sábado, 20 de abril de 2013

La historia de Yue y Evangeline: Capitulo 5


Capitulo 5: ¿Locura de Amor?

Evangeline se había alejado de ellos tambaleante y débil. No quería ver a Antare nunca más, quería mantenerse alejada de él por siempre y tampoco quería ver a Yue, en alguna parte de su cerebro lo culpaba por la actitud del mesías.

Desapareció de allí con la poca energía que tenía y apareció en una cueva, donde se recostó en el suelo y casi de inmediato cayó dormida.

- Ella me odia y no regresará – dijo Antare a Yue, aun en el mismo lugar donde Evangeline los había dejado – No aceptará mi ayuda tampoco – Las siguientes palabras parecieron salir con dificultad de labios de Antare – Yue… ayúdala.

- No es necesario que me lo pida – Yue sonrió con algo de autosuficiencia – la ayudaré porque quiero.

- ¡Si le haces algo…! – Antare se oía molesto.

- ¿Mas de lo que ya le ha hecho usted? – lo interrumpió Yue con la misma sonrisa, pero esta vez con sus ojos brillando rojos.

Antare no dijo nada y Yue desapareció para buscar a Eva. La encontró en la cueva, dormida.

Suspiró al verla así, su traje roto, heridas en su cuerpo y en un evidente periodo bajo de energía. Si la dejaba así cualquiera podría lastimarla, así que se la llevó a su casa, sin importarle si ella se molestaba al despertar.

Le quitó el traje que llevaba puesto y la bañó, teniéndola aun inconsciente entre sus brazos. Curó sus heridas y le dejó dormida en su cama.

Ella durmió por dos días completos en los que Yue la vigiló y en ocasiones se recostaba junto a ella.

Al amanecer del tercer día Evangeline finalmente despertó sintiéndose mejor y con sus poderes totalmente restaurados. Al abrir los ojos y darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor notó que estaba siendo abrazada. Vio a Yue a su lado, dormido. El demonio no notó lo que pasó hasta que sintió que se estrellaba contra una de las paredes del cuarto.

- ¡Pero… que…! – dijo él al reponerse del golpe.

- ¿¡Que hago aquí y que me hiciste?! – pregunto Evangeline, molesta al notar que estaba desnuda en la cama.

- Estas aquí porque no podía dejarte expuesta en una cueva – dijo con cierta molestia al notar su reacción – Y lo único que hice fue curar tus heridas.

- ¡¿Y para eso tenias que dormir conmigo?! – ella hizo aparecer ropas sobre su cuerpo. Un pantalón de cuero negro, botas hasta casi la rodilla y un top rojo y negro.

- Ah, bueno… eso… - él levantó su mano hasta su nuca y miró hacia otro lado – pensé que podrías tener frío – Yue sonrió seductoramente y la demonio levantó una ceja.

- ¡Me voy!

- ¡No te puedes ir! – Yue la tomó de un brazo impidiendo que se alejara.

- ¿Por qué no?

Yue trato de buscar alguna excusa que la convenciera de quedarse.

- Estás débil – dijo el finalmente.

- No, no lo estoy ¿te lo demuestro? – pregunto la súcubo sonriendo peligrosamente.

- No, gracias. Quizás no ahora, pero lo estarás. No te estabilizaras hasta que termines de crecer. Algo así dijo Antare cuando estabas secuestrada. – A medida que el demonio hablaba se acercaba a ella.

- Aun así…

- Aun así tendrás momentos en los que estarás tan débil como un humano – la interrumpió - ¿Y dónde te quedarás? No tendrás el poder ni para mantener en pie una casa ¿te arriesgarás a dormir en el interior de una cueva?

Evangeline no quería reconocerlo, pero él tenía razón.

- Así como yo te encontré y traje aquí – continuó Yue – puede hacerlo otro también. Así como estuviste a mi merced, que por cierto no te hice nada, – el omitió que la besó mientras dormía – también alguien más puede encontrarte y, créeme Evangeline, no todos los demonios son tan amables como yo, y menos con una hibrida de arcángel.

- Eres un manipulador ¿lo sabías?

- No lo soy, solo digo la verdad – Yue estaba tan cerca de la demonio que casi podían tocarse.

El sonrió de nuevo para ella, dedicándola su sonrisa más seductora.

- Tus encantos me resbalan – dijo ella desafiante, para luego imitar la sonrisa de Yue y decirle - ¿y los míos que te hacen sentir? – apoyó sus manos en el pecho de Yue.

Cuando Evangeline hizo este gesto por primera vez para Yue, a modo de juego para ella, se condenó a si misma a que el demonio frente a ella quisiera hacer lo necesario para retenerla.

- Evangeline – dijo el cerrando los ojos – no juegues con fuego, que te puedes quemar – él la tomó de la cintura.

- No creas que te será tan fácil – dijo ella riendo y apartándose.

El suspiró algo resignado, pero sonriendo dijo:

- Si fuera fácil, no sería divertido.

- Tu confianza me abruma – dijo ella moviendo la cabeza.

- ¿Y? ¿Te quedarás? – preguntó Yue finalmente – Recuerda que tu padre te busca y por el momento eres blanco fácil.

- Está bien – dijo ella, mirándolo de forma seria- me quedaré, pero solo el tiempo suficiente para que pueda crear mi propio hogar y mantenerlo.

El sonrió triunfal.

- No sonrías así, al menos espero tener mi propia habitación.

- ¿Qué no te gusta la mía? Es la más cómoda en todo el palacio.

- Entonces me la cederás y te irás a otra habitación – ella sonrió con inocencia mientras hablaba.

- Pero es mi habitación, y si duermo contigo, podré protegerte mejor.

- ¡Olvídalo amigo! – dijo ella adoptando una actitud seria- Yo no necesito protección, solo un lugar donde quedarme un tiempo, te pagaré recolectando objetos valiosos, armas para ser más exactos, o te daré mi sangre.

- No es necesario… aunque si quieres pagarme puedo pensar en algo mejor que eso.

- ¡Es eso o nada! – dijo ella autoritaria.

Yue suspiró resignado

- Nosotros éramos amigos, Evangeline ¿Por qué me tratas así ahora?- él se notaba serio y algo triste.

Esa actitud sorprendió a la súcubo, quien lo miró y dijo:

- Creo que… - iba a decir que de alguna manera el era el culpable de que Antare la hubiese rechazado, pero en el fondo de su corazón, alma, cerebro o lo que fuera, sabía que no era cierto, y reconoció la verdad – no me gusta lo que tratas de hacer.

- ¿Y que trato de hacer?

Evangeline señaló la cama

- No soy un trofeo Yue.

- Jamás he pensado en ti como un trofeo, Evangeline – dijo él, entendiendo a lo que ella se refería.

- Seré una súcubo pero no soy usable.

- ¿Usable? – el se sorprendió por el término.

- ¡O desechable, como sea, no quiero seguir tocando este tema!- recordando que Antare la había rechazado luego de estar con ella.

Ella desapareció de allí, visitó lugares durante ese día, pero finalmente regresó en la noche, para alivio de Yue, a pesar que él la vigiló durante todo ese tiempo.

- Deja de vigilarme – fue lo primero que ella dijo al llegar y luego se encerró en una de las habitaciones.

Era así todos los días, y en ocasiones ella no llegaba. Ahora que no estaba bajo la tutela de Antare, quien le prohibía casi todo, ella daba rienda suelta a su curiosidad. Además de continuar con sus estudios de lenguas antiguas y entrenamiento en todo tipo de artes marciales. Estudiaba y entrenaba sola, aunque Yue siempre estaba pendiente de sus movimientos, lo que en ocasiones la irritaba.

Casi medio año después que Evangeline fuera a vivir con Yue, tiempo en que no vio a Antare, pero en que el mesías si sabía lo que ella hacía, ella se alimentaba de Yue, pero este no quería alimentarse de ella, ya que sabía cuáles eran los efectos que podía producirle su sangre, y mientras ella no le diera alguna esperanza era mejor no arriesgarse.

Una tarde en que Evangeline entrenaba sola en un paraje montañoso y frío, cubierto parcialmente por la nieve, en el mundo humano, pudo finalmente bloquear su presencia a todo ser que existía en el mundo, esto la hizo reír de felicidad.

Yue al no sentir su presencia se preocupó, y más porque se encontraba en el mundo humano. Creyó que Miguel nuevamente se la había llevado o peor aún, estaba muerta. Comenzó a buscarla frenéticamente, hasta que finalmente decidió ir donde Antare.

- No sé dónde está Evangeline – dijo Yue a modo de saludo.

- Te bloqueó – dijo Antare sin levantar la vista de su libro.

- ¿Cómo lo sabes? ¿La sientes? ¿Sabes dónde está?

- Quizás – él seguía en la misma actitud.

Es que para Antare este no era un problema, siempre sabía dónde estaba su Error, y si estaba en peligro o no. Años antes había puesto en su nuca un sello. Había previsto que ella se marcharía un día y quería estar seguro que siempre estaría bien.

- ¡Maldición sensei! Dime si le pasó algo.

- No quiero – dijo él. En el fondo estaba celoso, no podía negarlo y un momento de sufrimiento para Yue no le parecía tan malo.

El demonio desapareció de allí sin decir nada, hasta que finalmente sintió la presencia de Evangeline, solo que ahora se sentía diferente, débil, casi sin poder. Apareció frente a ella, estaba sentada sobre una roca y se abrazaba a sí misma. Con su poder actual era incapaz de regresar a casa de Yue y tenía frío.

Yue la abrazó de inmediato al verla.

- ¡Oye! – dijo ella a modo de protesta al sentir su abrazo, pero no se apartó, se sentía muy cálido y tenía mucho frío.

- No vuelvas a hacer eso – dijo él – de verdad me preocupé – no la soltaba.

- ¿Me puedes sacar de aquí por favor?

- Es que aquí tengo la ventaja de que puedo abrazarte sin que me rechaces  - dijo Yue sonriendo.

- ¡Idiota! – dijo ella, aunque se sentía bien ser abrazada.

Al llegar al hogar de Yue, este la sentó frente a él, y le dijo:

- Quiero hacerte una propuesta – hizo aparecer un libro que se abrió en una página, mostrando un conjuro y un sello – Hagamos un pacto, este.

- ¿Estás loco? Es un pacto eterno, no lo haré – dijo ella leyendo de que se trataba.

- No necesariamente es eterno, si no se completa el ritual, puede deshacerse.

- Ya… ¿y por qué yo querría hacer un pacto contigo?

- Aun faltan unos meses para que deje de pasarte lo de hoy, de verdad me preocupé por ti, y si hacemos un contrato el sello que nos uniría me permitiría encontrarte a pesar que tu presencia sea bloqueada, o en la mayoría de las veces.

- No estás seguro.

- Cabe la posibilidad de que un poder realmente superior me impida encontrarte, pero espero que eso no pase.

- No ha pasado nada en estos meses Yue ¿Por qué pasaría ahora?

- ¿Quieres correr el riesgo? ¿Y si hoy no te hubiese encontrado en esa montaña? Si tu poder hubiese disminuido un poco más no te habría encontrado. Sabes que te buscan, que a veces eres vulnerable, y sin embargo no te cuidas – las últimas palabras de Yue sonaron a regaño.

- Es que es muy aburrido – dijo ella haciendo puchero – Y ya no creo que me busquen, de verdad…

- Aun así solo serán unos meses.

Evangeline sonrió traviesa.

- ¿Y serás mi sirviente? ¿Mi demonio y harás todo lo que yo te diga?

- Absolutamente – el sonrió también – en “todo” lo que me pidas.

Aunque era evidente que pensaban en cosas distintas.

- Serás mi joven ama – dijo él.

Y es que en realidad ella era joven, apenas contaba con doce años humanos, aunque física y mentalmente aparentara unos diecisiete. Su raza crecía de forma distinta.

Decidieron hacer el contrato sin dudarlo ya más. Se pusieron de pie, uno frente al otro. Yue tomó la muñeca de la demonio para beber de su sangre y hacer el pacto, pero la miró a los ojos y entonces supo que no quería separarse de ella jamás, que no quería ser su sirviente solo por unos meses, lo quería por siempre.

- ¿Aceptas? – preguntó el demonio teniéndola sujeta de la muñeca.

- Acepto – dijo ella sonriendo.

Lo que Yue hizo a continuación lo consideró como una locura, ¿una locura de amor? Sabía que estaba mal, que ella se molestaría e incluso podría llegar a odiarlo, pero si estaban atados el uno al otro tendría más posibilidades de conquistarla, el tiempo lo ayudaría, además ella no tenía por qué saber que diciendo el conjuro al revés, el pacto podía deshacerse. La atrajo hacia él con fuerza para sorpresa de la súcubo, y la besó mordiendo su labio, bebiendo de allí su sangre y compartiendo su fuerza vital a través del beso, eso según el libro lo hacía eterno. Si solo hubiese bebido de la muñeca, solo con las palabras “acabo este pacto por mi decisión” ambos se verían libres. Un círculo de fuego los envolvió marcando el sello del pacto entre los pechos de Evangeline y el dorso de la mano de Yue.

Ella se separó del beso, pero era tarde, ya estaban atados, ella creía que en un pacto sin retorno, eterno, lo miró con furia y…

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