Mulan
En el lejano oriente, hace mucho
tiempo, el poderoso imperio chino levanto una muralla para protegerse de sus
enemigos.
La muralla era vigilada por
guardias, una noche atacaron la muralla, el soldado que se encargo de encender
la señal de fuego se topo cara a cara con la líder de los Hunos... Evangeline.
El guardia temeroso se armo de valor y encendió la señal de fuego, después de
esta se encendió otra en la almena vecina y otra y así sucesivamente.
-
Ahora toda china sabe que estas
aquí- dijo el guardia tranquilo
-
Perfecto- sonrió Evangeline
quemando un estandarte con el sello imperial
En el palacio imperial, el
general de las tropas se reunió con el emperador para comunicarle lo sucedido,
el emperador escucho atento las palabras de su general, y ordeno que sus tropas
protegieran a su pueblo.
-
Antare – dijo el joven emperador
Ewan llamando a su consejero – envía avisos de reclutamiento, convoca a las
reservas y reúne a toda la gente posible
-
Disculpe majestad- protesto el
general con respeto- pero creo que mis tropas podrán detenerlos
-
No nos arriesgaremos general, un
grano de arroz puede inclinar la balanza... un hombre podría ser la diferencia
entre la victoria y la derrota.
El general hizo una reverencia
obediente ante el pequeño que le hablaba con tanta sabiduría. Aquel pequeño de
cabello blanco y ojos heterocromaticos hablaba con una madurez no muy propia de
un niño de su edad, sin embargo, ese joven emperador era el líder de toda
china.
En un pueblito lejos de ahí, una
chica de cabello azulino repasaba sus lecciones antes de ser evaluada por una
exigente casamentera, Jill debía demostrar que era digna de brindar honor a su
familia y de encontrar un buen marido para ella.
-
Callada, reservada, graciosa-
repasaba anotando las cualidades de una buena esposa en su antebrazo mientras comía
arroz- educada... delicada... refinada... equilibrada- murmuraba con la boca
llena haciendo pinceladas- puntual!
No bien termino de decir esto un
gallo canto a lo lejos.
-
Es tarde!- exclamo levantándose
de golpe, aun no había alimentado a las gallinas siquiera-Kalisto!, Kalisto!-
llamo a su lobo mascota- Kalis... ahí estas- lo llamo con ternura viendo al
lobo dormido en la cocina tranquilamente- y quien es el lobo más listo del
mundo? Me ayudaras con mis deberes hoy? – le pregunto atándole un saco de
granos de maíz al collar y colocando un hueso en una vara, Kalisto lo vio y
hecho a correr detrás del hueso tratando de alcanzarlo.
Jill se vistió, antes de partir
le llevo el té a su hermano, el cual estaba orando en el santuario donde estaban
los ancestros de la familia.
-
Alexander traigo tu...- lo llamo
pero choco con su hermano tirando la taza, Alexander logro atrapar la tetera
antes de que esta cayera
-
Jill que haces aquí?- le pregunto
al verla
-
Traigo repuesto- dijo Jill
sacando otra taza
-
Jill...Jill...
-
Los doctores dijeron tres tazas
de té en la mañana y tres en la noche... si no, no sanaras completamente
-
Jill ya deberías de estar en la
cuidad, contamos contigo para...
-
Para mantener el honor de la
familia, no te preocupes hermano no los defraudare- dijo marchándose- deséame
suerte
Jill llego a la ciudad montada en
su caballo Storm, su hermana la vio con reproche debido a la tardanza, no le
dio tiempo de explicar nada e inmediatamente la arrojo a una bañera con agua
fría.
-
Esta helada!
-
Estaría caliente si hubieras
llegado a tiempo- le dijo Monse
Varias mujeres se dedicaron a
preparar a Jill dejándola presentable para su visita con la casamentera. Incluso la llenaron de talismanes tratando de
darle buena suerte.
Pero lejos de salir bien, las
cosas salieron pésimas, el grillito de la suerte que le había dado Monse creó
un enorme caos, incluso destruyeron el despacho de la casamentera. E
incendiaron el vestido de esta. Jill trato de apagar el incendio arrojándole el
te encima. Después se alejo algo apenada por lo sucedido.
-
Eres una desgracia!- le reclamo
aquella mujer- podrás parecer una novia pero no brindaras honor a tu familia
nunca!
Jill no dijo nada, regreso a casa
acompañada de su hermana, ni siquiera podía mirar frente a frente a su hermano
de lo avergonzada que estaba. Se adentro en el jardín después de liberar al
pobre animalito que tantos destrozos había causado, pero el solo quería ser
libre no podía culparlo por eso.
Limpio su cara del maquillaje que le habían puesto,
y se había quitado los aretes y el collar y había soltado de nuevo su largo y
azulino cabello. Se sentó en una banca de piedra debajo de un árbol de cerezos
que acaba de florecer en días pasados.
Alexander se aproximo a ella
apoyando en un bastón que usaba cuando aquellas heridas de batallas pasadas no
lo dejaban caminar bien. Jill desvió a mirada jugando con un mechón de cabello,
esperaba un sermón de su hermano.
-
Vaya, pero que hermosos retoños
tenemos este año- dijo tranquilo sentándose a su lado vendo las flores del
árbol, Jill lo miro de reojo- mira ese aun está cerrado- le señalo uno- pero
apuesto que cuando florezca será el más hermoso de todos- le sonrió a su
hermana colocándole una peineta con un narciso.
Jill le sonrió a su hermano, y él
la miraba con ternura y comprensión, tal vez aun era un poco pronto para Jill
eso de tener que ser aprobada por una casamentera. Justo en ese momento y antes
de que los dos dijera algo el tambor del pequeño pueblo comenzó a sonar.
Su hermano salió a ver que sucedía,
Jill quería seguirlo pero Monse se lo impidió, pero le indico un sitio en el
cual podía trepar y ver qué pasaba. Jill así lo hizo y subió a una parte del la
barda, afuera había dos soldados y un hombre que vestía una túnica fina, los
soldados llevaban consigo el estandarte con el escudo imperial.
-
Ciudadanos traigo una proclamación de la ciudad
imperial- dijo el hombre de cabello purpureo - los hunos han invadido china,
por ordenes del emperador un hombre de cada familia deberá enlistarse en el
ejército imperial- agrego sacando un pergamino comenzando a nombrar una a una a
las familias, un miembro varón de cada
una tomaba la orden de reclutamiento.- La Familia Di Rousseau
Jill miro a su hermano salir de casa
caminando sin su bastón, bajo de un salto de la barda y se apresuro a tratar de
detenerlo.
-
Alex no puedes ir!- le suplico- por
favor señor, mi hermano ha peleado antes y aun esta herido de...
-
Silencio!- dijo el sujeto de
cabello purpureo- debería enseñarle a su hermana a no abrir la boca en
presencia de un hombre!- le dijo a Alexander sin siquiera mirarlo de frente
-
Jill ... me estas deshonrando-
murmuro Alexander, Jill sintió un como si un cubetazo de agua fría le hubiera
caído en la espalda. Y se hizo a un lado
-
En el campamento de formación
mañana- le dijo el sujeto dándole la orden de reclutamiento a Alexander
-
Si señor- respondió este
regresando a su casa.
Esa tarde Jill observo a escondidas
a su hermano entrenar con la espada de la familia, pero este simplemente no podía
blandirla por mucho tiempo, las heridas de batallas pasadas aun estaban muy
presentes en el, antes el había sido uno de los mejores soldados del imperio,
sin embargo ahora...
Durante la cena Jill le expuso
sus inquietudes y se mostro en desacuerdo a lo que hacía su hermano.
-
Es un honor proteger a mi país y
a mi familia
-
Así que morirás por tu honor!
-
Se cuales mi lugar!- protesto
Alexander- y es tiempo de que conozcas el tuyo
Jill salió corriendo al jardín
donde permaneció sentada a los pies de el enorme dragón de piedra que protegía
la casa, mirando las sombras que se dibujaban en las ventanas, había comenzado
a llover desde hacía un rato y ahora estaba empapada completamente, vio a sus
hermanos aparentemente discutían o hablaban de algo muy serio, Jill supuso de
que, aunque Monse no hubiera tenido el valor de decírselo en la cara a
Alexander, ella tampoco estaba de acuerdo en que fuera al ejercito.
Jill medito las cosas, tomando
una decisión en el momento que vio la sombra de su hermana llorando y alejándose
de Alexander, mientras este solo apagaba la vela sumiendo la casa en
obscuridad. Jill subió al santuario de los ancestros y encendió incienso, rezo
un momento pidiéndoles que por favor la guiaran en su tarea.
Regreso a la casa silenciosamente
y entro en la habitación de su hermano, tomando el pergamino de reclutamiento y
dejando la peineta en su lugar, le sonrió a su hermano y salió de ahí. Entro en
la sala de la armadura, tomando la espada, suspiro sacándola de su funda, y
armándose de valor corto sus largos mechones azulinos hasta sus hombros,
después se los sujeto en la parte alta
de la cabeza y se vistió con la armadura, salió de ahí entrando en las
caballerizas Storm, su caballo no la reconoció de inmediato, ella tuvo que
calmarlo hablándole en voz baja pero suave, el caballo se calmo al reconocerla,
Jill le coloco las riendas y salió de la casa en camino al campamento.
Monse despertó de golpe al
presentir peligro, fue de inmediato con Alexander para despertarlo.
-
Jill se ha ido! – exclamo
-
Qué?!- exclamó Alexander
poniéndose una bata y levantándose de inmediato, vio la peineta de Jill en el
sitio donde había estado el pergamino, se puso de pie y fue al cuarto de la
armadura, la cual había desaparecido – No – susurro Alexander saliendo a la
entrada principal, y vio las puertas abiertas de par en par- Jill!!- grito al
aire
-
Debemos ir tras ella, podrían
matarla- dijo Monse adelantándose un par de pasos pero Alexander la tomo de la
muñeca
-
Si la descubro ante el
ejercito.... morirá- murmuro Alexander
Monse miro hacia la puerta,
rogándole a los ancestros que por favor cuidaran de su hermana menor.
En la pequeña colina donde estaba
el santuario de los ancestros, los kanjis de la tumba principal brillaron y de
ella salió un venerable ancestro muy serio, observo el pequeño dragón que
sostenía el incienso que Jill había puesto.
-
Ronald, despierta- le ordeno
tranquilamente
El pequeño dragón se rodeo de
humo y cayó al piso rebotando junto a un
pequeño gong.
-
Estoy vivo!!!!- exclamo
levantándose- dime que mortal necesita de mi protección gran ancestro ... solo
tienes que decirlo y partiré
-
Ronald!
-
Y te diré algo, cualquiera que
cometa la tontería de amenazar a nuestra familia se arriesgara a mi
venganzaaaa!!- exclamo el pequeño dragón
-
RONALD!!!- lo reprendió el
ancestro- estos son los guardianes familiares y ellos
-
Protegen a la familia- murmuro
Ronald sin mucho animo
-
Y tú que fuiste degradado qué?
-
Yo... hago sonar el gong-
respondió sin animo
-
Así es, ahora... despierta a los
ancestros- le ordeno el gran ancestro
Ronald suspiro y comenzó a sonar
el gong llamando a los ancestros, pronto cada uno de los antepasados de la
familia habían despertado, discutiendo entre ellos sobre el alocado
comportamiento de Jill, decidiendo que un guardián tenía que hacerla volver. Ronald
se ofreció causando la risa de todos los entes presentes en el lugar.
Después de humillar un poco al
pobre Ronald lo enviaron a despertar al gran dragón de piedra , cosa que de muy
mala gana fue a cumplir el pequeño dragón, pero lejos de despertar
aparentemente el dragón de piedra se hacia el sordo por qué no se movió ni un
milímetro de su lugar. Ronald trepo hasta la cabeza del dragón gritándole a la
oreja y golpeándola con el gong hasta que la rompió. Pronto toda la escultura
estaba hecha pedazos.
-
Oh no van a matarme!- exclamo Ronald
temblando
-
Gran Dragón de piedra... has
despertado ya?- le pregunto el gran ancestro desde el santuario, Ronald tomo la
cabeza de piedra haciéndose pasar por el gran dragón
-
Acabo de despertar... yo ..yo soy
el gran dragón de piedra, buenos días.. yo iré a traer a Jill... mencione ya
que yo soy el gran dragón de piedra
-
Ve, el destino de la familia Di
Rousseau esta en tus garras
-
No se preocupe, no perderé el
rastro- dijo Ronald cayendo hacia atrás, siendo aplastado por la enorme cabeza-
genial y ahora qué? Estoy perdido y todo porque Jillcita decidió jugar a los
soldaditos
En ese momento el pequeño grillo
que Jill había liberado antes se acerco a Ronald haciendo su característico
ruido.
-
Que vaya por ella? Pero qué te
pasa he? Después de este rompecabezas debo traerla con una medalla para poder
volver al templo- se quejo Ronald enfadado- un minuto eso es.. hare de Jill una
heroína y me suplicaran que regrese a trabajar- dijo corriendo a la salida, el
grillo lo siguió- y que te hace pensar?.... eres grillo de la suerte... jaja a
caso me crees un tonto? Como que un perdedor! – dijo discutiendo así se la paso
gran parte del camino.
Lejos de ahí, Evangeline ganaba
terreno con sus hombres, habían destruido y quemado ya varias aldeas en su
camino a la ciudad imperial, incluso había descubierto a dos espías del imperio
en su camino.
-
Buen trabajo señores encontraron
el ejercito uno- se burlo con malicia
-
El emperador te detendrá- dijo
uno de los soldados
-
A mi? El me ha invitado- dijo
fingiendo estar ofendida, y sujeto a uno de los guardias por el cuello- Al
construir la muralla ha retado mi fuerza, y responderé a su desafio... vayan! Y
díganle al emperador que envíe lo mejor de su ejercito, estoy lista- les ordeno
dejándolos huir del lugar- cuantos hombres se necesitan para enviar mi mensaje?-
le pregunto Evangeline a uno de sus arqueros
-
Uno – respondió este lanzando una
flecha matando a uno de los guardias imperiales
A las afueras del campamento de reclutamiento,
Jill ensayaba tratando de parecer un hombre, pero no tenía ni idea de cómo actuar
como uno, su hermano era muy reservado y no conocía a nadie más que a él. Storm
se burlaba de ella al verla fracasar en cada ensayo.
-
A quien quiero engañar, necesitare
de un milagro para entrar al ejercito
-
Escuche que alguien dijo un
milagro!?- pregunto una enorme sombra reflejada en una roca detrás de ella –
quiero oírte decir yo!
-
Yooo!- exclamo Jill ocultándose
-
Con eso me basta
-
Un fantasma- murmuro Jill viendo
de reojo
-
Prepárate Jill tu salvación
dragonaria está aquí, yo he sido enviado por tus ancestros, para guiarte en
esta mascarada! Así que escúchame con atención si el ejército descubre que eres
una chica... tu castigo será la muerte!
-
Quien eres tú?
-
Que quien soy? Que quien soy?!
Soy el guardián de almas perdidas, yo soy el poderoso.. simpático.. el
indestructible Ronald dijo saliendo de detrás de la roca de la que se
proyectaba- que producción eh?- dijo orgulloso de sí mismo, Storm lo aplasto
sin piedad alguna, hasta que Jill lo alejo.
-
Amm mis ancestros enviaron a una
lagartija a ayudarme?- pregunto Jill decepcionada del minúsculo tamaño de esa
criatura
-
Oye! Dragón... dragón!! No
lagartija, yo no ando enseñando la lengua- se quejo Ronald sacando su lengua
bífida como si fuera serpiente
-
Eres tan...
-
Impactante... inspirador?
-
Chiquito
-
Claro, soy de tamaño de bolsillo
para su conveniencia, si viniera en tamaño normal... tu vaca moriría de miedo-
dijo dándole palmaditas a Storm en la nariz, el caballo le tiro una mordida-
échate clarabella!... mis poderes van mas allá de tu imaginación mortal- dijo
colgándose de un bambú cercano- por ejemplo.. mis ojos pueden ver a través de
tu armadura
Jill se apeno y le dio una
bofetada al dragón cubriéndole el pecho.
-
Muy bien se acabo, - protesto
Ronald dramatizando, el pequeño grillo hizo como que tomaba nota- deshonor,
deshonor sobre toda tu familia! Deshonrar a tu... deshonrar a tu vaca!
-
Basta!- dijo Jill estresada-
perdona .. es que..estoy nerviosa nunca haba hecho esto
-
Entonces tendrás que confiar en mí-
le dijo Ronald- y no vuelvas a golpearme me entendiste- Jill asintió,- muy bien, el espectáculo va a empezar, kyle
las maletas- le dijo al grillito- muévete vaca- le dijo a storm pasando a un
lado de el.
Se acercaron al campamento,
Ronald le indico a Jill como debía caminar, pero lejos de parecer natural,
parecía ridículo la manera en que lo hacía, tal parece que Jill sola podía
hacerlo mejor. Observo con atención tratando de parecer natural viendo como
actuaban los demás.
Se acerco a un grupo de un chico
de largo cabello rojo acompañado de otro de cabello negro igual de largo y un
sujeto que les mostraba un tatuaje.
-
Miren, este tatuaje me protegerá
de todo- les presumió el sujeto, el pelirrojo lo derribo de un golpe
-
Espero que te devuelvan tu
dinero- se rio el de cabello negro
-
No creo que pueda hacer eso-
murmuro Jill
-
Es cuestión de actitud, se tosca
como ese sujeto
-
Tú que me vez?!- gruño el sujeto
de cabello rojo
-
Golpéalo creerá que es un saludo-
le dijo Ronald, Jill obedeció dándole un golpe en el hombro el sujeto de
cabello rojo se estrello contra un chico alto, de cabello blanco y ojos
carmesís
-
Mira Roxte, tienes un nuevo
amigo- le dijo el albino pasando su brazo por los hombros de Roxte
-
Bien ahora dale una nalgada eso
les gusta- dijo Ronald sonriendo, Jill le dio una nalgada al pelirrojo de nuevo
-
Voy a golpearte tan fuerte, que a
tus ancestros le darán nauseas!!- la amenazo Roxte
-
Roxte, relájate y canta conmigo-
dijo el albino cantando algo en mantra, Roxte le siguió la corriente al albino
sin mucho animo
-
Bah no vales ni mi tiempo- le
dijo a Jill que ya se alejaba- niño miedoso!
-
Miedoso?! Deja que te enseñe algo
que si te va a dar miedo!!- gruño Ronald cuando Roxte les dio la espalda
Este se dejo llevar por la ira y
se lanzo sobre Jill, pero esta se agacho y el que recibió los golpes fue el
pelinegro de antes.
-
Disculpa Saine- dijo Roxte
buscando a Jill que trataba de huir a gatas de ahí
Roxte tomo a Jill del tobillo
para evitar su huida, pero Saine se lanzo contra ambos, y Roxte y el comenzaron
a golpearse cosa que Jill aprovecho para escapar. La persiguieron por todo el
campamento, incluso derribaron el arroz que se les servía en ese momento de
desayuno a los reclutas.
Pronto todo el campamento estaba
envuelto en la pelea, al menos hasta que el general salió de su tienda
acompañado de capitán de las tropas.
El general se marcho dejando al capitán
a cargo de los nuevos reclutas, además Antare, acompañaba al joven capitán Leonard
ya que el evaluaría al ejercito que debía preparar. Leonard paso saliva y puso
orden deteniendo la pelea.
-
El empezó!- dijeron todos
señalando a Jill que estaba hecha ovillo en el suelo, milagrosamente no había
recibido ningún golpe.
-
No quiero buscapleitos en mi
campamento!
-
Disculpe- murmuro Jill- es decir,
lamento que haya presenciado eso.. pero ya sabe como son esas inquietudes de
hombre, siempre ganas de golpear algo- dijo Jill tratando de actuar natural,
aunque no parecía nada bien
-
Cómo te llamas?- le pregunto
seriamente mirándola de cerca
-
A...yo...- Jill dudo, no había
pensado en ese pequeño detalle
-
Tu oficial al mando te ha hecho
una pregunta- dijo Antare molesto
-
Yo tengo un nombre y.. es un
nombre de varón- dijo Jill dando rodeos
-
Que tal Saine- le sugirió Ronald
-
El se llama Saine- murmuro Jill
indicando al pelinegro que se reía de ella
-
No te pregunte su nombre- dijo el
capitán- te pregunte el tuyo
-
Intenta.. a....chu!
-
Achu- respondió Jill
-
Achu?- el capitán levanto una
ceja
-
Salud!- se rio Ronald-soy tan
gracioso
-
Ronald!- le reclamo Jill
-
Ronald?
-
No!
-
Como te llamas
-
Helia como mi mejor amigo
-
Soy Helia- respondió Jill
-
Helia? Quiero ver tu aviso de
reclutamiento- Jill se lo entrego- Alexander Di Rousseau? El guerrero
Alexander?
-
No sabía que Alexander tuviera un
hermano- murmuro Antare
-
Es que el no habla mucho sobre
mi- respondió Jill intentando escupir
-
Y entiendo porque- dijo Antare –
el chico es un completo lunático
-
Oigan bien caballeros- dijo el
capitán a los soldados- gracias a su nuevo amigo Helia, esta noche la pasaran
recolectando cada grano de arroz, y mañana comenzara el verdadero entrenamiento
Todos miraron a Jill con ganas de
matarla, ella solo pasó saliva al verlos, al parecer estaba en problemas.
A la mañana siguiente Ronald uso
al pobre de kyle como despertador, Jill apenas y se pudo levantar estaba
adormilada aun cuando Ronald llego con un plato de arroz con un par de huevos y
tocino que simulaban una cara.
-
Mira que rico desayuno, y le da
gusto verte- dijo Ronald
-
Ya es tarde?- murmuro Jill
-
Nada de charlas, es tu primer día
de entrenamiento escucha a tu maestro y nada de pleitos, se amable con todos
pero si alguien quiere pelear, tendrás que golpear a ese alguien- dijo Ronald
retacándole la boca de comida a Jill
-
Pero yo no quiero golpear a nadie- se quejo Jill
con la boca llena
-
No hables con la boca llena,
ahora quiero ver tu expresión de guerra- dijo Ronald viendo a Jill con los
cachetes inflados aun de la comida que retenía- ugh no asustas ni a mis
pantuflas de conejo- dijo Ronald haciendo una mueca de decepción- vamos
asústame!!
Jill gruño derribando a Ronald,
este la felicito emocionado y sujeto el cabello de Jill como el día anterior,
strom le comunico amablemente a Ronald que era tarde.
-
Como que la tropa ya se fue?-
pregunto Ronald
-
Que ya qué?!- exclamo Jill
vistiéndose enseguida y salió corriendo
Cuando llego el capitán aun no
estaba, y reinaba un alboroto entre el ejército, incluso Jill nuevamente estuvo
a punto de ser golpeada por Roxte. Más fue salvada por la llegada del capitán
Leonard.
-
Se reunirán rápido y en silencio
todas las mañanas, cualquiera que no lo haga, recibirá su castigo- les dijo
caminando delante de ellos sosteniendo un arco y llevando en su espalda un
carcaj lleno de flechas
-
Huy, me asusta- dijo Roxte en son
de burla
-
Roxte- lo llamo Leonard
apuntándolo con el arco, todos dieron un paso atrás- gracias por ser
voluntario- agrego Leonard disparando la flecha a lo alto de un porte de casi
10 metros de alto- baja la flecha
-
Iré por la flecha niño bonito-
gruño Roxte- y eso será muy sencillo
-
Un momento- lo detuvo – parece
que te falta algo-agrego sacando un par de pesas atadas a una tira de color
negro y se las ato en las muñecas- esto representa disciplina, y esto
representa fuerza, necesitan ambas para bajar la flecha- les indicó.
Roxte cayó a mitad del camino,
después uno a uno fueron tratando ningún soldado pudo pasar más de la mitad. Y
el entrenamiento apenas empezaba. Arquería, Reflejos, Combate cuerpo a cuerpo,
guardia, y cargar peso en los hombros eran parte del entrenamiento diario,
pronto Jill noto que comparada con los demás su fuerza era muy limitada al ser
una chica, incluso el capitán noto esa diferencia en fuerza física, Jill era la
peor recluta que tenia, así que opto por enviarla a casa.
Jill se sintió decepcionada de sí
misma, y frustrada tomo las riendas del caballo para ir a empacar, pero de repente
se le ocurrió algo, vio la flecha en el poste y tomo las pesas atándolas a sus
muñecas, toda la noche estuvo tratando de una forma u otra bajarla, hasta que
por fin las hizo dar vueltas entre ellas por la parte trasera del poste, y
usándolas de apoyo fue trepando lentamente con mucho esfuerzo ya que resbalaba
de vez en cuando, todos en el regimiento la observaron , cuando Jill llego
arriba tomo la flecha y la arrojo clavándola a los pies del capitán, mirándolo
con orgullo de sí misma.
Ahora que tenía otra oportunidad Jill
uso su astucia para tratar de sobre llevar las pruebas, el ejercito mejoraba, y
al menos a ella ya no la molestaban como antes. Pronto el entrenamiento fue
completado.
Solo había algo a lo que Jill no
se había acostumbrado, y era a estar llena de tierra y sudor, Ronald trataba de
convencerla que no era buena idea darse un baño en esos momentos.
-
Ronald si tanto te preocupa ve a
vigilar
-
Si ve a vigilar Ronald, mientras
me descubren por culpa de mis tontos hábitos de niña- se quejo Ronald haciendo
una voz aguda cubriendo sus ojos con sus orejas.
En ese momento pasaron corriendo
tres veloces sombras, cuando Ronald lo noto se dio cuenta que eran Roxte, Saine
y Yue.
-
Estamos perdidos! Hay un par de
cosas que de seguro van a notar- dijo yendo al pequeño lago donde Jill estaba
Jill estaba aseándose tranquila
cuando escucho las voces y risas, se sumergió hasta los ojos en el agua y trato
de alejarse usando un lirio para tapar su cara.
-
Hola Helia- lo saludo Roxte
nadando a su lado
-
Hola chicos.. no sabía que
estaban aquí- dijo Jill nerviosa acercándose a una roca en medio del lago- solo
vine a asearme y ya lo hice así que me voy adiós
-
No te vayas- le dijo Saine
acercándose a “el” – se que fuimos malos contigo antes así que empecemos de
nuevo.. hola soy Saine- dijo tomando la mano de Jill alejándola de la roca en
la que se refugiaba, Jill sonrió nerviosa y se acerco de nuevo a la roca, pero
se dio cuenta de que había tocado algo suave y ligeramente tibio
-
Yo soy Yue- le dijo el albino
amablemente, Jill alejo su mano de su torso mirándolo nerviosa
-
Y yo.. soy Roxte...rey de la
roca, y no hay nada que las chicas puedan hacer al respecto- dijo el pelirrojo
saliendo del agua y poniéndose de pie en la roca, Jill lo vio de reojo pero de
inmediato desvió la mirada, vaya momento de ver a un hombre desnudo
completamente de pie en una roca
-
A si? Pues yo creo que Helia y yo
podemos contigo- dijo Saine
-
En realidad no quiero hacerle
nada- dijo Jill alejándose un poco- Jill tenemos que pelar- insistió Saine
-
No, no tenemos, podríamos
solamente... cerrar los ojos y nadar un rato- dijo Jill al ver que Saine iba
tras ella
-
Vamos no actúes como chica!- dijo
tomando sus brazos- auch! Algo me mordió!- grito Saine de repente
-
Arrg que horrible sabor- se quejo
Ronald saliendo del agua
-
Serpiente!!!!- exclamo Saine
causando alboroto subiendo a los hombros de Yue. Jill aprovecho que los tres
subieron a la roca para escapar de ahí usando a su caballo para cubrirse un
poco- el rey de la roca eh?- se quejo Saine pero Roxte lo arrojo al agua de
nuevo
-
Estuvo cerca- dijo Jill
envolviéndose en la toalla que había dejado en el lomo de su caballo
-
No más que cerca- le reclamo
Ronald lavándose los dientes- me debes una
-
No quiero volver a ver a un
hombre desnudo- se quejo Jill apenada, no bien acabo de decir esto todo el
campamento paso frente a ella en camino a la lagunilla a asearse, eso fue un
trauma para ella
-
A mí no me mires, no vuelvo a
morder traseros- dijo Ronald indignado
Cuando Jill regresaba a su tienda
a descansar, escucho una discusión que Leonard tenia con Antare, ay que según el
joven capitán ya habían completado su entrenamiento, pero Antare los creía aun
unos inútiles que no resistirían ni un minuto en la guerra.
Ronald también lo escucho, e hizo
algo de trampa enviando una carta falsa en la cual ejército del general les
solicitaba apoyo.
A la mañana siguiente empacaron
sus cosas y partieron rumbo a las montañas para encontrase con el ejército del
general. Pero cuando llegaron al sitio el pueblo estaba destruido, se suponía
que el ejército los esperaba ahí, sin embargo no había nadie. Revisaron el
lugar, percatándose de que el ejército también había sido aniquilado.
El joven capitán dejando de lado
el dolor que le había producido haber perdido a su padre, el general, ordeno
partir, atravesarían la montaña para llegar a la ciudad Imperial y advertir al
emperador, los hunos estaban muy cerca de el.
justo en la parte más alta fueron
atacados, rescataron lo mas que pudieron de sus cañones ya que habían
incendiado el carruaje, se defendieron como pudieron y se refugiaron entre las
rocas, solo les quedaba un cañón, y el enemigo se veía en lo alto de una colina
de nieve.
Evangeline vio divertida al
pequeño ejército que tenía delante, levanto su espada y con un grito de batalla
cabalgo hacia el pequeño ejército seguida de miles de hombres a caballo y
armados. Era imposible ganar esa batalla.
Roxte apunto el cañón que quedaba
a Evangeline esperando derribar al líder de los hunos, pero fue entonces que Jill
lo vio en el reflejo de su espada y tuvo una idea. Tomo el cañón y corrió hacia
sus enemigos clavándolo en la nieve, lo apunto hacia un pico nevado, y trato de
encenderlo, pero el halcón de Evangeline se lo impidió haciendo que tirara las
piedras, al no tener más uso a Ronald para encenderlo ya que Evangeline estaba
muy cerca.
El disparo hizo eco en la
montaña, Evangeline estaba a menos de un metro de Jill, le había parecido ridícula
aquella acción de ese soldado haber fallado por tan poco, pero un ruido la saco
de su pequeño trance, cuando volvió la mirada observo como una gran avalancha
causada por la nieve que ese cañonazo había soltado se llevaba a sus hombres
arrastrando. Furiosa por lo que pasaba blandió su espada contra Jill la cual
apenas la pudo esquivar, siendo herida solamente en su costado derecho.
Pronto la avalancha los arrastro
a todos, incluso a Jill y al capitán Leonard que había ido a detenerla, Roxte
trato de ayudarlos lanzando una flecha con una cuerda atada a ella, pero la
cuerda resbalo de las manos del pelirrojo.
Jill traba de guiar a Storm para
que la nieve no los arrastrara, cuando la flecha que Roxte había lanzado cayo a
su lado, la ato a la montura y la disparo de regreso, cayendo justo en las manos
de Roxte, todos en el ejercito tiraron de ella para subir a Jill y al capitán
que habían caído por el acantilado ya.
Jill estaba agotada, había visto
a la muerte muy de cerca. Leonard le agradeció haberlo salvado y trato de
ayudarla a ponerse de pie, fue entonces que se percataron de la herida que ella
tenía, se sentía débil, había estado perdiendo sangre pero no se había detenido
a pensar en eso, y ahora era casi imposible para Jill mantener la conciencia.
Cuando despertó estaba en una
tienda que habían improvisado en la montaña para atenderla, su herida estaba
vendada y se incorporo un poco algo mareada, justo en ese momento el capitán
entro mirándola con sorpresa, Jill se percato, las vendas cubrían su pecho
solamente , no tenía sus ropas y eso dejaba muy a la vista el hecho de que era
una mujer. Antare entro de tras de Leonard y la observo con desprecio sacándola
de la tienda
-
Sabía que había algo raro en ti-
gruño Antare arrojándola a la nieve, Jill solo se cubrió con la manta que
sostenía.- una mujer!- agrego exponiéndola ante el ejercito- serpiente traidora
-
Mi nombre es Jill- respondió está
mirando a Leonard que le daba la espalda- lo hice para salvar a mi hermano!
-
Alta traición!- vocifero Antare
-
No era mi intención llegar a
tanto
-
La peor de las deshonras!-
insistió el enfurecido asistente del emperador
-
Era la única forma- suplico Jill-
deben creerme!
-
Capitán- dijo Antare poniéndose
al lado de Leonard el cual lucia dolido, este miro a Antare de reojo y se
acerco al caballo de Jill, tomando la espada que estaba en su montura, Storm
protesto molesto – contrólenlo!- ordeno Antare, Roxte, Yue y Saine trataron de
impedir que Leonard dañara a Jill pero Antare los detuvo- ya conocen la ley
Jill miro a Leonard a los ojos y
agacho la mirada viendo la nieve, esperando el golpe final, pero lejos de esto Leonard
arrojo la espada frente a ella.
-
Te doy vida por vida... he pagado
mi deuda- dijo mirándola sin ninguna expresión- vámonos!
-
Pero.. pero usted tiene que...-
insistió Antare
-
He dicho... vámonos- dijo Leonard
marchándose
Jill se quedo sola en la montaña
se había puesto el uniforme de combate de nuevo, tratando de armarse de valor
para volver a casa, debería de estar agradecida por seguir viva, sin embargo se
sentía decepcionada de si misma. Un grito en las montañas la saco de su trance,
cuando se acerco a ver se percato de que varios hunos incluida Evangeline
habían sobrevivido a la avalancha.
-
Tu casa esta hacia allá!- le
reclamo Ronald al ver que Jill había montado a Storm y se dirigía a la ciudad
-
Tengo que avisarle a Leonard
-
Viste a esos hunos?! Brotaron de
la nieve!! Como margaritas!!
-
Estamos juntos en esto o no?- le
reclamo Jill
-
See vamos a acabar con unos
cuantos hunos!- dijo Ronald subiendo al caballo
En la ciudad, se había preparado
un desfile en honor a los héroes de china, pero ninguno en la tropa se sentía bien,
ya que la verdadera heroína había sido abandonada en las montañas. Jill llego a
su lado colándose en el desfile.
-
Los hunos están a salvo están en
la ciudad en la ciudad- le advirtió
-
Jill no deberías de estar aquí vete a casa- le
dijo Leonard sin verla a los ojos
-
Leonard yo los vi en las montañas
tienes que creerme
-
Por que he de creerte?
-
Por que otra razón regresaría? Dijiste
que confiabas en Helia? Por que Jill es diferente?
Leonard no dijo nada y siguió de
largo, Jill lo miro seriamente y vio a Roxte Saine y Yue pasar a su lado, los
tres la miraban extrañados.
-
Tengan los ojos abiertos, se que
están aquí- dijo alejándose
Trato de conseguir ayuda y a
alguien que le creyera sin embargo nadie la escuchaba. El ejército estaba ahora
delante del joven emperador. El cual hablaba a su pueblo agradeciéndole a los
valientes guerreros que tenía enfrente. Justo cuando Leonard presento ante el
emperador la espada de Evangeline un halcón paso entre ellos tomando la espada
en sus patas y llevándosela, volando hacia el tejado, donde la dejo caer ahí
una figura oculta en las sombras la atrapo poniéndose de pie. En ese momento,
los demás hunos aparecieron en escena y tomaron al pequeño emperador y entraron
al palacio.
Los soldados usaron una estatua
para tratar de abrir la puerta, Jill se acerco a ellos ideando un plan.
-
Soldados! Tengo una idea- les
dijo, Yue, Saine y Roxte la siguieron de inmediato
Los tres se despojaron de su
armadura por órdenes de Jill, el modo que tenían de entrar sin ser descubiertos
era precisamente como mujeres, para lo cual Jill les había conseguido vestidos
para ellos. Después de maquillarlos y peinarlos Jill también se cambio de ropa,
y tal como habían hecho ara alcanzar la flecha durante el entrenamiento,
usarían los velos para subir hasta la parte alta del templo. Leonard les dio
alcance acompañándolos mientras subían.
Mientras ellos subían, el pequeño
emperador Ewan había sido llevado a una terraza a la vista de todos, miro a la
gente ahí reunida tranquilamente sin mostrar siquiera la mínima señal de miedo.
-
Bu!- le dijo Evangeline bajando
del techo- cuiden la entrada- le ordeno a sus hombres, quedándose a solas con
el pequeño- tu ejercito y tu muralla cayeron y ahora es tu turno...
reverénciame- le ordeno con una sonrisa divertida y maligna en sus labios
Cuando por fin habían llegado
arriba, Jill les repaso el plan, asegurándose que el emperador estaba justo donde
ella había dicho, el ver a los guardias ahí se lo comprobó.
-
Muy bien hay preguntas?
-
Me veo gordo con este vestido?-
pregunto Roxte, Jill lo abofeteo
Los 4 salieron delante de los
guardias riendo tranquilamente, los guardias las observaron, creyendo que se
trataba solo de concubinas del emperador. Cuando bajaron la guardia atacaron,
dándole la oportunidad a Leonard de ir a rescatar al emperador.
-
Ya estoy cansada de tu
arrogancia!- gruño Evangeline desenfundando su espada de nuevo- Reverénciame!
-
El viento puede soplar fuerte,
pero la montaña no lo reverencia- respondió el pequeño de manera tranquila, Evangeline
se enfureció
-
Entonces... te arrodillaras en
pedazos!!!!!- gruño atacándolo, pero Leonard llego a tiempo para detener el
ataque, Leonard entretuvo a Evangeline hasta que los demás se reunieron con el
-
Yue llévate al emperador!- le
dijo Jill
-
Lo siento alteza- dijo Yue
cargando al pequeño con un solo brazo, uso su velo para deslizarse por una
cuerda con adornos que habían dispuesto para la celebración, el cual los
llevaría abajo
-
Wiii!!- exclamo Ewan al ir
bajando
Evangeline se puso furiosa y se
deshizo de Leonard para ir tras el emperador, Roxte y Saine ya estaban abajo
solo faltaba Jill, pero esta ultima permaneció ahí cuando Evangeline arrojo al inconsciente
Leonard a un lado, Jill pensó rápido y arriesgándose a sí misma tomo la espada
de Evangeline que yacía en el suelo y corto con ella la cuerda para que no
pudieran seguir al pequeño emperador, Evangeline furiosa tomo la espada y se aproximo
a Leonard el cual estaba despertando, lo tomo del cuello.
-
Tú me robaste mi victoria- gruño
furiosa, pero Jill le arrojo un zapato a la cabeza
-
NO!- exclamo- yo lo hice- le dijo
sujetando su cabello como si fuera un
chico de nuevo
-
El soldado de las montañas- gruño
Evangeline yendo tras ella
Recorrió el palacio tratando de
idear un plan, el cual se le vino a la cabeza cuando vio la torre de fuegos artificiales,
dejando a Ronald a cargo de eso.
Evangeline estaba cerca, Jill trepo a una columna tratando de alejarse
de ella, pero Evangeline corto la columna de un solo tajo la cual cayo abriendo
un enorme hoyo en la pared. Jill apenas se pudo sostener para incorporarse, el
techo estaba cerca sí que salto hacia él.
Evangeline la acorralo, Jill solo
tenía un abanico para defenderse.
-
Parece que se te acabaron las
ideas – dijo atacándola, pero con un ágil movimiento Jill le quito la espada de
sus manos
-
No del todo- sonrió- listo Ronald
-
Estoy listo preciosa- respondió
el dragón dejando a la vista un enorme cohete de pólvora, - enciéndeme!- le
dijo a kyle dándole un fosforo
Jill derribo a Evangeline y
usando su espada para clavarla al techo e inmovilizarla en lo que la mecha se
consumía, aquel cohete de pólvora salió volando hacia ella, Ronald se sujeto a
la espada para no salir volando junto a Evangeline. Jill lo tomo y salto del
techo colgándose de una lámpara para llegar abajo, ya que literalmente el techo
del palacio exploto.
Antare salió echando humo en toda
la extensión de la palabra, buscando a Jill hecho una furia, solo que esta vez
Roxte, Saine, Yue e incluso Leonard la protegieron. Antare estuvo a punto de
ser golpeado de no ser por el emperador
los detuvo.
Jill se acerco a el haciendo una reverencia.
-
He oído hablar mucho de tu Jill
Di Rousseau, hurtaste la armadura de tu hermano, huiste de casa, suplantaste a
un soldado, engañaste a tu oficial al mando, deshonraste al ejercito, y
destruiste mi palacio- le dijo en tono de regaño- y... nos has salvado a todos-
agrego mirándola agradecido haciendo una reverencia.
Pronto todas las personas en ese
lugar la reverenciaron, Jill solo los miro sorprendida
-
Antare, encárgate de que esta
mujer sea miembro de mi consejo- dijo el emperador
-
A un miembro- dijo Antare – de qué?!-
exclamo al percatarse de las ordenes que le habían sido dadas- pero.. no hay
puestos disponibles en el consejo majestad- dijo fingiendo demencia
-
Muy bien- respondió el pequeño-
tomaras su puesto- le dijo a Jill mientras indicaba a Antare
-
Qué? El mío?!- exclamo este
ultimo desmayándose
-
Con todo respeto majestad- dijo Jill
mirando divertida a Antare- creo que ya he pasado mucho lejos de casa
-
Entonces... toma esto- le dijo el
pequeño quitándose un medallón con el escudo imperial- para que tu familia sepa
lo que has hecho por mi... y esto- dijo dándole la espada de Evangeline que había
volado hasta ahí después de la explosión- para que el mundo sepa lo que has
hecho por china- dijo el pequeño sonriendo
Jill lo miro agradecida y
estrecho al pequeño contra ella , después monto su caballo y ario rumbo a su
casa.
Habían pasado meses y no habían
tenido noticias, Alexander esperaba lo peor, mientras estaba sentado en la
banca de piedra donde había charlado con Jill , una flor de cerezo cayó en su
regazo, cuando levanto la mirada, vio a su hermana delante de el.
-
Jill! exclamo a punto de ponerse
de pie, pero ella de inmediato se puso de rosillas ante él con la cara al piso
-
Hermano te he traído la espada de
Evangeline- dijo dándosela- y el amuleto del emperador... son.. obsequios para honrar
a la familia Di Rousseau
Alexander dejo al lado ambas
cosas y se puso de rodillas al lado de su hermana abrazándola llorando de
felicidad de verla de nuevo, viva y a salvo.
-
El mayor honor y obsequio, es
tenerte a ti como hermana- dijo mirándola a los ojos- te extrae tanto
-
Y yo a ti hermano- murmuro Jill abrazándolo
Monse los veía de lejos, aliviada
de ver a su hermana de regreso.
-
Trajo a casa una espada-murmuro-
debió traer un hombre... o ya de paso dos uno para mí no hubiera estado mal-
dijo jugando con una sartén en la mano, ya le daría su lección a su hermanita
-
Disculpe, Jill di Rousseau vive
aquí?- le pregunto el capitán Leonard, Monse le señalo donde estaban- de haber
sabido hasta yo me enlisto para la próxima guerra- dijo viendo al joven capitán
-
Para que esperar tanto- le dijo
Roxte al oído, había estado acompañando a Leonard por el camino
Leonard se aproximo a Alexander y
a Jill.
-
Olvidaste tu casco- le dijo
dándoselo- bueno en realidad es su casco- le dijo a Alexander – ya que... – no sabía
que decir
-
Te gustaría quedarte a cenar?- le
pregunto Jill tomando el casco
-
A cenar? será un placer-
respondió este, Alexander levanto una ceja sonriendo travieso
Desde el santuario el gran
ancestro observaba todo, Ronald se sentó a su lado codeando su brazo.
-
Quien hizo un buen trabajo, a ver
quien hizo un buen trabajo- insistió
-
Está bien!!! Puedes volver a ser
guardián!- gruño el ancestro
Ronald armo una fiesta en grande para festejarlo.
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