El Demonio y el Collar

El demonio y el collar

Era un dia frio en la mansión Di Rousseau, en mitad de un bosque cerca de Londres, todos en la mansión dormían, las gemelas Aneli y Valeri soñaban con su nueva travesura que harían al despertar. El joven Alexander el hijo mayor disfrutaba de sus pocas horas de paz y descanso antes de su jornada de estudio, a diferencia de su gemela Monserrat, el había decido estudiar en casa, con tutores privados, mientras que ella asistió a la real academia para señoritas a la que solo podían asistir las damas de más alto nivel social de Inglaterra. La hija menor Jill, una pequeña shinigami de corta edad, dormía plácidamente debajo de sus cobijas.

Es en esos momentos de paz y tranquilidad que el mayordomo de  la familia Yue, se hacía cargo de ordenar la mayoría de la mansión, no era mucho esfuerzo, después de todo… el mayordomo conocía perfectamente la mansión desde que se había construido 100 años atrás, debido a que su verdadera naturaleza era la de un demonio al servicio de los di Rousseau debido a un contrato de sangre con Elise, hija de Arthur fundador de la familia.

Yue desempeñaba magníficamente su trabajo, cuando Hannibal y Diana, padres de los niños salían de viaje, él era el que se quedaba a cargo de ellos, Prácticamente el había criado y educado a la pequeña Jill, conocía sus habilidades, y su naturaleza de shinigami. Además de que la pequeña guardaba un impresionante parecido con su bisabuela Elise, su anterior ama.

El sol apenas acariciaba los muros de la mansión por encima de los arboles, el mayordomo como siempre había hecho su trabajo, caminaba por los pasillos, decidió entrar a la sala de música.

Miro con melancolía el piano, y sentándose en el taburete comenzó a tocar una suave y melancólica melodía.

Recordaba su pasado, lo sucedido 100 años atrás cuando había hecho el contrato con Elise, una amable y cálida alma pura, un manjar para un demonio como él. Estuvo al servicio de su familia, obedeciendo sus ordenes, protegiendo a los di Rousseau, incluso cuando llego aquel shinigami del cual Elise se enamoro, Yue permaneció fiel a su juramento, ignorando su naturaleza demoniaca que lo invitaba a atacar al shinigami.

Sus dedos se movían con agilidad sobre el piano, descargando la rabia que sintió al ver como habían matado a sus amos frente a sus ojos, y aquella alma con la que tenía el contrato se desfragmento, quedando encerrada en ese momento en el cuerpo de la pequeña hija recién nacida de Elise. El no había podido hacer nada por su ama, sin embargo se quedo a cargo de la pequeña, como ultima orden de esta.

Esa pequeña se había convertido en la cabeza de familia cuando Arthur murió… y ahora los chicos que estaban a su cuidado, eran los bisnietos de aquella bebe. En uno de ellos estaba el alma de Elise mas marcada que en los demás, bien podía ser Alexander, o bien podía ser la menor de las hijas, la pequeña shinigami.

Dejo de tocar... el sonido aun se escuchaba en la sala de música, miro al piano con expresión vacía, recordando su dolor y rabia.

-       No es normal en Yue  que toque de ese modo- le dijo de repente Jill, la cual estaba de pie en la puerta

-       Pequeña dama... que hace despierta?

-       No podía dormir por alguna razón.. y escuche que tocabas el piano… creí que sería Charle… tu no tocas de manera tan triste; me sorprendí que fuera Yue

-       De verdad cree que fue triste?- le pregunto el mayordomo de manera tierna

-       No lo creo.. lo fue-  respondió la shinigami subiendo al taburete con trabajo, debido a que era más alto que ella- pero… por que Yue  está triste?

Yue miro con ternura a la pequeña,  aquella niña que aparentaba 5 años, tenía realmente un par de meses, durante ese corto tiempo que fue una bebe, prácticamente el la había criado, debido a que Diana y Hannibal salían de viaje muy seguido a causa de los negocios.  Él le había enseñado a la pequeña lo que sabía, al menos de acuerdo a su edad.

-       Pequeña dama todo está bien no se preocupe por un simple mayordomo

-       Me preocupa, porque esa melodía era triste y dolía, Yue me enseño que la música reflejaba el alma del que la tocaba, y esa melodía me dolió mucho en mi pecho, era muy hermosa, jamás había escuchado algo así, pero a la vez triste y dolía

-       Es un muy lindo alago pequeña dama, para un simple mayordomo como yo

-       No eres un simple mayordomo, eres muy especial- murmuro Jill abrazando al mayordomo- eres alguien muy especial para mí, y para esta familia

-       Cierre los ojos- le dijo el mayordomo sonriéndole con ternura

-       Huh?!- murmuro Jill confundida

-        Es una sorpresa

La pequeña lo miro con desconfianza y cerró los ojos

-       Sin trampas pequeña dama- le dijo el mayordomo sacando un pequeño estuche de su bolsillo

 Al abrirlo, extrajo de el un collar con un dije de plata en forma de la clave de sol, y lo coloco en el cuello de la shinigami.

-       Listo ábralos- le dijo sonriendo

La niña obedeció, sintió el metal en su piel y llevo las manos a su cuello, sintiendo el dije en su piel.

-       Es un regalo para mi pequeña dama por tan lindo alago- susurro el mayordomo besando la mano de Jill haciendo una reverencia

-       Un regalo? Para mí?

-       Así es, ese collar es un regalo para mi pequeña dama, ya que la aprecio mucho por ser tan linda y amable- respondió el mayordomo besando la frente de Jill.

 Se  sentó en el taburete de nuevo y toco el piano para la pequeña, la cual lo escucho con atención, mientras lo miraba tocar, se recostó en el taburete recargando la cabeza en las piernas de Yue.

-       Te quiero mucho Yue- susurro Jill cerrando los ojos rindiéndose al sueño

Yue la miro con ternura y cariño, acaricio el fleco de la pequeña, y la cargo en sus brazos para llevarla a dormir a su habitación, aun era muy temprano para que la pequeña estuviera despierta.

Jill durmió sujetando su collar, sin saber que este… meses después la ayudaría a regresar del mundo de los muertos con ayuda de Yue.

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aclaraciones: no todos los personajes que aparecen en esta historia son mios, solamente jill me pertenece

esta es una historia que escribi dedicada a mi hermosa familia Di Rousseau, Chicas las amo