sábado, 20 de abril de 2013

La Historia de Yue y Evangeline: Capitulo 3


Capitulo 3: Vaguedad

Había volado durante horas sin entender el comportamiento de Antare. Todo parecía tan bien entre ambos que ella no entendía lo que había hecho, al punto de haber molestado tanto a Antare, como para que la echara de casa. Quizás todo había sido una mentira después de todo, era lo que ella pensaba ¿Por qué culparla a ella de esa manera por algo que habían hecho ambos?

Se detuvo en lo que parecía ser una vasta planicie rocosa, el cielo estaba gris rojizo. Una serie de relámpagos cruzaban el cielo acompañados del sonido de los truenos, generalmente era así en el inframundo.
Se sentó en una roca y continuó llorando.

- ¿Qué le ocurre a mi bella dama? – escuchó una voz levemente preocupada a su espalda.

Se giró rápidamente y vio a Yue allí.

- ¿Qué haces aquí? – preguntó de manera agresiva limpiando sus lágrimas.

Yue se acercó a ella, mirándola con seriedad.

- No son lágrimas lo que le vienen a ese hermoso rostro.

- ¡Te hice una pregunta! – ella se oía molesta. No podía olvidar las palabras de Antare refiriéndose a Yue, aquello de que lo tenía a él, lo que la indispuso contra el demonio.

- Yo solo te vi y decidí saber que te ocurría, tu energía se notaba inestable – él se acercó mientras hablaba, y le tocó el rostro con su mano.

- ¡No necesito tu preocupación! – le apartó al mano de un golpe.

Al acercarse más Yue notó el aroma de Antare impregnado en cada fibra del ser de la súcubo. En ocasiones ella olía a él, pero jamás como ahora y de inmediato el imagino el motivo. Sus ojos brillaron rojos durante unos segundos.

- Si él te hizo algo yo…

- El no me hizo nada – Evangeline lo apartó bruscamente, interrumpiéndolo – Solo déjame sola.

- ¿Qué harás?

- Eso no es de tu incumbencia, ¡Vete ya!

Yue no quiso seguir preguntando y arriesgándose a que ella se molestara aun más con él, por lo que se marchó y decidió observar desde lejos.

Ella vago de un lugar a otro durante días y en ocasiones notaba la presencia de Yue muy cerca de ella.

En esos días ella había estado reflexionando lo suficiente y había caído en cuenta que quizás lo que le molestaba a Antare era su naturaleza de súcubo. Ella sabía que tenían mala fama. Que seducían hombres y los dejaban, y que la creencia popular era que tenían relaciones con un sin número de hombres para robarles su energía. Era verdad que uno de sus alimentos era ese tipo de energía, pero también era cierto que lo hacían a través de los sueños y las fantasías que creaban en sus mentes, no del contacto físico directo. Tampoco eran fieles, ella lo había escuchado, por lo que quizás el miedo de Antare derivaba de allí. O al menos eso era lo que ella quería creer ya que necesitaba verlo de nuevo.

Luego de unos días Yue se cansó de observarla desde lejos, y decidió acercarse a ella nuevamente.

- ¿Ahora estas dispuesta a hablar?

- No tengo nada de qué hablar – ella estaba sentada en una roca como días antes.

- Evangeline te he observado…

- Lo he notado – interrumpió ella.

Yue suspiró y continuó

- No te has alimentado, no has descansado en días, tampoco has tomado un baño ¿No regresarás a tu casa?

- No tengo casa – su respuesta fue cortante. Mientras hablaba disimuladamente tomo el olor a su brazo. Seguía oliendo a Antare.

Yue notó lo que ella había hecho y sonrió divertido. En realidad esa niña le gustaba.

- Puedes venir a mi casa si lo deseas.

- ¡NO!

- No te hare daño si es lo que te preocupa – él sonrió.

- Como si pudieras – dijo ella en tono burlón, mirándole retadoramente.

- He entrenado contigo Evangeline, sé que puedo vencerte si lo deseo, especialmente si estás en periodo bajo… – Yue quería molestarla un poco – como ahora.

Ella se levantó de la roca y sin ningún aviso se lanzó sobre Yue para atacarlo, este esquivo el ataque por poco, algo sorprendido, no esperaba una respuesta tan rápida de parte de su oponente. Sonrió para sí al pensar en ella como su oponente.

Bloqueó un par de golpes que ella lanzó, y retrocedió unos pasos esquivando otros. La súcubo le lanzó una patada a la cabeza, Yue se agachó. Ella estaba cada vez más molesta, se lanzó de nuevo sobre él, esta vez directo a su cintura con la intención de derribarlo, pero el esquivó de nuevo a la demonio, quien pasó de largo cayendo a un estanque lodoso. Quedó sucia de pies a cabeza.

Al verla ponerse de pie, Yue no pudo evitar reírse. Era como ver a un monstruo de lodo emergiendo del fango.

- No es gracioso – dijo ella molesta.

- Es que no te has visto – comentó Yue ofreciéndole la mano para salir del estanque.

Evangeline iba a rechazarla, pero lo pensó mejor y tomó la mano de Yue, pero no para salir, sino para atraerlo hacia el lodo. Ahora fue su turno de reír al verlo.

Yue no se molestó ya que tuvo la oportunidad de oír su risa nuevamente, una de las cosas que más le gustaban de ella.

Minutos después ambos estaban fuera del estanque lodoso.

- Yue – ella puso cara de niña buena – ahora si aceptaría un baño.

El demonio sonrió y la tomó de la mano haciéndolos aparecer en su casa, directamente en el cuarto de baño.
El lugar era amplio y las paredes eran grisáceas, al igual que la enorme bañera, del tamaño de una piscina pequeña.

Yue comenzó a quitarse la ropa lodosa.

- No esperaras bañarte conmigo ¿verdad? – Evangeline lo miraba cruzada de brazos.

- No pensé que fueras pudorosa.

- No lo soy, pero quiero bañarme sola.

- Ven – Yue la tomó de la mano y la condujo a un rincón desde donde comenzó a caer agua desde una regadera – Así podremos tomar un baño cómodamente – le dedicó una sonrisa seductora.

- ¿Que no me escuchas?

- No querrás que este todo lodoso hasta que termines ¿verdad? – el había terminado de desvestirse.

- A mi no me molesta – ella le sonrió, mientras el agua quitaba el lodo de sus cuerpos.

Yue también le sonrió y comenzó a desvestirla a ella.

- Puedo bañarte si lo deseas.

- No gracias – Evangeline lo hizo desaparecer de allí y se dedicó a terminar de desvestirse y quitarse el lodo.
Minutos después estaba en la bañera donde se relajó por casi media hora. Al salir envuelta en una bata Yue la esperaba al otro lado de la puerta que daba a su habitación, estaba envuelto en una toalla.

- Eres muy cruel ¿sabes? – dijo él.

Dos horas más tarde ambos estaban bañados y vestidos y ella recorría la casa de Yue, amplia y hermosa. Habían terminado nuevamente en la habitación del demonio.

- ¿Quieres comer? – Yue se había abierto su camisa negra y dejó al descubierto su cuello - Porque bebes sangre ¿cierto?

Evangeline miró el cuello de Yue y debió reconocer que tenía hambre, pero ella solo había bebido la sangre de Antare desde hacía años y no estaba segura si beber de alguien más sería correcto.

- Vamos, sé que tienes hambre – él se acercó a la súcubo y puso su cuello casi rozando sus labios.

Finalmente el hambre fue más fuerte y ella clavó sus colmillos en la suave piel casi de manera agresiva, provocando que un gemido saliera de los labios de Yue. El caminó hacia la cama con ella abrazada, mientras la súcubo seguía bebiendo. La obligó a caer con él en la cama, con ella sobre su cuerpo.

La sangre de él era dulce, cerró los ojos disfrutándolo, le pareció incluso mejor que la sangre de Antare.

Finalmente ella dejó de beber y lamió la herida del demonio para cerrarla, el volvió a gemir, pero esta vez no fue de dolor. Evangeline lo miró sorprendida, desde arriba.

- ¿Era necesario que termináramos así? – preguntó ella al notar como estaban.

- La sangre fluye mejor de esta manera – dijo él en tono burlón.

Ella se levantó de encima de él y se recostó a su lado.

- Estoy cansada, dormiré un poco, espero que al menos me dejes dormir sola.

- Si es eso lo que deseas – Yue le besó la mano y la dejó sola en la habitación.

La demonio miró a su alrededor, se desvistió y se acostó. Era cómodo estar allí, pero había tomado una decisión, al día siguiente iría a hablar con Antare y aclararía la situación.

Ella estaba exhausta por lo que se durmió casi de inmediato. Yue entró a la habitación y la observó dormir, depositó un beso en sus labios sin despertarla y se recostó junto a ella, la abrazó y veló su sueño esa noche. Evangeline reaccionó instintivamente abrazando lo que estaba a su lado, sin despertar en toda la noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario