin fondo, eso no te sorprende?
-          Lo único que me sorprende es que sigas hablando y esa cosa no esté en uno de los camiones, ahora muévela!
-          No sé cómo moverla no se que la mantiene allá arriba- dijo en ese momento Asaine paso a su lado , deteniéndose al borde del  y en su idioma le dijo a Ronald que todo estaría bien.

Asaine camino sobre las aguas sin despegar su vista de aquella esfera mientras los rayos ahora de color azul ce cerraban ante ella, y comenzaba  ser traída hacia el cristal. Las rocas comenzaron a girar alrededor por un tiempo, mientras aquel cristal se fusionaba con el cuerpo de la princesa. Cuando todo termino, el cuerpo de Asaine era de color azul brillante, como si ella fuera de cristal, camino de regreso hacia ellos sin decir nada, simplemente dejo que Miguel y sus hombres se salieran con la suya.

Ronald les restregó a todos que estaba a punto de acabar con una civilización entera solo por dinero, Miguel estaba cansado de eso y de las charlas moralistas de Ronald por lo que simplemente le dio un golpe en la mejilla dando la orden de marcharse.

Jill suspiro y bajo del auto ayudando a Ronald a ponerse de pie, después Roxte, Yukki , Nate y Monse se unieron a ella. Miguel solo dijo que eran unos tontos y se marcharon de ahí con el cristal, los collares de todos se apagaron lentamente, y la enorme cascada se seco, Ronald trato de seguirlos pero Roxte lo detuvo justo cuando exploto el puente.

-          Ahora si has lo que quieras- le dijo a Ronald, justo cuando Yue lo llamaba

Ronald fue a donde estaba el y el rey, Saine enserio se veía muy mal, Ronald suspiro se sentía culpable por ello.

-          Como esta?
-          Es una hemorragia, no puedo hacer mucho- respondió Yue- no te sientas culpable, el buscaba el cristal desde Islandia
-          Cristal? Eso es , Yue estos cristales tienen una especie de energía que cura, los vi funcionar
-          No- lo detuvo Saine- donde esta mi hija?- pregunto
-          Ella se…- trato de decir Ronald
-          Ella fue elegida como su madre hace siglos
-          Espere la eligió? Esa cosa tiene vida?- pregunto Ronald
-          Algo así, el cristal se alimenta de la energía de los que precedieron elige a un portador de sangre real, no aceptara otro, a cambio proporciona longevidad, fuerza, protección. con los siglos creó su propia conciencia, en mi arrogancia quise usarlo como un arma para la guerra pero su poder  fue demasiado para controlarlo nos absorbió y nos llevo a nuestra destrucción… y para evitar que Asaine sufriera el mismo destino que mi amada esposa
-          De qué habla? Que pasara con Asa?
-          Si permanece unida al cristal será absorbida por el… para siempre- se quejo Saine- el amor de mi hija es todo lo que me queda mi carga iba ser suya cuando el momento llegara, pero ahora recae en ti- dijo Saine dándole el cristal a Ronald
-          En mi?
-          Recupera el cristal, salva Atlantis …salva a mi hija

Saine apretó la mano de Ronald y expiro su último aliento. Yue guardo sus cosas suspirando resignado al no poder hacer nada.

-          Y que vas a hacer?- le pregunto a Ronald
-          Disculpa?
-          Te seguí hasta aquí, y no me iré, es tu decisión
-          Es mi decisión? Creo que ya viste lo efectivas que mis decisiones pueden ser, en resumen lleve a un grupo de bandidos al hallazgo arqueológico más grande de la historia provocando que raptaran o mataran a la familia real además de poner personalmente la fuerte de poder más  grande en manos de un mercenario que ahora se los venderá ¡!!!!! Se me olvido decir algo??
-          Incendiaste el campamento y nos metiste en un agujero- respondió Yue ladeando la cabeza, tomo el diario que Ronald había arrojado y se lo regreso a Ronald- un hombre me dijo un día que cuando llegas al fondo lo único que queda es subir
-          Quien te dijo eso?
-          Un hombre llamado Erick Knox

Ronald respiro profundamente y apretó el cristal en sus manos para salir del palacio.

-          A donde vas?- le pregunto Jill
-          Voy a seguir a Miguel
-          Ronald estás loco
-          No dije que fuera prudente… pero es lo correcto Jill
-          Caminen vamos a cuidar que no se lastime- dijo Jill siguiéndolo, y viéndolo trepar a una especie de pez de roca- Ronald que haces?
-          Síganme  y ya- dijo haciéndolo funcionar como asa le había enseñado- es fácil lo que tienen que haces es…
-          Si si ya entendí- dijo Jill tocando la placa brillante, el vehículo se levanto y se echo hacia atrás estrellándose
-          Oye Ronald tienes uno deportivo? No sé como un atún- le dijo Roxte
-          Que hay que hacer?- le pregunto un guardia
-          Es fácil solo tienen que usar los cristales,  Asa me enseño- dijo mostrándoles como, pronto muchos vehículos flotaban sobre la ciudad- este es el plan, salvaremos Atlantis, recuperaremos a la princesa o moriremos en el intento- dijo Ronald echando a andar

Ronald planeo un ataque sorpresa pero Jill suspiro diciéndole que Miguel estaría esperando y que estaba armado. Se acercaron justo cuando miguel desplegaba un enorme globo y comenzaba a elevarse para salir de ahí, Miguel al verlos indico que los acabaran a todos.

Ronald planeaba cada movimiento que hacía, apoyándose de Roxte, decidieron distraer a Miguel mientras Jill y Yue cortaban las cadenas que sujetaban aquella caja donde tenían a la princesa. Y así lo hicieron.

-          Alguien está trabajando tiempo extra- dijo Miguel al ver a Jill
-          Dijiste que esto cortaba un fémur en 28 segundos!- se quejo Jill tratando de cortar las cadenas
-          Deja de hablar y corta

El vehículo a su lado exploto ya que Evangeline los había arrojado un misil el cual estuvo a punto de golpear a Jill.,

-          Vámonos ya no hay tiempo- dijo Yue tomando a Jill y llevándosela en su vehículo flotante

Ronald en un intento desesperado se estrello de frente con una parte del globo de Miguel haciendo que perdiera altura. Miguel se percato de ello.

-          Aligera la carga!- le ordeno a Evangeline la cual arrojo todo lo que pudo
-          Es todo a menos que quieras saltar- le dijo quitando un mechón de su cara
-          Las damas primero- murmuro tomándola de los hombros y arrojándola a vacio

Evangeline logro sujetarse de una barra de metal y regreso para darle una paliza a Miguel.

-          Dijiste que estábamos en esto juntos! Me prometiste un porcentaje!- le reclamo pateándolo pero miguel tomo su pie y la arrojo de nuevo
-          La próxima vez pídelo por escrito.- le dijo y la arrojo de nuevo- no es nada personal- se rio, en ese momento Ronald lo golpeo .

Después de una pelea entre ambos en la cual Ronald no tenía posibilidades de ganar en absoluto, y varias veces estuvo a punto de caer del globo.

Mientras Evangeline llevo su mano a su disparador de bengalas y quejándose de dolor apunto al globo

-          No es nada personal- dijo apretando el gatillo golpeando de lleno el globo el cual comenzó a descender mas rápido

Esto puso de malas a miguel el cual de dispuso de una vez a acabar con Ronald ya que lo culpaba de todo lo que pasaba en ese momento, pero rompió la ventanilla de la caja cuando intento golpear a Ronald, y este logro toar un fragmento de cristal hiriendo a miguel con ella, de inmediato el poder del cristal de Atlantis lo absorbió dejándolo petrificado por un momento. Pero  aun intento atacar y Ronald en un intento por huir logro que la hélice  golpeara a Miguel, rompiéndolo como si fuera de vidrio.

La caja de la princesa cayo y Ronald lucho por moverla antes de que el globo en llamas le cayera encima, este incidente causo que el suelo se resquebrajara poco a poco, el volcán estaba despertando por esa explosión.

Ronald se dio prisa y coloco una cadena alrededor de la caja y salto sobre ella,  mientras regresaban a Atlantis seguidos por un rio de lava.

Llegaron a la cuidad mientras Nate no dejaba de exclamar que la lava liberaría su energía pronto haciendo volar la pared, Ronald libero a Asaine la cual solo hizo surgir las antiguas rocas del fondo de la ciudad.

Se elevo a los cielos con ellas y como siglos atrás su madre había hecho su madre, revivió a las estatuas de la cuidad las cuales formaron la esfera que los protegería de la lava ardiente, la cual se seco de inmediato y se comenzó a resquebrajar poco a poco, la cascada volvió a fluir y creo nubes de vapor al estar en contacto con la lava.

Un rayo de luz conecto a las nubes con la tierra, Ronald vio descender a Asaine inconsciente y se acerco para atraparla antes de que callera al suelo. Asaine lo abrazo alegre de verlo. Ronald levanto un poco la mirada percatándose que nuevas ruinas de la cuidad se veían y esta estaba en mejor estado.

Asaine le agradeció a los compañeros de Ronald obsequiándoles cristales y algo de oro, además de proporcionar ayuda para que regresaran a salvo a la superficie. Ronald se despidió de ellos ya que él pensaba quedarse en ese lugar con el que siempre había soñado al lado de la mujer que amaba. Fue una emotiva despedida, dejando que sus compañeros regresaran y pudieran entregarle a Alexander aquella prueba que tanto deseaba, justo con una nota en la cual Ronald agradecía todo lo que había hecho por él y por su abuelo.

Asaine se convirtió en la reina de Atlantis y tallo para su padre una roca con un rostro similar al de el la cual se elevo uniéndose a los grandes reyes del pasado. Asaine y Ronald treparon una estatua gigante mientras veían como se elevaba aquella roca, ahora todo había cambiado y la cuidad estaba mejor que antes, aunque para ello se habían necesitado muchos sacrificios, y solo con ayuda de Ronald podría sobre llevar el dolor de la pérdida de su padre.