martes, 18 de junio de 2013

Two of us

Habían pasado varias primaveras, desde aquella en que viera la luz
Desde entonces, nunca me había separado de mi hermano, aunque estuviera conviviendo con mis primos, tíos y siempre en las noches ambos compartíamos las experiencias y aventuras que habíamos vivido en el día
Los primeros años fueron relativamente tranquilos, nuestras travesuras infantiles se limitaban a molestar a quién se supiera a nuestro alcance...pero poco a poco nuestras energías se fueron concentrando en otros asuntos...mientras yo entrenaba con nuestro padre hasta muy entrada la tarde, el pasaba consumía su vista entre libros y tinteros
Aún así, al llegar a nuestra habitación y sín decir nada, mirábamos al techo, señal de que uno de los dos iniciará la conversación
Dichosos aquellos momentos, siguen grabados en mi mente como los más valiososUn dia, llegó una notificación, en parte no me sorprendió, pero sí el rostro desencajado de nuestra madre al sostenerloEra un aviso de reclutamiento. La guerra y la poca disposición por inscribirse de manera voluntaria de reclutas a la academia había llegado a estos extremosEl mío más que un aviso, era una carta confirmando mi ingreso...oh eso fue lo que mi padre me avisará que era, ya que a mis manos nunca llegó y mucho menos después de la paliza que recibiera de su parte, según el por haberle desobedecido, aunque yo sabía que gran parte fue por haber provocado el llanto en mi madreEl dolor más agudo se presentó, cuando yo aún estaba reposando en el suelo de la habitación


Por su esencia a rosas, temí que mi padre hubiera vuelto, pero al percibir que era más suave, suspiré de alivio...ha al momento recibí un golpe sordo en el rostro, apenas me dio tiempo de lanzar una maldición a James,pero su mirada me paralizo por completo...jamás en mi vida lo había visto tan furioso y a la vez tan triste

Sus ojos me indicaron más que mil palabras y por primera vez en mi vida, me sentía culpable. 
No pude disculparme, ni ese día ni al siguiente. Lo que al principio pensé que fuera un rencor que pasaría del desayuno, se hizo en algo serio, al notar que el día que me despidiera de mis familiares, su cabeza pelinegra y mirada carmesi fuera la única que no estuviera ahí
Afligido llegué al mundo shinigami. Ayudado de mi padre y abuelo, logré pasar con una identidad falsa, lo que menos quería era causar revuelo, al menos no uno a causa de mi nombre y posición

Y el efecto conseguido fue ser tratado como una curiosidad debido a mi raza. Los compañeros pocas veces se acercaban a mi, haciendo la estancia en algo tedioso y estresante
Una noche, llegué a mi habitación designada, tumbandome en la cama, suspire al mirar al techo. Sonreí nostálgico, estirando mi mano cerré el puño en el aire, como sí con aquella acción retuviera los recuerdos
En guardia deslice mis manos hacia la pistola que guardaba bajo la almohada, acercandome lentamente a la ventana. Distingui una silueta y estaba en linea de fuego, sería fácil dispararle. Aprete ligeramente el gatillo. Pero fue escuchar su voz y la inconfudible esencia que me agito aún más



Justo, me enredaba con mis auto reproches, cuando el sonido de unas cuerdas me alerto

La silueta poso una mano en sus labios indicando silencio. Obediente, espere, el rasgueo de la guitarra se convirtió en una melodía que reconocí al instante

Two of us riding nowhere spending someone's hard earned pay 
Cerré los ojos, recargandome en la pared, cantando al unisono de mi gemelo
Al terminar la melodía, y temiendo que el se desvaneciera, salte por la ventana.
No cruzamos palabras, el reflejo en sus ojos indicaba que faltaba algo para que la reconciliación se concretará...así que sin más lo tumbe en la cama, junto a mi girando su cabeza al techo
Su risa se propago por el recinto, cálida y suave no se opacaba con mis sonoras carcajadas. 







two of us sunday driving not arriving on our way back home 
we're on our way home
we're on our way home we're going home 
Two of us sending postcards writing letters on my wall
 you and me burning matches lifting latches on our way back home 
we're on our way home
we're on our way home we're going home 
You and i have memories longer than the road that stretches out ahead 
Two of us wearing raincoats standing so low in the sun
 you and me chasing paper getting nowhere on our way back home we're on our way home

we're on our way home we're going home
You and i have memories longer than the road that stretches out ahead 

Aquella canción que alguna vez entre ambos, hiciéramos para festejar un día del padre, ahora la cantábamos, impregnando en ella, más que sentimientos superficiales, era todo aquello que de ningúna otra forma hubiéramos podido expresar...

Vanos fueron sus advertencias de que no hiciera justo, lo que mi impulso me había empujado a realizar,pero eran tantas mis ansias por verlo y tanta mi alegría que por más que insistía que le dejara ir, más lo apresaba
Su suspiro resignado, me indicaron que ya no se opondría, así que lo lleve a la habitación


Así permanecimos hasta que al fin en un suspiro, comenzará a relatarme como había llegado ahí...


Y aún ahora, cuando mis días se tornan grises, simplemente sonrio y me tumbo al suelo mirando al techo, imaginando que James esta a mi lado, evocando esas entrañables vivencias, me relajo, sílabando nuestra melodía

viernes, 14 de junio de 2013

Sentimiento Oculto Parte 7

Jill limpio sus ojos , y se sentó en el borde de la cama con cuidado, observo el torso desnudo de Yue sin ninguna herida, Jill se sintió inútil, había intentado ayudar a Yue desde que lo habían encontrado, mas no pudo hacer nada realmente, el había rechazado su sangre, la energía que había obtenido de Alexander le había servido para poder tener energías, y al parecer aquella mujer también podía cerrar las heridas al igual que Yue.

-          Algún día.. podre hacer algo por ti sin que me rechaces?- murmuro limpiando sus ojos- por que me siento así... Yue.. tengo miedo- dijo recargando su cabeza en el tordo desnudo de este, al parecer estaba tan débil que podía sentir sus acciones- tengo... un mal presentimiento- susurro besando la comisura de los labios del mayordomo, salió de la habitación y regreso a la suya de la misma manera en que se había salido.

Jill rezaba por que aquella demonio simplemente se marchara, pero al día siguiente, lejos de cumplirse sus deseos... aquella mujer volvió, pero ahora en un carruaje y vestida como una dama de sociedad.

-          Mi lord , creo que ayer no tuve la oportunidad de presentarme como se debe, es un placer, mi nombre es Evangeline Rave. – se presento
-          ¿Rave? De las fábricas de la familia Rave?
-          Así es, su familia, my lord está haciendo negocios con la mía, o más bien conmigo, ya que soy el único miembro de mi familia - digo sonriendo - ¿Me invitará a pasar?
-          “ayer nadie la invito y bien que estaba adentro”- pensó Jill observando de lejos
-          Pero usted no es humana, como... puede...?- pregunto Alexander olvidándose de los buenos modales y la etiqueta
-          Ustedes tampoco son del todo humanos y tienen una familia una vida respetable entre la sociedad Londinense, ¿por qué yo no?- dijo un poco irritada, Monse se acerco a su hermano
-          vaya que atrevimiento venir a nuestra propia mansión para decirnos eso-comentó sarcástica-pero en algo tiene razón señorita...-hizo una mueca-...Evangeline no somos nada normales algún problema con eso?

Saine se acerco a ellos, debía detener al par de gemelos, sobre todo a Monse si querían mantener estables los negocios de la familia di Rousseau.

-          Buen día señorita Rave- la saludo besando su mano- es una sorpresa que haya decidido visitarnos- dijo fingiendo amabilidad
-          Es un placer volver a verlo Lord Saine - dijo con su sonrisa más seductora, al oír a Monse, le dedicó una sonrisa de autosuficiencia - ¿Atrevimiento? Mi administrador había concertado una cita para el día de hoy aquí en la mansión, pero al parecer lo ha olvidado. Creo que ha sido otro quien ha pecado de mala educación
-          Me disculpo Lady Evangeline, ha sido una torpeza de mi parte, si gusta entrar y pasar al escritorio- dijo Alexander suplicándole a Saine por ayuda
-          disculpe la mala memoria del joven amo- respondió Saine tranquilamente- por favor entienda que aun es un niño, y que tuvo que tomar control de los negocios incluso antes de que lord Hannibal pudiera instruirlo como es debido- agrego, por favor pase, no se quede ahí afuera
-          No se preocupen, ambos, entiendo perfectamente las circunstancias por las que atraviesa la familia
-          No tenias para que decirle que aun soy un niño Saine- le reclamo Alexander por lo bajo
-          intento sacarte de un apuro- le respondió de igual manera- el haber dicho que aun eras un niño justifico tu actitud.. de no haberlo hecho lo hubiera tomado como una ofensa- agrego adelantándose un poco.. abriendo la puerta del despacho de Hannibal

Jill los vio pasar a su lado, volteo la cara y entro a la cocina, lo que faltaba, ahora resultaba que ella era socia de su hermano, ahora con menor razón podrían intentar hacer que se alejara de la familia para siempre. Jill se dio de topes en la pared, que diablos era realmente esa actitud de ella? Por qué? Por que la quería lejos? Solo por haberla visto cerca de Yue? Y eso a ella que le importaba... o era... por las actitudes de Yue hacia ella, Yue había intentado alejar a los invitados no deseados de la mansión, a Leonard, Roxte y Saine... sin embargo... había permitido a esa mujer estar dos veces en la mansión, aun sabiendo que era una demonio, por primera vez, Yue había faltado a su oficio como mayordomo, antes aun estando débil el jamás había abandonado su responsabilidad... sin embargo... lo había hecho, y eso era causa de esa mujer... por que lo hacía? Por que a Yue le importaba tanto? Que no había dicho que no tenia eso a lo que llamaban sentimientos? Había mentido? Jill sacudió la cabeza molesta con ella, quería simplemente desconectarse, dejar de pensar en eso de una vez, si iba y le preguntaba a Yue jamás le respondería con la verdad, que era verdad y que mentira en lo que le había dicho antes? Ni ella lo sabía.

Monse entro a la cocina visiblemente molesta y refunfuñando

-          esa tipa me da mala espina-dijo sacando la tetera-que bruja!... Jill ayúdame con los pastelillos- dijo fingiendo-tenemos una invitada hay que ser corteses
-          ni que se los fuera a comer de verdad es una demonio- se quejo Jill – es enserio Monse deja de mirarme así, no voy a hacer pastelillos y menos para alguien como ella, por mi mejor que ni se acostumbre a la hospitalidad de esta casa, entre más lejos este ella de aquí mejor

Monse fulmino a Jill con la mirada, pero a ella no le importo, no caería en las exigencias de su hermana, si se dejaría intimidar, cuando Monse acabo los pastelillos, salió con él te y estos en una bandeja, Jill tomo a su cachorro y regreso a su dormitorio, cuando paso ante el despacho se percato que su hermano no se sentía nada bien y la reunión se había pospuesto

-          “perfecto vete y no vuelvas hasta mañana”- pensó Jill- “o mejor aun solo vete
-          me temo que deberemos de posponer la reunión debido a que el joven amo no se siente bien.. señorita rave gusta acompañarnos esta noche?- escucho la voz de Saine, el cabello de Jill se crispo
-          Sera un verdadero placer, además de esa manera conoceré mejor a mis asociados- respondió esta de una manera satisfecha
-          bien señorita veo que mi hermano esta indispuesto  así que será un honor hospedarla-le dijo Monse sin mucha emoción-le indicare su habitación
-          otra invitada?- murmuro Jill viendo como Monse llevaba a Evangeline a una habitación- esta casa terminara llena de seres sobrenaturales verdad Kalisto. - Le preguntó al cachorro cambiando de dirección en lo que Monse subía con la invitada, ni siquiera la volteo a ver.

Se quedo en la sala de descanso, de la cual simplemente no se movió en todo el día hasta que Saine la llevo a dormir a su habitación. Se reprimía a ella misma por su infantil comportamiento, pero simple y sencillamente no podía controlarlo.

Al día siguiente Monse tenía la magnífica idea de hacer una fiesta, había incluso adornado el salón con una desganada Jill, la verdad no tenía el mínimo ánimo para hacer una fiesta, incluso se había arreglado con desgana, no veía el por qué hacer una fiesta, si bien tenia curiosidad por saber cómo eran los bailes, ella había imaginado que su primer baile seria distinto y no sintiéndose como se sentía.

Finalmente la fiesta se pospuso, debido a que Alexander había regresado de Londres con una pequeña mal herida, después de cuidar de ella descubrieron que la chica no tenía memoria, por lo que decidieron cuidar de ella en lo que trataban de buscar algo acerca de su familia o algún indicio.

Al parecer la fiesta seria pospuesta de nuevo, realmente no podrían hacer ninguna fiesta en esa casa, siempre ocurría algo que impedía las cosas, y esa vez no estaba equivocada, algo ocurrió de nuevo. Jill se lesiono la pierna tratando de ayudar a Leonard a bajar de un candelabro. Al parecer fue un golpe muy duro ya que Jill era incapaz de ponerse de pie. Fue entonces cuando más vulnerable estaba que sucedió.

La mansión que había estado en relativa paz durante algunas semanas, estaba bajo ataque de nuevo, había cerca de 10 shinigamis rondando el área, la energía de dos de ellos era demasiado amenazante, superior a cualquiera que la joven shinigami había sentido. Leonard y Roxte salieron de la mansión, Jill se vio tentada a llamar a Yue, busco su presencia.... sintiéndolo con esa mujer... de nuevo esa arpía súcubo...

Jill derramo lagrimas frustrada, se puso de pie como pudo y se dirigió a su habitación, cambiando su vestido por un pantalón corto y una blusa ceñida debajo de una camisa blanca de vestir, amarro su cabello en una coleta alta y tomo su katana, sentía rabia por dentro... un torrente de celos que la invadía, si Yue prefería estar con esa mujer en ese momento... bien... que destruyan la mansión si es necesario... si la mataban esa vez... que importaba, pero moriría peleando.

Jill subió al techo con mucho esfuerzo, volteo a los lados esperando ver aparecer al mayordomo, su presencia bastaba para calmarla, pero él no estaba...

-          Yue –san- murmuro

Saine llego al lado de Jill plegando sus alas, la vio inclinada en el techo

-          estas lastimada no es así?- le pregunto tranquilo
-          eso no importa- respondió la shinigami- ya están aquí...

Jill ataco a uno de ellos, al tiempo que Saine se hacía cargo de dos mas, uno más ataco a Jill por la espada arrojándola del techo, la shinigami intento incorporarse mas no podía apoyarse , permaneció de rodillas en el césped del jardín, defendiéndose.

Los enemigos más poderosos no tardaron en aparecer, uno de ellos atravesó a Saine con una especia de florete, Yue apareció en ese momento, los ojos de Jill brillaron de alegría.. Pero su sonrisa se esfumo al ver aparecer a aquella mujer detrás de el. Yue se aproximo a ayudar a Saine mientras que aquella mujer se acerco al otro shinigami que emitía una energía poderosa y amenazante, Jill se sentía en desventaja, su agilidad de había ido al carajo con su pierna lastimada, la batalla parecía ir en cámara lenta, aparentemente Yue había casi partido al shinigami de cabello rubio... Hipnos lo había llamado Saine, pero en el acto este había desaparecido ... y había re-aparecido detrás de Jill sujetándola por el cabello, amenazándola con una daga apareciendo delante de Yue de nuevo.


Jill intento soltarse de su agarre, se percato de reojo que el segundo shinigami gemelo había muerto a manos de Roxte, Hipnos parecía furioso por esto, Yue al notar que había bajado un poco la guardia se lanzo contra Hipnos para salvar a Jill, pero l shinigami legendario simplemente sonrió con malicia... y clavo la daga en el pecho de la shinigami.

Jill solo escucho una de sus costillas partirse, sintió aquel liquido tibio resbalar por su pecho... intento gritar de dolor, sin embargo solo salió una gran bocanada de sangre de su boca, su cuerpo se va de lado, cayendo del techo, todo parecía en cámara lenta, Saine además de haber sido atravesado con el florete, había sido herido con una daga también, Jill se sintió atraída hacia abajo, caía sin que ella pudiera hacer algo para detenerse, estiro la mano hacia el frente, pierde la vista lentamente.

Yue libero parte de su poder demoniaco para atrapar a Jill antes de que esta cayera, la tomo en sus brazos y le quito la daga del pecho.

-          Jill-sama, se encuentra bien??...- le pregunto, la shinigami escupió otra gran bocanada de sangre- Jill-sama contésteme.. por favor...!!....

Jill abrió los ojos un poco y con mucho esfuerzo, sentía dolor, y el líquido tibio resbalar por su pecho, no escuchaba claramente, pero.. Esa esencia, a pesar de tener el olor de Evangeline también, estaba segura que esa esencia y esa calidez era de Yue, se aferro débilmente a él con una mano

-          Yue- susurró escupiendo sangre- no sabía que los shinigamis podíamos ver nuestros propios records- agrego con la mirada apagada y perdida

El mayordomo la miro con tristeza estrechándola en sus brazos

-          no se preocupe.. en unos momento, le curare.. así que, perdóneme por lo que hare... – le dijo lamiendo su herida.

Jill sabía que la saliva del demonio cerraba las heridas pero... sería suficiente?, Yue mordió su labio inferior causando que este sangrara, se acerco a los labios de la convaleciente shinigami besándolos haciendo que bebiera su sangre.

-          *esto le regresará sus fuerzas de un momento a otro... así que ,.. resista...*- le dijo de manera mental

Jill acaricio ligeramente la mejilla de Yue con esfuerzo, apenas y podía sentir que sucedía, su garganta estaba completamente cerrada, la sangre de Yue no podía pasar y resbalaba por la comisura de sus labios.

-          espero que leo-kun y que todos en la familia estén bien- susurro acurrucándose en Yue- gracias por preocuparte por mi- agrego perdiendo la conciencia en brazos del mayordomo

Jill se vio a si misma suspendida en un espacio obscuro y amplio, solamente estaba cubierta por una sabana, frente a ella había un espejo, pero su reflejo era distinto, su mirada era fría e inexpresiva, y tenía una sonrisa gélida e inexpresiva.

Su reflejo sonreía satisfecho, Roxte intento entrar en el subconsciente de Jill, pero aquella Jill del espejo se lo impidió, diciéndole que cuando la parte humana de Jill muriera, ella tomaría el control, y que si la dañaban, Jill no podría recuperarse en absoluto. Jill escucho a Roxte llamarla, pero lo escuchaba como un eco, no lo entendía. Una nueva voz, además de Roxte, alguien más la llamaba.

-          *Jill-sama...Jill-sama... * - apenas y escuchaba
-          Qui...quien?
-          *Jill-sama...Jill-sama... mi pequeña dama... mi linda dama... me escucha...???- insistió el mayordomo-  tiene que reaccionar.... me recuerda??... recuerda a Leonard-san...???.... *
-           no te atrevas a detener el curso de esta alma- le reclamo la Jill shinigami... - ella está olvidando todo.. olvidara a Leonard muy pronto
-          *Jill-sama... pequeña dama... recuerde.... Leonard-san, le espera.... al igual que su familia... *

Imágenes vagas aparecen en la débil memoria de Jill, aquella voz que le suplicaba regresar, aquella cálida voz, era la voz del hombre que ella había amado, de su primer amor desde que era pequeña, aquel que la había criado en ausencia de sus padres, aquel que había despertado sentimientos en ella, y que tenía miedo de perder.

-          Yu...Yue- murmuro el espejo comenzó a resquebrajarse- Yue- lo llamo de nuevo, no quería despertar, si.. despertaba volvería a una cruel realidad, estaba mejor en ese lugar o no?  a nadie le importaría si ella no estaba, Monse tenía a Roxte, y Saine a Charle, su hermano encontraría a alguien... y Yue.. su amado mayordomo... estaría al lado de esa mujer aunque ella muriera en ese momento.
-          Así es... no te conviene despertar o si pequeña shinigami? Tu mayordomo te abandonara para irse con aquella mujer despiertes o no
-          Yu...Yue- lo llamo con lagrimas en los ojos
-          Nadie te extrañara si mueres
-          *mi pequeña dama... mi linda y hermosa dama... regrese junto a su familia... regrese a donde le espera el joven Leonard-san...*- insistió Yue estando frente a ella estirando su brazo
-          Leonard- murmuro Jill estaba olvidando, recordó al joven y risueño shinigami de cabello verde, si algo le pasaba a ella... no había cumplido con su promesa de protegerlo... Jill había prometido proteger a Leonard, si ella moría... no podría hacerlo
-          NO SE ATREVAN!!!- les reclamo la parte shinigami - ESA NIÑA DEBE MORIR.. DEBE MORIR EN ESTE MOMENTO
-          llévame con Leonard- murmuro Jill estirando la mano para tomar a Yue- llévame contigo de regreso, Yue san... llévame a tu lado- le suplico aun asustada
-          *bien Jill-sama... cuide su parte humana... eso.. eso es lo que me gusta de usted...*- dijo Yue tomando su mano, ignorando a la chica del espejo, deposito un tierno beso en la frente de Jill llevándosela de ahí.


Jill despertó, estaba en su habitación, se sentía débil, adolorida, busco con la mirada esperando ver a Yue ahí, sin embargo el no estaba, sintió una fuerte opresión en su pecho, y las lagrimas amenazaban con salir, recorrió su habitación con la vista, viendo primero a su hermana sujetándose el pecho. Roxte de inmediato la tranquilizó y la llevo a descansar.

domingo, 9 de junio de 2013

MULAN DR

Mulan

En el lejano oriente, hace mucho tiempo, el poderoso imperio chino levanto una muralla para protegerse de sus enemigos.

La muralla era vigilada por guardias, una noche atacaron la muralla, el soldado que se encargo de encender la señal de fuego se topo cara a cara con la líder de los Hunos... Evangeline. El guardia temeroso se armo de valor y encendió la señal de fuego, después de esta se encendió otra en la almena vecina y otra y así sucesivamente.

-          Ahora toda china sabe que estas aquí- dijo el guardia tranquilo
-          Perfecto- sonrió Evangeline quemando un estandarte con el sello imperial

En el palacio imperial, el general de las tropas se reunió con el emperador para comunicarle lo sucedido, el emperador escucho atento las palabras de su general, y ordeno que sus tropas protegieran a su pueblo.

-          Antare – dijo el joven emperador Ewan llamando a su consejero – envía avisos de reclutamiento, convoca a las reservas y reúne a toda la gente posible
-          Disculpe majestad- protesto el general con respeto- pero creo que mis tropas podrán detenerlos
-          No nos arriesgaremos general, un grano de arroz puede inclinar la balanza... un hombre podría ser la diferencia entre la victoria y la derrota.

El general hizo una reverencia obediente ante el pequeño que le hablaba con tanta sabiduría. Aquel pequeño de cabello blanco y ojos heterocromaticos hablaba con una madurez no muy propia de un niño de su edad, sin embargo, ese joven emperador era el líder de toda china.

En un pueblito lejos de ahí, una chica de cabello azulino repasaba sus lecciones antes de ser evaluada por una exigente casamentera, Jill debía demostrar que era digna de brindar honor a su familia y de encontrar un buen marido para ella.

-          Callada, reservada, graciosa- repasaba anotando las cualidades de una buena esposa en su antebrazo mientras comía arroz- educada... delicada... refinada... equilibrada- murmuraba con la boca llena haciendo pinceladas- puntual!

No bien termino de decir esto un gallo canto a lo lejos.

-          Es tarde!- exclamo levantándose de golpe, aun no había alimentado a las gallinas siquiera-Kalisto!, Kalisto!- llamo a su lobo mascota- Kalis... ahí estas- lo llamo con ternura viendo al lobo dormido en la cocina tranquilamente- y quien es el lobo más listo del mundo? Me ayudaras con mis deberes hoy? – le pregunto atándole un saco de granos de maíz al collar y colocando un hueso en una vara, Kalisto lo vio y hecho a correr detrás del hueso tratando de alcanzarlo.

Jill se vistió, antes de partir le llevo el té a su hermano, el cual estaba orando en el santuario donde estaban los ancestros de la familia.

-          Alexander traigo tu...- lo llamo pero choco con su hermano tirando la taza, Alexander logro atrapar la tetera antes de que esta cayera
-          Jill que haces aquí?- le pregunto al verla
-          Traigo repuesto- dijo Jill sacando otra taza
-          Jill...Jill...
-          Los doctores dijeron tres tazas de té en la mañana y tres en la noche... si no, no sanaras completamente
-          Jill ya deberías de estar en la cuidad, contamos contigo para...
-          Para mantener el honor de la familia, no te preocupes hermano no los defraudare- dijo marchándose- deséame suerte

Jill llego a la ciudad montada en su caballo Storm, su hermana la vio con reproche debido a la tardanza, no le dio tiempo de explicar nada e inmediatamente la arrojo a una bañera con agua fría.

-          Esta helada!
-          Estaría caliente si hubieras llegado a tiempo- le dijo Monse

Varias mujeres se dedicaron a preparar a Jill dejándola presentable para su visita con la casamentera.  Incluso la llenaron de talismanes tratando de darle buena suerte.

Pero lejos de salir bien, las cosas salieron pésimas, el grillito de la suerte que le había dado Monse creó un enorme caos, incluso destruyeron el despacho de la casamentera. E incendiaron el vestido de esta. Jill trato de apagar el incendio arrojándole el te encima. Después se alejo algo apenada por lo sucedido.

-          Eres una desgracia!- le reclamo aquella mujer- podrás parecer una novia pero no brindaras honor a tu familia nunca!

Jill no dijo nada, regreso a casa acompañada de su hermana, ni siquiera podía mirar frente a frente a su hermano de lo avergonzada que estaba. Se adentro en el jardín después de liberar al pobre animalito que tantos destrozos había causado, pero el solo quería ser libre no podía culparlo por eso.

Limpio  su cara del maquillaje que le habían puesto, y se había quitado los aretes y el collar y había soltado de nuevo su largo y azulino cabello. Se sentó en una banca de piedra debajo de un árbol de cerezos que acaba de florecer en días pasados.

Alexander se aproximo a ella apoyando en un bastón que usaba cuando aquellas heridas de batallas pasadas no lo dejaban caminar bien. Jill desvió a mirada jugando con un mechón de cabello, esperaba un sermón de su hermano.

-          Vaya, pero que hermosos retoños tenemos este año- dijo tranquilo sentándose a su lado vendo las flores del árbol, Jill lo miro de reojo- mira ese aun está cerrado- le señalo uno- pero apuesto que cuando florezca será el más hermoso de todos- le sonrió a su hermana colocándole una peineta con un narciso.

Jill le sonrió a su hermano, y él la miraba con ternura y comprensión, tal vez aun era un poco pronto para Jill eso de tener que ser aprobada por una casamentera. Justo en ese momento y antes de que los dos dijera algo el tambor del pequeño pueblo comenzó a sonar.

Su hermano salió a ver que sucedía, Jill quería seguirlo pero Monse se lo impidió, pero le indico un sitio en el cual podía trepar y ver qué pasaba. Jill así lo hizo y subió a una parte del la barda, afuera había dos soldados y un hombre que vestía una túnica fina, los soldados llevaban consigo el estandarte con el escudo imperial.

-          Ciudadanos  traigo una proclamación de la ciudad imperial- dijo el hombre de cabello purpureo - los hunos han invadido china, por ordenes del emperador un hombre de cada familia deberá enlistarse en el ejército imperial- agrego sacando un pergamino comenzando a nombrar una a una a las  familias, un miembro varón de cada una tomaba la orden de reclutamiento.- La Familia Di Rousseau

Jill miro a su hermano salir de casa caminando sin su bastón, bajo de un salto de la barda y se apresuro a tratar de detenerlo.

-          Alex no puedes ir!- le suplico- por favor señor, mi hermano ha peleado antes y aun esta herido de...
-          Silencio!- dijo el sujeto de cabello purpureo- debería enseñarle a su hermana a no abrir la boca en presencia de un hombre!- le dijo a Alexander sin siquiera mirarlo de frente
-          Jill ... me estas deshonrando- murmuro Alexander, Jill sintió un como si un cubetazo de agua fría le hubiera caído en la espalda. Y se hizo a un lado
-          En el campamento de formación mañana- le dijo el sujeto dándole la orden de reclutamiento a Alexander
-          Si señor- respondió este regresando a su casa.

Esa tarde Jill observo a escondidas a su hermano entrenar con la espada de la familia, pero este simplemente no podía blandirla por mucho tiempo, las heridas de batallas pasadas aun estaban muy presentes en el, antes el había sido uno de los mejores soldados del imperio, sin embargo ahora...

Durante la cena Jill le expuso sus inquietudes y se mostro en desacuerdo a lo que hacía su hermano.

-          Es un honor proteger a mi país y a mi familia
-          Así que morirás por tu honor!
-          Se cuales mi lugar!- protesto Alexander- y es tiempo de que conozcas el tuyo

Jill salió corriendo al jardín donde permaneció sentada a los pies de el enorme dragón de piedra que protegía la casa, mirando las sombras que se dibujaban en las ventanas, había comenzado a llover desde hacía un rato y ahora estaba empapada completamente, vio a sus hermanos aparentemente discutían o hablaban de algo muy serio, Jill supuso de que, aunque Monse no hubiera tenido el valor de decírselo en la cara a Alexander, ella tampoco estaba de acuerdo en que fuera al ejercito.

Jill medito las cosas, tomando una decisión en el momento que vio la sombra de su hermana llorando y alejándose de Alexander, mientras este solo apagaba la vela sumiendo la casa en obscuridad. Jill subió al santuario de los ancestros y encendió incienso, rezo un momento pidiéndoles que por favor la guiaran en su tarea.

Regreso a la casa silenciosamente y entro en la habitación de su hermano, tomando el pergamino de reclutamiento y dejando la peineta en su lugar, le sonrió a su hermano y salió de ahí. Entro en la sala de la armadura, tomando la espada, suspiro sacándola de su funda, y armándose de valor corto sus largos mechones azulinos hasta sus hombros, después se los  sujeto en la parte alta de la cabeza y se vistió con la armadura, salió de ahí entrando en las caballerizas Storm, su caballo no la reconoció de inmediato, ella tuvo que calmarlo hablándole en voz baja pero suave, el caballo se calmo al reconocerla, Jill le coloco las riendas y salió de la casa en camino al campamento.

Monse despertó de golpe al presentir peligro, fue de inmediato con Alexander para despertarlo.

-          Jill se ha ido! – exclamo
-          Qué?!- exclamó Alexander poniéndose una bata y levantándose de inmediato, vio la peineta de Jill en el sitio donde había estado el pergamino, se puso de pie y fue al cuarto de la armadura, la cual había desaparecido – No – susurro Alexander saliendo a la entrada principal, y vio las puertas abiertas de par en par- Jill!!- grito al aire
-          Debemos ir tras ella, podrían matarla- dijo Monse adelantándose un par de pasos pero Alexander la tomo de la muñeca
-          Si la descubro ante el ejercito.... morirá- murmuro Alexander

Monse miro hacia la puerta, rogándole a los ancestros que por favor cuidaran de su hermana menor.

En la pequeña colina donde estaba el santuario de los ancestros, los kanjis de la tumba principal brillaron y de ella salió un venerable ancestro muy serio, observo el pequeño dragón que sostenía el incienso que Jill había puesto.

-          Ronald, despierta- le ordeno tranquilamente

El pequeño dragón se rodeo de humo y cayó al piso rebotando junto a un  pequeño gong.

-          Estoy vivo!!!!- exclamo levantándose- dime que mortal necesita de mi protección gran ancestro ... solo tienes que decirlo y partiré
-          Ronald!
-          Y te diré algo, cualquiera que cometa la tontería de amenazar a nuestra familia se arriesgara a mi venganzaaaa!!- exclamo el pequeño dragón
-          RONALD!!!- lo reprendió el ancestro- estos son los guardianes familiares y ellos
-          Protegen a la familia- murmuro Ronald sin mucho animo
-          Y tú que fuiste degradado qué?
-          Yo... hago sonar el gong- respondió sin animo
-          Así es, ahora... despierta a los ancestros- le ordeno el gran ancestro

Ronald suspiro y comenzó a sonar el gong llamando a los ancestros, pronto cada uno de los antepasados de la familia habían despertado, discutiendo entre ellos sobre el alocado comportamiento de Jill, decidiendo que un guardián tenía que hacerla volver. Ronald se ofreció causando la risa de todos los entes presentes en el lugar.

Después de humillar un poco al pobre Ronald lo enviaron a despertar al gran dragón de piedra , cosa que de muy mala gana fue a cumplir el pequeño dragón, pero lejos de despertar aparentemente el dragón de piedra se hacia el sordo por qué no se movió ni un milímetro de su lugar. Ronald trepo hasta la cabeza del dragón gritándole a la oreja y golpeándola con el gong hasta que la rompió. Pronto toda la escultura estaba hecha pedazos.

-          Oh no van a matarme!- exclamo Ronald temblando
-          Gran Dragón de piedra... has despertado ya?- le pregunto el gran ancestro desde el santuario, Ronald tomo la cabeza de piedra haciéndose pasar por el gran dragón
-          Acabo de despertar... yo ..yo soy el gran dragón de piedra, buenos días.. yo iré a traer a Jill... mencione ya que yo soy el gran dragón de piedra
-          Ve, el destino de la familia Di Rousseau esta en tus garras
-          No se preocupe, no perderé el rastro- dijo Ronald cayendo hacia atrás, siendo aplastado por la enorme cabeza- genial y ahora qué? Estoy perdido y todo porque Jillcita decidió jugar a los soldaditos

En ese momento el pequeño grillo que Jill había liberado antes se acerco a Ronald haciendo su característico ruido.

-          Que vaya por ella? Pero qué te pasa he? Después de este rompecabezas debo traerla con una medalla para poder volver al templo- se quejo Ronald enfadado- un minuto eso es.. hare de Jill una heroína y me suplicaran que regrese a trabajar- dijo corriendo a la salida, el grillo lo siguió- y que te hace pensar?.... eres grillo de la suerte... jaja a caso me crees un tonto? Como que un perdedor! – dijo discutiendo así se la paso gran parte del camino.

Lejos de ahí, Evangeline ganaba terreno con sus hombres, habían destruido y quemado ya varias aldeas en su camino a la ciudad imperial, incluso había descubierto a dos espías del imperio en su camino.

-          Buen trabajo señores encontraron el ejercito uno- se burlo con malicia
-          El emperador te detendrá- dijo uno de los soldados
-          A mi? El me ha invitado- dijo fingiendo estar ofendida, y sujeto a uno de los guardias por el cuello- Al construir la muralla ha retado mi fuerza, y responderé a su desafio... vayan! Y díganle al emperador que envíe lo mejor de su ejercito, estoy lista- les ordeno dejándolos huir del lugar- cuantos hombres se necesitan para enviar mi mensaje?- le pregunto Evangeline a uno de sus arqueros
-          Uno – respondió este lanzando una flecha matando a uno de los guardias imperiales


A las afueras del campamento de reclutamiento, Jill ensayaba tratando de parecer un hombre, pero no tenía ni idea de cómo actuar como uno, su hermano era muy reservado y no conocía a nadie más que a él. Storm se burlaba de ella al verla fracasar en cada ensayo.

-          A quien quiero engañar, necesitare de un milagro para entrar al ejercito
-          Escuche que alguien dijo un milagro!?- pregunto una enorme sombra reflejada en una roca detrás de ella – quiero oírte decir yo!
-          Yooo!- exclamo Jill ocultándose
-          Con eso me basta
-          Un fantasma- murmuro Jill viendo de reojo
-          Prepárate Jill tu salvación dragonaria está aquí, yo he sido enviado por tus ancestros, para guiarte en esta mascarada! Así que escúchame con atención si el ejército descubre que eres una chica... tu castigo será la muerte!
-          Quien eres tú?
-          Que quien soy? Que quien soy?! Soy el guardián de almas perdidas, yo soy el poderoso.. simpático.. el indestructible Ronald dijo saliendo de detrás de la roca de la que se proyectaba- que producción eh?- dijo orgulloso de sí mismo, Storm lo aplasto sin piedad alguna, hasta que Jill lo alejo.
-          Amm mis ancestros enviaron a una lagartija a ayudarme?- pregunto Jill decepcionada del minúsculo tamaño de esa criatura
-          Oye! Dragón... dragón!! No lagartija, yo no ando enseñando la lengua- se quejo Ronald sacando su lengua bífida como si fuera serpiente
-          Eres tan...
-          Impactante... inspirador?
-          Chiquito
-          Claro, soy de tamaño de bolsillo para su conveniencia, si viniera en tamaño normal... tu vaca moriría de miedo- dijo dándole palmaditas a Storm en la nariz, el caballo le tiro una mordida- échate clarabella!... mis poderes van mas allá de tu imaginación mortal- dijo colgándose de un bambú cercano- por ejemplo.. mis ojos pueden ver a través de tu armadura

Jill se apeno y le dio una bofetada al dragón cubriéndole el pecho.

-          Muy bien se acabo, - protesto Ronald dramatizando, el pequeño grillo hizo como que tomaba nota- deshonor, deshonor sobre toda tu familia! Deshonrar a tu... deshonrar a tu vaca!
-          Basta!- dijo Jill estresada- perdona .. es que..estoy nerviosa nunca haba hecho esto
-          Entonces tendrás que confiar en mí- le dijo Ronald- y no vuelvas a golpearme me entendiste- Jill asintió,-  muy bien, el espectáculo va a empezar, kyle las maletas- le dijo al grillito- muévete vaca- le dijo a storm pasando a un lado de el.

Se acercaron al campamento, Ronald le indico a Jill como debía caminar, pero lejos de parecer natural, parecía ridículo la manera en que lo hacía, tal parece que Jill sola podía hacerlo mejor. Observo con atención tratando de parecer natural viendo como actuaban los demás.

Se acerco a un grupo de un chico de largo cabello rojo acompañado de otro de cabello negro igual de largo y un sujeto que les mostraba un tatuaje.

-          Miren, este tatuaje me protegerá de todo- les presumió el sujeto, el pelirrojo lo derribo de un golpe
-          Espero que te devuelvan tu dinero- se rio el de cabello negro
-          No creo que pueda hacer eso- murmuro Jill
-          Es cuestión de actitud, se tosca como ese sujeto
-          Tú que me vez?!- gruño el sujeto de cabello rojo
-          Golpéalo creerá que es un saludo- le dijo Ronald, Jill obedeció dándole un golpe en el hombro el sujeto de cabello rojo se estrello contra un chico alto, de cabello blanco y ojos carmesís
-          Mira Roxte, tienes un nuevo amigo- le dijo el albino pasando su brazo por los hombros de Roxte
-          Bien ahora dale una nalgada eso les gusta- dijo Ronald sonriendo, Jill le dio una nalgada al pelirrojo de nuevo
-          Voy a golpearte tan fuerte, que a tus ancestros le darán nauseas!!- la amenazo Roxte
-          Roxte, relájate y canta conmigo- dijo el albino cantando algo en mantra, Roxte le siguió la corriente al albino sin mucho animo
-          Bah no vales ni mi tiempo- le dijo a Jill que ya se alejaba- niño miedoso!
-          Miedoso?! Deja que te enseñe algo que si te va a dar miedo!!- gruño Ronald cuando Roxte les dio la espalda

Este se dejo llevar por la ira y se lanzo sobre Jill, pero esta se agacho y el que recibió los golpes fue el pelinegro de antes.

-          Disculpa Saine- dijo Roxte buscando a Jill que trataba de huir a gatas de ahí
Roxte tomo a Jill del tobillo para evitar su huida, pero Saine se lanzo contra ambos, y Roxte y el comenzaron a golpearse cosa que Jill aprovecho para escapar. La persiguieron por todo el campamento, incluso derribaron el arroz que se les servía en ese momento de desayuno a los reclutas.

Pronto todo el campamento estaba envuelto en la pelea, al menos hasta que el general salió de su tienda acompañado de capitán de las tropas.

El general se marcho dejando al capitán a cargo de los nuevos reclutas, además Antare, acompañaba al joven capitán Leonard ya que el evaluaría al ejercito que debía preparar. Leonard paso saliva y puso orden deteniendo la pelea.

-          El empezó!- dijeron todos señalando a Jill que estaba hecha ovillo en el suelo, milagrosamente no había recibido ningún golpe.
-          No quiero buscapleitos en mi campamento!
-          Disculpe- murmuro Jill- es decir, lamento que haya presenciado eso.. pero ya sabe como son esas inquietudes de hombre, siempre ganas de golpear algo- dijo Jill tratando de actuar natural, aunque no parecía nada bien
-          Cómo te llamas?- le pregunto seriamente mirándola de cerca
-          A...yo...- Jill dudo, no había pensado en ese pequeño detalle
-          Tu oficial al mando te ha hecho una pregunta- dijo Antare molesto
-          Yo tengo un nombre y.. es un nombre de varón- dijo Jill dando rodeos
-          Que tal Saine- le sugirió Ronald
-          El se llama Saine- murmuro Jill indicando al pelinegro que se reía de ella
-          No te pregunte su nombre- dijo el capitán- te pregunte el tuyo
-          Intenta.. a....chu!
-          Achu- respondió Jill
-          Achu?- el capitán levanto una ceja
-          Salud!- se rio Ronald-soy tan gracioso
-          Ronald!- le reclamo Jill
-          Ronald?
-          No!
-          Como te llamas
-          Helia como mi mejor amigo
-          Soy Helia- respondió Jill
-          Helia? Quiero ver tu aviso de reclutamiento- Jill se lo entrego- Alexander Di Rousseau? El guerrero Alexander?
-          No sabía que Alexander tuviera un hermano- murmuro Antare
-          Es que el no habla mucho sobre mi- respondió Jill intentando escupir
-          Y entiendo porque- dijo Antare – el chico es un completo lunático
-          Oigan bien caballeros- dijo el capitán a los soldados- gracias a su nuevo amigo Helia, esta noche la pasaran recolectando cada grano de arroz, y mañana comenzara el verdadero entrenamiento

Todos miraron a Jill con ganas de matarla, ella solo pasó saliva al verlos, al parecer estaba en problemas.

A la mañana siguiente Ronald uso al pobre de kyle como despertador, Jill apenas y se pudo levantar estaba adormilada aun cuando Ronald llego con un plato de arroz con un par de huevos y tocino que simulaban una cara.

-          Mira que rico desayuno, y le da gusto verte- dijo Ronald
-          Ya es tarde?- murmuro Jill
-          Nada de charlas, es tu primer día de entrenamiento escucha a tu maestro y nada de pleitos, se amable con todos pero si alguien quiere pelear, tendrás que golpear a ese alguien- dijo Ronald retacándole la boca de comida a Jill
-          Pero  yo no quiero golpear a nadie- se quejo Jill con la boca llena
-          No hables con la boca llena, ahora quiero ver tu expresión de guerra- dijo Ronald viendo a Jill con los cachetes inflados aun de la comida que retenía- ugh no asustas ni a mis pantuflas de conejo- dijo Ronald haciendo una mueca de decepción- vamos asústame!!

Jill gruño derribando a Ronald, este la felicito emocionado y sujeto el cabello de Jill como el día anterior, strom le comunico amablemente a Ronald que era tarde.

-          Como que la tropa ya se fue?- pregunto Ronald
-          Que ya qué?!- exclamo Jill vistiéndose enseguida y salió corriendo

Cuando llego el capitán aun no estaba, y reinaba un alboroto entre el ejército, incluso Jill nuevamente estuvo a punto de ser golpeada por Roxte. Más fue salvada por la llegada del capitán Leonard.

-          Se reunirán rápido y en silencio todas las mañanas, cualquiera que no lo haga, recibirá su castigo- les dijo caminando delante de ellos sosteniendo un arco y llevando en su espalda un carcaj lleno de flechas
-          Huy, me asusta- dijo Roxte en son de burla
-          Roxte- lo llamo Leonard apuntándolo con el arco, todos dieron un paso atrás- gracias por ser voluntario- agrego Leonard disparando la flecha a lo alto de un porte de casi 10 metros de alto- baja la flecha
-          Iré por la flecha niño bonito- gruño Roxte- y eso será muy sencillo
-          Un momento- lo detuvo – parece que te falta algo-agrego sacando un par de pesas atadas a una tira de color negro y se las ato en las muñecas- esto representa disciplina, y esto representa fuerza, necesitan ambas para bajar la flecha- les indicó.

Roxte cayó a mitad del camino, después uno a uno fueron tratando ningún soldado pudo pasar más de la mitad. Y el entrenamiento apenas empezaba. Arquería, Reflejos, Combate cuerpo a cuerpo, guardia, y cargar peso en los hombros eran parte del entrenamiento diario, pronto Jill noto que comparada con los demás su fuerza era muy limitada al ser una chica, incluso el capitán noto esa diferencia en fuerza física, Jill era la peor recluta que tenia, así que opto por enviarla a casa.

Jill se sintió decepcionada de sí misma, y frustrada tomo las riendas del caballo para ir a empacar, pero de repente se le ocurrió algo, vio la flecha en el poste y tomo las pesas atándolas a sus muñecas, toda la noche estuvo tratando de una forma u otra bajarla, hasta que por fin las hizo dar vueltas entre ellas por la parte trasera del poste, y usándolas de apoyo fue trepando lentamente con mucho esfuerzo ya que resbalaba de vez en cuando, todos en el regimiento la observaron , cuando Jill llego arriba tomo la flecha y la arrojo clavándola a los pies del capitán, mirándolo con orgullo de sí misma.

Ahora que tenía otra oportunidad Jill uso su astucia para tratar de sobre llevar las pruebas, el ejercito mejoraba, y al menos a ella ya no la molestaban como antes. Pronto el entrenamiento fue completado.

Solo había algo a lo que Jill no se había acostumbrado, y era a estar llena de tierra y sudor, Ronald trataba de convencerla que no era buena idea darse un baño en esos momentos.

-          Ronald si tanto te preocupa ve a vigilar
-          Si ve a vigilar Ronald, mientras me descubren por culpa de mis tontos hábitos de niña- se quejo Ronald haciendo una voz aguda cubriendo sus ojos con sus orejas.

En ese momento pasaron corriendo tres veloces sombras, cuando Ronald lo noto se dio cuenta que eran Roxte, Saine y Yue.

-          Estamos perdidos! Hay un par de cosas que de seguro van a notar- dijo yendo al pequeño lago donde Jill estaba

Jill estaba aseándose tranquila cuando escucho las voces y risas, se sumergió hasta los ojos en el agua y trato de alejarse usando un lirio para tapar su cara.

-          Hola Helia- lo saludo Roxte nadando a su lado
-          Hola chicos.. no sabía que estaban aquí- dijo Jill nerviosa acercándose a una roca en medio del lago- solo vine a asearme y ya lo hice así que me voy adiós
-          No te vayas- le dijo Saine acercándose a “el” – se que fuimos malos contigo antes así que empecemos de nuevo.. hola soy Saine- dijo tomando la mano de Jill alejándola de la roca en la que se refugiaba, Jill sonrió nerviosa y se acerco de nuevo a la roca, pero se dio cuenta de que había tocado algo suave y ligeramente tibio
-          Yo soy Yue- le dijo el albino amablemente, Jill alejo su mano de su torso mirándolo nerviosa
-          Y yo.. soy Roxte...rey de la roca, y no hay nada que las chicas puedan hacer al respecto- dijo el pelirrojo saliendo del agua y poniéndose de pie en la roca, Jill lo vio de reojo pero de inmediato desvió la mirada, vaya momento de ver a un hombre desnudo completamente de pie en una roca
-          A si? Pues yo creo que Helia y yo podemos contigo- dijo Saine
-          En realidad no quiero hacerle nada- dijo Jill alejándose un poco- Jill tenemos que pelar- insistió Saine
-          No, no tenemos, podríamos solamente... cerrar los ojos y nadar un rato- dijo Jill al ver que Saine iba tras ella
-          Vamos no actúes como chica!- dijo tomando sus brazos- auch! Algo me mordió!- grito Saine de repente
-          Arrg que horrible sabor- se quejo Ronald saliendo del agua
-          Serpiente!!!!- exclamo Saine causando alboroto subiendo a los hombros de Yue. Jill aprovecho que los tres subieron a la roca para escapar de ahí usando a su caballo para cubrirse un poco- el rey de la roca eh?- se quejo Saine pero Roxte lo arrojo al agua de nuevo
-          Estuvo cerca- dijo Jill envolviéndose en la toalla que había dejado en el lomo de su caballo
-          No más que cerca- le reclamo Ronald lavándose los dientes- me debes una
-          No quiero volver a ver a un hombre desnudo- se quejo Jill apenada, no bien acabo de decir esto todo el campamento paso frente a ella en camino a la lagunilla a asearse, eso fue un trauma para ella
-          A mí no me mires, no vuelvo a morder traseros- dijo Ronald indignado

Cuando Jill regresaba a su tienda a descansar, escucho una discusión que Leonard tenia con Antare, ay que según el joven capitán ya habían completado su entrenamiento, pero Antare los creía aun unos inútiles que no resistirían ni un minuto en la guerra.

Ronald también lo escucho, e hizo algo de trampa enviando una carta falsa en la cual ejército del general les solicitaba apoyo.

A la mañana siguiente empacaron sus cosas y partieron rumbo a las montañas para encontrase con el ejército del general. Pero cuando llegaron al sitio el pueblo estaba destruido, se suponía que el ejército los esperaba ahí, sin embargo no había nadie. Revisaron el lugar, percatándose de que el ejército también había sido aniquilado.

El joven capitán dejando de lado el dolor que le había producido haber perdido a su padre, el general, ordeno partir, atravesarían la montaña para llegar a la ciudad Imperial y advertir al emperador, los hunos estaban muy cerca de el.

justo en la parte más alta fueron atacados, rescataron lo mas que pudieron de sus cañones ya que habían incendiado el carruaje, se defendieron como pudieron y se refugiaron entre las rocas, solo les quedaba un cañón, y el enemigo se veía en lo alto de una colina de nieve.

Evangeline vio divertida al pequeño ejército que tenía delante, levanto su espada y con un grito de batalla cabalgo hacia el pequeño ejército seguida de miles de hombres a caballo y armados. Era imposible ganar esa batalla.

Roxte apunto el cañón que quedaba a Evangeline esperando derribar al líder de los hunos, pero fue entonces que Jill lo vio en el reflejo de su espada y tuvo una idea. Tomo el cañón y corrió hacia sus enemigos clavándolo en la nieve, lo apunto hacia un pico nevado, y trato de encenderlo, pero el halcón de Evangeline se lo impidió haciendo que tirara las piedras, al no tener más uso a Ronald para encenderlo ya que Evangeline estaba muy cerca.

El disparo hizo eco en la montaña, Evangeline estaba a menos de un metro de Jill, le había parecido ridícula aquella acción de ese soldado haber fallado por tan poco, pero un ruido la saco de su pequeño trance, cuando volvió la mirada observo como una gran avalancha causada por la nieve que ese cañonazo había soltado se llevaba a sus hombres arrastrando. Furiosa por lo que pasaba blandió su espada contra Jill la cual apenas la pudo esquivar, siendo herida solamente en su costado derecho.

Pronto la avalancha los arrastro a todos, incluso a Jill y al capitán Leonard que había ido a detenerla, Roxte trato de ayudarlos lanzando una flecha con una cuerda atada a ella, pero la cuerda resbalo de las manos del pelirrojo.

Jill traba de guiar a Storm para que la nieve no los arrastrara, cuando la flecha que Roxte había lanzado cayo a su lado, la ato a la montura y la disparo de regreso, cayendo justo en las manos de Roxte, todos en el ejercito tiraron de ella para subir a Jill y al capitán que habían caído por el acantilado ya.

Jill estaba agotada, había visto a la muerte muy de cerca. Leonard le agradeció haberlo salvado y trato de ayudarla a ponerse de pie, fue entonces que se percataron de la herida que ella tenía, se sentía débil, había estado perdiendo sangre pero no se había detenido a pensar en eso, y ahora era casi imposible para Jill mantener la conciencia.

Cuando despertó estaba en una tienda que habían improvisado en la montaña para atenderla, su herida estaba vendada y se incorporo un poco algo mareada, justo en ese momento el capitán entro mirándola con sorpresa, Jill se percato, las vendas cubrían su pecho solamente , no tenía sus ropas y eso dejaba muy a la vista el hecho de que era una mujer. Antare entro de tras de Leonard y la observo con desprecio sacándola de la tienda 

-          Sabía que había algo raro en ti- gruño Antare arrojándola a la nieve, Jill solo se cubrió con la manta que sostenía.- una mujer!- agrego exponiéndola ante el ejercito- serpiente traidora
-          Mi nombre es Jill- respondió está mirando a Leonard que le daba la espalda- lo hice para salvar a mi hermano!
-          Alta traición!- vocifero Antare
-          No era mi intención llegar a tanto
-          La peor de las deshonras!- insistió el enfurecido asistente del emperador
-          Era la única forma- suplico Jill- deben creerme!
-          Capitán- dijo Antare poniéndose al lado de Leonard el cual lucia dolido, este miro a Antare de reojo y se acerco al caballo de Jill, tomando la espada que estaba en su montura, Storm protesto molesto – contrólenlo!- ordeno Antare, Roxte, Yue y Saine trataron de impedir que Leonard dañara a Jill pero Antare los detuvo- ya conocen la ley

Jill miro a Leonard a los ojos y agacho la mirada viendo la nieve, esperando el golpe final, pero lejos de esto Leonard arrojo la espada frente a ella.

-          Te doy vida por vida... he pagado mi deuda- dijo mirándola sin ninguna expresión- vámonos!
-          Pero.. pero usted tiene que...- insistió Antare
-          He dicho... vámonos- dijo Leonard marchándose

Jill se quedo sola en la montaña se había puesto el uniforme de combate de nuevo, tratando de armarse de valor para volver a casa, debería de estar agradecida por seguir viva, sin embargo se sentía decepcionada de si misma. Un grito en las montañas la saco de su trance, cuando se acerco a ver se percato de que varios hunos incluida Evangeline habían sobrevivido a la avalancha.

-          Tu casa esta hacia allá!- le reclamo Ronald al ver que Jill había montado a Storm y se dirigía a la ciudad
-          Tengo que avisarle a Leonard
-          Viste a esos hunos?! Brotaron de la nieve!! Como margaritas!!
-          Estamos juntos en esto o no?- le reclamo Jill
-          See vamos a acabar con unos cuantos hunos!- dijo Ronald subiendo al caballo

En la ciudad, se había preparado un desfile en honor a los héroes de china, pero ninguno en la tropa se sentía bien, ya que la verdadera heroína había sido abandonada en las montañas. Jill llego a su lado colándose en el desfile.

-          Los hunos están a salvo están en la ciudad en la ciudad- le advirtió
-          Jill  no deberías de estar aquí vete a casa- le dijo Leonard sin verla a los ojos
-          Leonard yo los vi en las montañas tienes que creerme
-          Por que he de creerte?
-          Por que otra razón regresaría? Dijiste que confiabas en Helia? Por que Jill es diferente?

Leonard no dijo nada y siguió de largo, Jill lo miro seriamente y vio a Roxte Saine y Yue pasar a su lado, los tres la miraban extrañados.

-          Tengan los ojos abiertos, se que están aquí- dijo alejándose

Trato de conseguir ayuda y a alguien que le creyera sin embargo nadie la escuchaba. El ejército estaba ahora delante del joven emperador. El cual hablaba a su pueblo agradeciéndole a los valientes guerreros que tenía enfrente. Justo cuando Leonard presento ante el emperador la espada de Evangeline un halcón paso entre ellos tomando la espada en sus patas y llevándosela, volando hacia el tejado, donde la dejo caer ahí una figura oculta en las sombras la atrapo poniéndose de pie. En ese momento, los demás hunos aparecieron en escena y tomaron al pequeño emperador y entraron al palacio.

Los soldados usaron una estatua para tratar de abrir la puerta, Jill se acerco a ellos ideando un plan.

-          Soldados! Tengo una idea- les dijo, Yue, Saine y Roxte la siguieron de inmediato

Los tres se despojaron de su armadura por órdenes de Jill, el modo que tenían de entrar sin ser descubiertos era precisamente como mujeres, para lo cual Jill les había conseguido vestidos para ellos. Después de maquillarlos y peinarlos Jill también se cambio de ropa, y tal como habían hecho ara alcanzar la flecha durante el entrenamiento, usarían los velos para subir hasta la parte alta del templo. Leonard les dio alcance acompañándolos mientras subían.

Mientras ellos subían, el pequeño emperador Ewan había sido llevado a una terraza a la vista de todos, miro a la gente ahí reunida tranquilamente sin mostrar siquiera la mínima señal de miedo.

-          Bu!- le dijo Evangeline bajando del techo- cuiden la entrada- le ordeno a sus hombres, quedándose a solas con el pequeño- tu ejercito y tu muralla cayeron y ahora es tu turno... reverénciame- le ordeno con una sonrisa divertida y maligna en sus labios

Cuando por fin habían llegado arriba, Jill les repaso el plan, asegurándose que el emperador estaba justo donde ella había dicho, el ver a los guardias ahí se lo comprobó.

-          Muy bien hay preguntas?
-          Me veo gordo con este vestido?- pregunto Roxte, Jill lo abofeteo

Los 4 salieron delante de los guardias riendo tranquilamente, los guardias las observaron, creyendo que se trataba solo de concubinas del emperador. Cuando bajaron la guardia atacaron, dándole la oportunidad a Leonard de ir a rescatar al emperador.

-          Ya estoy cansada de tu arrogancia!- gruño Evangeline desenfundando su espada de nuevo- Reverénciame!
-          El viento puede soplar fuerte, pero la montaña no lo reverencia- respondió el pequeño de manera tranquila, Evangeline se enfureció
-          Entonces... te arrodillaras en pedazos!!!!!- gruño atacándolo, pero Leonard llego a tiempo para detener el ataque, Leonard entretuvo a Evangeline hasta que los demás se reunieron con el
-          Yue llévate al emperador!- le dijo Jill
-          Lo siento alteza- dijo Yue cargando al pequeño con un solo brazo, uso su velo para deslizarse por una cuerda con adornos que habían dispuesto para la celebración, el cual los llevaría abajo
-          Wiii!!- exclamo Ewan al ir bajando

Evangeline se puso furiosa y se deshizo de Leonard para ir tras el emperador, Roxte y Saine ya estaban abajo solo faltaba Jill, pero esta ultima permaneció ahí cuando Evangeline arrojo al inconsciente Leonard a un lado, Jill pensó rápido y arriesgándose a sí misma tomo la espada de Evangeline que yacía en el suelo y corto con ella la cuerda para que no pudieran seguir al pequeño emperador, Evangeline furiosa tomo la espada y se aproximo a Leonard el cual estaba despertando, lo tomo del cuello.

-          Tú me robaste mi victoria- gruño furiosa, pero Jill le arrojo un zapato a la cabeza
-          NO!- exclamo- yo lo hice- le dijo sujetando  su cabello como si fuera un chico de nuevo
-          El soldado de las montañas- gruño Evangeline yendo tras ella

Recorrió el palacio tratando de idear un plan, el cual se le vino a la cabeza cuando vio la torre de fuegos artificiales, dejando a Ronald a cargo de eso.  Evangeline estaba cerca, Jill trepo a una columna tratando de alejarse de ella, pero Evangeline corto la columna de un solo tajo la cual cayo abriendo un enorme hoyo en la pared. Jill apenas se pudo sostener para incorporarse, el techo estaba cerca sí que salto hacia él.

Evangeline la acorralo, Jill solo tenía un abanico para defenderse.

-          Parece que se te acabaron las ideas – dijo atacándola, pero con un ágil movimiento Jill le quito la espada de sus manos
-          No del todo- sonrió- listo Ronald
-          Estoy listo preciosa- respondió el dragón dejando a la vista un enorme cohete de pólvora, - enciéndeme!- le dijo a kyle dándole un fosforo

Jill derribo a Evangeline y usando su espada para clavarla al techo e inmovilizarla en lo que la mecha se consumía, aquel cohete de pólvora salió volando hacia ella, Ronald se sujeto a la espada para no salir volando junto a Evangeline. Jill lo tomo y salto del techo colgándose de una lámpara para llegar abajo, ya que literalmente el techo del palacio exploto.

Antare salió echando humo en toda la extensión de la palabra, buscando a Jill hecho una furia, solo que esta vez Roxte, Saine, Yue e incluso Leonard la protegieron. Antare estuvo a punto de ser  golpeado de no ser por el emperador los detuvo.

Jill se acerco a el haciendo una reverencia.

-          He oído hablar mucho de tu Jill Di Rousseau, hurtaste la armadura de tu hermano, huiste de casa, suplantaste a un soldado, engañaste a tu oficial al mando, deshonraste al ejercito, y destruiste mi palacio- le dijo en tono de regaño- y... nos has salvado a todos- agrego mirándola agradecido haciendo una reverencia.

Pronto todas las personas en ese lugar la reverenciaron, Jill solo los miro sorprendida

-          Antare, encárgate de que esta mujer sea miembro de mi consejo- dijo el emperador
-          A un miembro- dijo Antare – de qué?!- exclamo al percatarse de las ordenes que le habían sido dadas- pero.. no hay puestos disponibles en el consejo majestad- dijo fingiendo demencia
-          Muy bien- respondió el pequeño- tomaras su puesto- le dijo a Jill mientras indicaba a Antare
-          Qué? El mío?!- exclamo este ultimo desmayándose
-          Con todo respeto majestad- dijo Jill mirando divertida a Antare- creo que ya he pasado mucho lejos de casa
-          Entonces... toma esto- le dijo el pequeño quitándose un medallón con el escudo imperial- para que tu familia sepa lo que has hecho por mi... y esto- dijo dándole la espada de Evangeline que había volado hasta ahí después de la explosión- para que el mundo sepa lo que has hecho por china- dijo el pequeño sonriendo

Jill lo miro agradecida y estrecho al pequeño contra ella , después monto su caballo y ario rumbo a su casa.

Habían pasado meses y no habían tenido noticias, Alexander esperaba lo peor, mientras estaba sentado en la banca de piedra donde había charlado con Jill , una flor de cerezo cayó en su regazo, cuando levanto la mirada, vio a su hermana delante de el.

-          Jill! exclamo a punto de ponerse de pie, pero ella de inmediato se puso de rosillas ante él con la cara al piso
-          Hermano te he traído la espada de Evangeline- dijo dándosela- y el amuleto del emperador... son.. obsequios para honrar a la familia Di Rousseau

Alexander dejo al lado ambas cosas y se puso de rodillas al lado de su hermana abrazándola llorando de felicidad de verla de nuevo, viva y a salvo.

-          El mayor honor y obsequio, es tenerte a ti como hermana- dijo mirándola a los ojos- te extrae tanto
-          Y yo a ti hermano- murmuro Jill abrazándolo

Monse los veía de lejos, aliviada de ver a su hermana de regreso.

-          Trajo a casa una espada-murmuro- debió traer un hombre... o ya de paso dos uno para mí no hubiera estado mal- dijo jugando con una sartén en la mano, ya le daría su lección a su hermanita
-          Disculpe, Jill di Rousseau vive aquí?- le pregunto el capitán Leonard, Monse le señalo donde estaban- de haber sabido hasta yo me enlisto para la próxima guerra- dijo viendo al joven capitán
-          Para que esperar tanto- le dijo Roxte al oído, había estado acompañando a Leonard por el camino

Leonard se aproximo a Alexander y a Jill.

-          Olvidaste tu casco- le dijo dándoselo- bueno en realidad es su casco- le dijo a Alexander – ya que... – no sabía que decir
-          Te gustaría quedarte a cenar?- le pregunto Jill tomando el casco
-          A cenar? será un placer- respondió este, Alexander levanto una ceja sonriendo travieso

Desde el santuario el gran ancestro observaba todo, Ronald se sentó a su lado codeando su brazo.

-          Quien hizo un buen trabajo, a ver quien hizo un buen trabajo- insistió
-          Está bien!!! Puedes volver a ser guardián!- gruño el ancestro


Ronald armo una fiesta en  grande para festejarlo.